Argentina se apresta para salir a votar por su próximo presidente el 27 de octubre y la actual campaña ha dado algunas pistas de cómo los candidatos planean enfrentar la cambiante dinámica criminal en el país.
El segundo de dos debates reunió a los seis candidatos con más posibilidades de ganar para que expusieran y debatieran sus propuestas en seis puntos, entre ellos los de seguridad y corrupción.
Aunque se presentaron los seis aspirantes, la atención se centró en los dos favoritos, el presidente Mauricio Macri, quien se acercó al 32 por ciento de la votación en las elecciones primarias, y en Alberto Fernández, exjefe de gabinete del anterior gobierno, quien se llevó casi el 48 por ciento de los votos, según el conteo oficial.
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Con el país suramericano sumido en una de devastadora crisis económica, los candidatos no han ofrecido muchos detalles sobre la manera como enfrentarán el crimen organizado y la corrupción generalizada. Pero un examen a las plataformas de los dos oponentes y sus declaraciones en público muestran dos visiones contradictorias.
Mauricio Macri: duro contra el crimen
Macri ganó la presidencia en 2015 con una plataforma que hacía gran énfasis en combatir el crimen y la corrupción. En los últimos cuatro años, su gobierno se ha centrado en publicitar sus logros contra el crimen organizado y el narcotráfico.
Durante su mandato, Macri ha invertido recursos en el mejoramiento de la recolección de datos para generar estadísticas sobre el crimen, en un incremento de los operativos de seguridad y en la promoción de importantes leyes anticorrupción.
Bajo la dirección de la ministra de seguridad Patricia Bullrich, Argentina aumentó ampliamente las capturas y decomisos de narcóticos, amplió la participación de los organismos federales de seguridad y estrechó las relaciones de cooperación con aliados internacionales, como Estados Unidos.
La coalición Juntos por el Cambio, de Macri, ha puesto el combate contra “las redes de narcotráfico, la profesionalización de la lucha contra delitos complejos, como el lavado de dinero, el terrorismo y la trata de personas” en el segundo punto de su manifiesto político.
Entre las 14 propuestas específicas, hay una que plantea un nuevo Código Penal con penas más severas para delitos como el narcotráfico, una estrategia más integral para delitos cometidos por menores de edad y endurecimiento de penas para aficionados de fútbol violentos, conocidos como “barras bravas”.
El programa, sin embargo, no especifica cómo contrarrestará el auge en los mercados de consumo de drogas, que parecen no verse afectados por el incremento de los decomisos y arrestos, las denuncias de abusos y de corrupción a manos de los organismos de seguridad, y las acusaciones de corrupción dentro de sus mismas filas.
Durante el debate, Macri dedicó gran parte del tiempo que se le concedió a criticar la pasada administración de Cristina Fernández de Kirchner por lo que, según él, fueron errores en la lucha contra organizaciones narcotraficantes y por facilitar la corrupción entre la clase gobernante.
“Somos distintos a ellos. No hacemos tratos con narcotraficantes. Combatimos las mafias. Redujimos los homicidios. Proponemos la creación de un moderno Código Penal, que aumente las penas para narcotraficantes”, afirmó.
Alberto Fernández: cambio de dirección
Opuesto a las opiniones de Macri en casi todos los aspectos en materia económica, social y política, no sorprende que la coalición Frente de Todos que apoya a Alberto Fernández esté proponiendo cambios amplios a la estrategia de seguridad de Argentina.
La mayoría de las propuestas de su plataforma parecen ser estructurales, incluso hasta el Ministerio de Justicia.
Fernández dice que crearía un Consejo de Seguridad y un Observatorio Independiente de Seguridad Pública para analizar los diferentes problemas de seguridad que afectan al país desde los puntos de vista político, social y judicial. Sin embargo, los detalles de ambas propuestas no se esclarecieron ni durante el debate ni en el papel.
Su programa también propone modernizar la policía federal, para brindar empleo, salud y educación para policías y el personal de los organismos de seguridad, en especial las mujeres.
Pregona, además, la creación de un Programa Federal de Control del Narcotráfico para “establecer una estrategia integral de control y conjuración del tráfico y la comercialización de drogas prohibidas, así como de las violencias y de las economías criminales relacionadas”.
Durante el debate, el exjefe de gabinete del anterior gobierno señaló a la estrategia de seguridad de Macri de penalizar a los consumidores y pequeños traficantes sin mostrar resultados duraderos.
“Es más fácil hablar de políticas de ‘mano dura’, pero el hecho es que la inseguridad tiene relación directa con la desigualdad. Proponemos la creación de un Consejo de Seguridad para que la seguridad sea una política de estado y participe todo el que necesite participar”, afirmó.
Su fórmula vicepresidencial es la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien fue llamada a juicio por cargos de corrupción a comienzos de este año. Pese a ello, Fernández buscó distanciarse de las acusaciones en curso de las administraciones pasadas en las que sirvió y apuntó el dedo a las investigaciones abiertas contra Macri y algunos funcionarios de su gabinete, lo que dio una nota revanchista al debate.
A lo largo de la campaña, Fernández también criticó a la actual administración por el manejo de la lucha contra el crimen organizado y llegó a referirse al debate sobre la posible legalización de la marihuana.
“No tenemos que perseguir a los fumadores de porro. La solución es actuar con sensatez. […] No hablo así de drogas duras o artificiales. Hablo puntualmente de la marihuana”, declaró en entrevista con Página12.