El sofisticado robo de un cargamento de cigarrillos ha puesto en evidencia el agravamiento de la crisis del contrabando de cigarrillos en Chile, exacerbada por la pandemia del coronavirus.

El 17 de julio, varios asaltantes que se movilizaban en 10 vehículos usaron inhibidores de GPS y abrojos para inmovilizar dos camiones que transportaban grandes cargamentos de cigarrillos de Chile Tabacos en Cerrillos, un suburbio al suroeste de Santiago, según información de La Tercera.

Cerca de una veintena de individuos dejaron uno de los dos camiones intacto, pero se llevaron el segundo, junto con el conductor. Posteriormente, cuando las autoridades ubicaron el camión, hallaron al conductor ileso y descubrieron que los asaltantes habían robado 1.071 cajas de cigarrillos, valoradas en poco más de US$390.000. El 23 de julio, aún no había capturas relacionadas con el hecho.

Según cifras recolectadas por la Unidad de Análisis Criminal y Focos Investigativos (SACFI), de Chile, este tipo de delito se ha incrementado en 227 por ciento entre enero y junio de 2020 en comparación con el mismo periodo del año anterior. Este notorio aumento ha sido causado por los asaltos en los suburbios de Maipú y Cerrillos, en Santiago.

Citando esas cifras, la Fiscalía Regional Occidente anunció el 20 de julio la apertura de una nueva línea de investigación sobre este tipo de robos coordinados de cigarrillos.

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Por otro lado, varios decomisos de cigarrillos de contrabando, realizados recientemente por las autoridades, ilustran adónde irán a parar los cigarrillos robados en el atraco a los dos camiones: se ofrecerán para la reventa en mercados ilícitos.

El 29 de junio, las autoridades incautaron 16.200 cartones de cigarrillos de contrabando en Coquimbo, norte de Chile, avaluados en más de US$780.000. Y el 17 de julio, el mismo día del atraco en Cerrillos, la policía interceptó 1.860 cajetillas de contrabando cerca del centro de la ciudad de Santiago.

Según un reciente informe publicado por KANTAR, grupo de investigación contratado por el Observatorio sobre Comercio Ilícito y por British American Tobacco Chile, el mercado de cigarrillos de contrabando en el país creció hasta constituir el 23,3 por ciento del mercado total del país, una participación que se ha sextuplicado desde 2012.

Como sucede en la mayoría de los países latinoamericanos, los cigarrillos ilícitos se importaban principalmente de Paraguay, líder global de la producción tabacalera, aunque una buena parte era de origen surcoreano, según el informe.

Análisis de InSight Crime

El boyante mercado de cigarrillos de contrabando en Chile tiene tres factores de crecimiento: el alto precio de los cigarrillos legales, la existencia de grupos narcotraficantes con infraestructuras bien establecidas que ingresan a esta lucrativa economía criminal y, más recientemente, el cambio de la demanda de los consumidores durante la pandemia del coronavirus.

En primer lugar, Chile impone altos gravámenes, superiores al 50 por ciento, a los cigarrillos importados. Según el informe de KANTAR, la diferencia de precios resultante entre los cigarrillos lícitos e ilícitos, donde los primeros cuestan en promedio dos veces más que los segundos, constituye “la principal motivación de los consumidores para buscar el producto ilegal”.

La pandemia del coronavirus, que ha causado estragos en la economía mundial, también ha afectado la dinámica de la demanda.

“Un aspecto a considerar es que ante la recesión económica que está causado el Covid-19, sectores importantes de la población van a intentar mitigar la pobreza comprando muchos más productos en mercados informales o callejeros, por lo cual se va a disparar el contrabando de todo tipo”, dijo Juan Pablo Toro, director del centro chileno de pensamiento sobre seguridad AthenaLab, en intercambio con InSight Crime.

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Estas dinámicas han llevado a los grupos criminales a diversificar sus operaciones, transportando productos que pueden no ser tan rentables como la droga, pero sí más seguros, añadió Toro.

La apertura del consumidor a los productos ilícitos —89 por ciento de los consumidores entrevistados por KANTAR señalaron que eran conscientes de estar adquiriendo cigarrillos de contrabando— incentiva a los grupos criminales a participar en el negocio con espectaculares atracos como el ocurrido en Cerrillos. La sofisticación de ese ataque indica que los implicados tienen operaciones ilícitas paralelas.

Según Toro, es común que los grupos criminales chilenos usen el tráfico de cigarrillos como un mecanismo de bajo riesgo para tantear el terreno.

“Si el cargamento es interceptado por las autoridades, no pierden tanto dinero como si fueran drogas. Y si el cargamento pasa, no solo ganan algo con los cigarros, sino que también prueban cuán fiable es la ruta para traficar”, escribió Toro.

La pandemia también ha dado alas al contrabando de cigarrillos en lugares como Argentina, donde el cierre de las fábricas llevó al desabastecimiento de cigarrillos legales. Al igual que en Chile, muchos de los cigarrillos ilícitos son traídos de Paraguay, país que en 2016 representó casi el 75 por ciento de los cigarrillos de contrabando hallados en 16 países latinoamericanos, de acuerdo con Foreign Affairs.

Aunque el gobierno chileno expresó su intención de combatir duramente los delitos relacionados con el sector tabacalero, es probable que el mercado de contrabando siga creciendo mientras se mantenga la dinámica de la demanda.

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