Las incautaciones de cocaína en la frontera entre Paraguay y Bolivia se han triplicado, lo que permite suponer que el Chaco se ha convertido en un refugio para los narcotraficantes.
Entre los meses de enero y junio, las autoridades de Paraguay incautaron tres toneladas de cocaína en los departamentos fronterizos al noroccidente del país, en los que se asienta la mayor parte del Gran Chaco —una llanura árida y seca, con pocos habitantes—. Entre 2014 y 2018, las incautaciones de cocaína en la región ascendieron a poco más de una tonelada, según datos del Observatorio de Drogas de Paraguay a los que InSight Crime tuvo acceso. En el 2018, en la zona no se hizo ninguna incautación de cocaína.
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El portavoz de la Secretaría Nacional Antidrogas (SENAD) le dijo al medio de noticias boliviano Los Tiempos que el repentino aumento de las incautaciones de drogas en el Chaco solo tiene dos explicaciones: los programas de incautación han mejorado, o se ha incrementado la cantidad de drogas en toda la zona.
La más reciente incautación, de unos 450 kilos de cocaína, se presentó en una remota vivienda en el Chaco. Según el gobierno, las autoridades descubrieron la droga dentro de una avioneta que había aterrizado en una pista clandestina, proveniente de Bolivia.
El piloto, un ciudadano boliviano, estaba al tanto de la operación de tráfico de drogas. Las autoridades afirman que el hombre era ayudado por sus tres hijos, así como por un ciudadano colombiano y otro paraguayo.
La cocaína, que procedía de Perú, iba probablemente dirigida a España. Los ladrillos en los que estaba camuflada la droga estaban marcados con la palabra “Madrid”.
Análisis de InSight Crime
Si bien las incautaciones no son el indicador más adecuado para medir el tráfico de drogas, es probable que los traficantes estén penetrando cada vez más en el agreste monte chaqueño, en donde aviones cargados con cocaína aterrizan en pistas clandestinas.
Paraguay ha estado intensificado los esfuerzos recientemente, pero las autoridades no han podido detener los narcovuelos. El país carece de suficientes radares, por lo que debe recurrir a las alertas de Brasil y Argentina sobre el movimiento de aeronaves en sus fronteras. El gobierno está en proceso de instalar un radar en Concepción, en Paraguay central, pero este no cubriría grandes áreas de la región del Chaco.
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Sin embargo, los aviones cargados con cocaína pueden abastecerse de combustible en el aire, de manera que pueden llegar a casi cualquier parte del monte. La mayor parte de los narcovuelos parten de Bolivia, según dijeron funcionarios de inteligencia que fueron consultados por investigadores de InSight Crime en una reciente visita a la zona.
Las aeronaves están tomando rutas no tradicionales, lo que incluye la zona norte del país, donde se encuentra el monte chaqueño, afirmó uno de los funcionarios.
“Lo que les importa [a los traficantes] es entrar sin ser detectados”, dijo.
Para ellos esto no es difícil, dados los débiles controles aéreos de Paraguay, lo cual incluso puede ser deliberado. Funcionarios gubernamentales y aeronáuticos corruptos han estado implicados en esquemas de narcovuelos, e incluso han sido atrapados comprando sus propios aviones. Durante algún tiempo, varias avionetas cargadas con cocaína han utilizado el pequeño aeropuerto de la ciudad de Juan Pedro Caballero, cerca de Brasil, como plataforma de lanzamiento.
El titular de la SENAD, Arnaldo Giuzzio, ha admitido que el país no tiene control de su espacio aéreo, y tras ser consultado por InSight Crime dijo que los traficantes usan al país “como un trampolín o puente para llegar al mercado brasileño”. O, como lo indica la más reciente redada, para llegar a Europa.