Grupos de seguimiento en Colombia afirman que la cifra de desplazamientos masivos en el país ha aumentado en 2017 a pesar de la terminación del conflicto entre el gobierno y la guerrilla de las FARC, mientras la dinámica del mundo criminal en ascenso en el país crea problemas bien conocidos.

En 2017, ha habido 61 desplazamientos masivos que han afectado a 9.902 personas en Colombia, según cifras citadas en un nuevo informe de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (CODHES), centro de seguimiento al desplazamiento en Colombia.

Las zonas más afectadas son sin excepción territorios claves para el narcotráfico y zonas donde la desmovilización de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) dejó un vacío de poder en el hampa.

El departamento de Chocó, en la parte norte de la costa Pacífica, representa el 34 por ciento de los casos registrados por CODHES; Antioquia, al noroeste, y Nariño, al suroeste, ambos concentran el 16 por ciento de los casos, y Valle del Cauca, en la región pacífica central, suma el 11 por ciento de los casos.

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Las incursiones de los grupos sucesores de los paramilitares, conocidos como Bacrim (acrónimo de “bandas criminales”), fueron la causa más común de los desplazamientos, con 32 por ciento de los casos registrados. Siguen en importancia los enfrentamientos entre el ejército y grupos armados o entre grupos armados rivales, con 28 por ciento. Otros motivos incluyeron amenazas individuales y colectivas, que dieron lugar al 20 por ciento de los desplazamientos, y los homicidios de líderes comunitarios, que motivaron el 9 por ciento de los casos.

Aunque la mayoría de los desplazamientos registrados tenían conexión con grupos armados conocidos, como los Urabeños o la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), un porcentaje importante se atribuyó a grupos armados desconocidos, incluyendo los desplazamientos masivos de más de 1.000 miembros de una comunidad indígena en el norte del departamento del Cauca.

Aunque CODHES no entregó las cifras del mismo periodo de 2016, según el Centro de Monitoreo de Desplazamiento Interno (IDMC, por sus iniciales), en los cinco primeros meses de 2017 hubo por lo menos un incremento de 10 por ciento en los casos de desplazamiento masivo en comparación con el año anterior, mientras que la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios registró un aumento de 16 por ciento entre enero y julio en comparación con 2016.

Hay más de 7 millones de colombianos en situación de desplazamiento interno, lo que pone al país de lejos con el mayor número de habitantes en esta situación en el mundo.

Análisis de InSight Crime

La guerra entre el gobierno colombiano y las FARC fue en el pasado una de las principales causas de desplazamiento, pues en los últimos años representó entre el 35 y el 42 por ciento de los casos, según CODHES. Sin embargo, ahora el conflicto con las FARC ha salido de la ecuación gracias a la desmovilización de la guerrilla en el transcurso de este año. Pero como pusieron en evidencia las cifras de CODHES, en algunas regiones, el fin de las FARC como organización militar en lugar de reducir el desplazamiento lo ha recrudecido.

Con la retirada del grupo guerrillero, otros grupos armados, principalmente el ELN, los Urabeños y redes disidentes de las FARC han buscado sacar provecho instalándose en antiguos territorios de las FARC para tomar el control de estas zonas y de las economías criminales que allí se mueven, lo que ha dado lugar a un conflicto entre las diferentes fuerzas.

Todas las regiones identificadas por CODHES como núcleos de desplazamiento masivo son epicentros de estos nuevos conflictos criminales.

En Chocó, los Urabeños luchan contra el ELN por el control de las rutas de tráfico y la minería ilegal. Antioquia, entre tanto, ha asistido a los conflictos internos y las campañas de expansión de los Urabeños, además de confrontaciones con el ELN. Y en Nariño, un remolino de redes criminales —entre los que se cuentan los Urabeños, el ELN y disidentes de las FARC— se disputan el dominio de los cultivos de coca y los puntos de embarque.

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Sin embargo, aunque el informe de CODHES se centra en los hechos de desplazamiento masivo, el panorama general es más complicado.

Las cifras de IDMC muestran que en el primer semestre de 2017 se desplazó un total de 56.000 personas. De continuar esta tendencia hasta finales del año, el número total de desplazados estaría muy por debajo de los 179.000 registrados en 2016, y constituiría menos de la mitad de los 230.000 casos denunciados en 2012, cuando se iniciaron los diálogos de paz con las FARC.

El aumento de los episodios de desplazamiento masivo en medio de una baja general del desplazamiento es un indicador clave de la dinámica del nuevo hampa en formación, junto con otros, como el aumento de los homicidios de líderes sociales y comunitarios en medio de una tendencia de baja general de las tasas de homicidios.

Estos indicadores ilustran cómo la paz con las FARC puede llevar a caídas en los indicadores de violencia en el país en general, pero a un incremento en los territorios de importancia estratégica para el crimen, debido a la competencia por ocupar el vacío dejado por la guerrilla. La realidad detrás de estas tendencias es un crudo recordatorio de que en un buen número de zonas en conflicto en Colombia, el acuerdo entre el gobierno y las FARC no ha traído paz, sino un nuevo ciclo de conflicto.

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