Un reciente testimonio ante el Senado de Estados Unidos revivió las denuncias de que una empresa venezolana en Nicaragua pudo haber lavado dinero de las FARC, el movimiento guerrillero de Colombia que se encuentra en proceso de desmovilización, lo que plantea una vez más la pregunta acerca de si pudo haber complicidad de gobiernos extranjeros en el lavado del dinero sucio de los guerrilleros.
El 12 de septiembre, Douglas Farah, presidente de la firma de consultoría de seguridad nacional IBI Consultants, testificó ante el Comité del Senado sobre Control Internacional de Narcóticos acerca de los ajustes a los esfuerzos antinarcóticos de Estados Unidos en Colombia.
Entre otras cosas, Farah se refirió en su testimonio a “los elementos clave para la […] infraestructura financiera internacional” de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), organización guerrillera que firmó un histórico acuerdo de paz con el gobierno colombiano en el año 2016.
Específicamente, Farah se refirió a ALBA Petróleos y a Albanisa, dos filiales de la petrolera estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PdVSA), que operan en El Salvador y Nicaragua, respectivamente.
Según Farah, Albanisa es dirigida por el “círculo cercano” del partido nicaragüense actualmente en el poder, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), y del presidente Daniel Ortega, quien ha sido acusado de proporcionar armas y otro tipo de apoyo a las FARC.
Albanisa se creó supuestamente como un “medio de desarrollo social” financiado por PdVSA, que accedió a venderle petróleo a la empresa a precios bajos si sus ganancias eran utilizadas para el desarrollo social. Sin embargo, Farah dijo que “unos US$4 mil millones” fueron “redirigidos hacia la ‘privatización’”, lo que a menudo terminó “apoyando campañas políticas y enriqueciendo a los funcionarios” de Nicaragua.
Según el testimonio de Farah, Albanisa ha experimentado un continuo “crecimiento económico inexplicable e ilógico”, con ” notorias” irregularidades financieras en sus ingresos y gastos.
Según Farah, fuentes de Albanisa que hablaron bajo condición de anonimato dijeron que estas supuestas irregularidades son ganancias obtenidas mediante “lavado de dinero” y un “ciclo de apoyo financiero” que involucra a “funcionarios venezolanos corruptos y a organizaciones narcotraficantes”, entre ellas las FARC.
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El presidente Ortega ha dicho públicamente que Albanisa genera entre US$400 y 500 millones al año. Pero según una declaración de renta de 2009 analizada por Confidencial, un portal nicaragüense de periodismo investigativo, Albanisa vende petróleo crudo y sus derivados a un precio “equivalente a su costo sin ninguna clase de margen de ganancia”.
Según Confidencial, durante los ocho primeros meses de 2009, Albanisa reportó ventas por US$352.941.116, pero el costo reportado de sus ventas fue casi idéntico, US$352.851.677, es decir, una diferencia de poco menos de US$90.000.
“Este tipo de comportamiento económico ilógico se presenta generalmente cuando se está blanqueando dineros ilícitos en los sistemas financieros para justificar su origen”, dijo Farah en su testimonio, añadiendo que los fondos que fluyen a través de Albanisa son “al menos en gran parte de los recursos económicos de las FARC y ahora están siendo lavados en el sistema financiero mundial”.
Además, Farah señaló que hay “creciente evidencia” de que los negocios de Albanisa están cerrando “sistemáticamente”, tras “haber cumplido con su propósito” de lavar dinero.
Farah puso el ejemplo de Nicaragua Airways, operada por Albanisa, que “sólo tuvo vuelos durante cuatro meses, luego de una inversión de varios millones de dólares”. También afirmó que “más de 60 proyectos de Albanisa en Nicaragua han sido dejados de lado durante el año pasado”.
Funcionarios nicaragüenses han exigido una investigación sobre estas presuntas actividades de lavado de dinero de las FARC; por su parte, funcionarios salvadoreños han pedido que Estados Unidos abra una investigación similar.
Análisis de InSight Crime
El reciente testimonio de Farah ha despertado el interés de los medios de comunicación por las denuncias de que altos funcionarios de los gobiernos izquierdistas de Venezuela, Nicaragua y El Salvador ayudaron a las FARC a lavar dinero. Sin embargo, estas sospechas no son necesariamente nuevas. Comenzaron a surgir en 2008, tras el descubrimiento de un computador perteneciente al comandante de las FARC Raúl Reyes, y fueron mencionadas por Farah en un testimonio de 2014 ante la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
Incluso ya en 2009, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC por sus iniciales en inglés), del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, había señalado que la extensa red transnacional de lavado de dinero de las FARC utilizaba varias compañías ubicadas en Venezuela y Costa Rica para administrar los activos de la organización. Y en 2015, la Fiscalía General de Colombia confirmó que a Costa Rica habían llegado dineros blanqueados presuntamente por las FARC.
Farah le dijo a InSight Crime que dos estructuras de lavado de dinero paralelas se establecieron en El Salvador y Nicaragua, aunque en este último país era más difícil identificar dichas estructuras porque “han logrado eliminar documentos y han dificultado el rastreo de los registros públicos”.
“Esencialmente extrapolamos los que vimos en El Salvador: una gran cantidad de dinero que fluía en las empresas y era económicamente ilógica. Vimos lo mismo en Nicaragua”, dijo.
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Como ejemplo de estos flujos ilógicos, Farah señaló a la refinería El Supremo Sueño de Bolívar en Nicaragua, para cuya construcción se contrató a Albanisa en el año 2007, en gran parte con una inversión de US$4,16 mil millones de Venezuela. Farah le dijo a InSight Crime que en el papel parece que la refinería está gastando millones de dólares cada año para refinar petróleo venezolano, pero en realidad no hay “ninguna evidencia de actividad económica”.
“Uno de los indicadores más claros [de actividades ilícitas] es cuando las cosas no tienen sentido desde el punto de vista económico”, le dijo Farah a InSight Crime. “Lo que vimos en Nicaragua fue que esta empresa [Albanisa] de repente acumuló mucho dinero en efectivo y estableció varias empresas de la noche a la mañana, pero el propósito de estas actividades no es generar ganancias, sino lavar dinero. El lavado de dinero no requiere de inversión para obtener beneficios, sólo mover grandes cantidades de dinero a través del sistema”.
Aunque Farah dijo que él no sabe a ciencia cierta si el dinero que fluye a través de estas empresas estaba relacionado con las finanzas de las FARC, señaló que sus fuentes le ayudaron a atar los cabos.
“Hemos tenido muchas conversaciones durante cuatro años con personas directamente involucradas con la creación de estas empresas y que han puesto en movimiento la manera de ingresar y sacar los dineros”, afirmó.
Farah le dijo a InSight Crime que, con base en las estructuras paralelas observadas en El Salvador y Nicaragua, y con la información de personas directamente involucradas, está “bastante seguro” de que Albanisa está directamente vinculada a los flujos financieros ilícitos de las FARC y constituye una “parte significativa” de la empresa criminal internacional de la organización.