Un hombre que compró dos rifles hallados en la escena del tiroteo en el cual murió un agente federal al norte de la frontera de Arizona con México fue sentenciado el miércoles a casi cinco años de prisión. Jaime Avila hijo recibió la sentencia máxima de 57 meses, un periodo contemplado en la gama menor de las directrices federales, por reconocer su papel en una red de contrabando de armas investigada durante un fallido operativo federal conocido como Rápido y Furioso. Lea más en el Nuevo Herald.

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