Un partido relativamente nuevo en México obtuvo una gran victoria en las recientes elecciones, mientras que la fuerza política que había dominado durante un largo tiempo sufrió una aplastante derrota. Este nuevo equilibrio de poderes podría generar cambios radicales en la estrategia del país frente a la lucha contra el crimen organizado, pero es posible que las radicales reformas propuestas no logren eliminar la criminalidad profundamente arraigada.
En las elecciones del 1 de julio, el Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), fundado en el año 2014 y encabezado por el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, ganó el control de varias gobernaciones importantes, así como la administración de la capital, Ciudad de México.
La victoria de MORENA significa un duro golpe para el partido del actual presidente, Enrique Peña Nieto, el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Este partido no logró ganar algunas gobernaciones, perdió un gran poder en el Congreso, y su candidato presidencial, José Antonio Meade, obtuvo menos del 20 por ciento de las votaciones en todo el país.
Un análisis del periódico español El País señala que la derrota del PRI fue particularmente significativa en las zonas más afectadas por los altos niveles de violencia que México ha experimentado durante el período de seis años de Peña Nieto.
Ramiro Hernández, portavoz del PRI, admitió que la derrota que sufrió el partido se debió a su incapacidad para detener la creciente inseguridad y a la pérdida de credibilidad debido a acusaciones de corrupción y vínculos con el crimen organizado.
Análisis de InSight Crime
La pérdida del poder del PRI a nivel local y nacional en México podría generar grandes cambios en la estrategia del país frente a la criminalidad. Que estas políticas sean efectivas es otro tema totalmente diferente.
El estado de Jalisco, base de operaciones de la mayor amenaza del crimen organizado en México, el Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), es un buen ejemplo del rumbo que podrían tomar las cosas.
Jalisco ha sufrido el peso de la creciente violencia e inseguridad que se dieron tras la aparición del CJNG en 2010, después de la muerte o la captura de los líderes de otros poderosos grupos criminales. En años recientes, la estrategia local en la lucha contra el crimen organizado en dicho estado ha reflejado el enfoque militarizado utilizado a nivel nacional, que ha demostrado sus fracasos una y otra vez.
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Si embargo, MORENA no ganó la gobernación de Jalisco. En cambio, dicho estado será gobernado por Enrique Alfaro, del partido Movimiento Ciudadano.
Según algunos informes, Alfaro, actual alcalde de Guadalajara, es investigado por Estados Unidos, por supuestamente tener vínculos con el CJNG y por permitir la expansión del grupo, bajo su conocimiento. Él ha negado vehementemente estas acusaciones, pero, en caso de que sean verdaderas, no auguran nada bueno para el éxito de las políticas de López Obrador en esta crucial área.
Pero más allá de si Alfaro tiene o no vínculos con el crimen organizado, como miembro de un partido político diferente tendrá cierta independencia para decidir si seguirá o no las directrices de López Obrador en materia de política de seguridad. Si bien López Obrador obtuvo bastantes votos en Jalisco, solo superó por un estrecho margen a Ricardo Anaya, del Partido Acción Nacional (PAN), lo que indica que el electorado no creyó completamente sus ambiciosas propuestas para reducir la violencia criminal, como la de conceder amnistía a los narcotraficantes.
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Incluso si López Obrador logra implementar las políticas que ha propuesto, no se sabe si realmente serán efectivas.
Jaime López, consultor de políticas de seguridad y exagente de la policía mexicana, le dijo a InSight Crime que las propuestas de López Obrador se ven muy bien en el papel, pero en la práctica podrían quedarse cortas.
“Hay muchos factores en juego en la crisis de seguridad y en las altas tasas de homicidio en México”, dice López. “No estoy seguro de que él pueda consolidar una sola estrategia o política que ataque la raíz de estos problemas”.
“No creo que López Obrador logre realizar cambios importantes en la lucha de México contra el crimen organizado”, añade. “Estos son problemas estructurales, y requieren más que una buena actitud”.