Las fuerzas de seguridad españolas han interceptado un barco tripulado por europeos que llevaba drogas desde el Caribe hacia España, en otra señal de que las organizaciones criminales europeas están moviéndose hacia arriba en la cadena del tráfico de cocaína.
La policía interceptó el barco cerca a las islas Azores, incautando aproximadamente 800 kilos de cocaína y arrestando a 4 personas, dos estonios, un serbio y un español (vea el video de la redada aquí).
Tras la interceptación, 11 personas más fueron detenidas en el sur de España en relación con la operación.
La operación para desmantelar el tráfico de cocaína comenzó varios años antes, informó El Universal. Las autoridades rastrearon a tres sospechosos y al barco desde la isla española de Tenerife hacia Granada en el Caribe. Desde Granada, los sospechosos hicieron varios viajes a Venezuela, al parecer para negociar la compra de drogas.
Análisis de InSight Crime
Los traficantes capturados estaban siguiendo un camino muy utilizado para los cargamentos de drogas -la Península Ibérica es y ha sido desde hace algunos años el principal portal para las drogas que entran a Europa y las islas españolas se utilizan como convenientes puntos de descarga-.
No obstante, es significativo que los transportadores fueran ellos mismos europeos. En los últimos años ha habido cada vez más indicios de que grupos criminales de Europa ya no se contentan con recibir cargamentos en Europa de sus contrapartes latinoamericanas, y ahora están estableciendo sus propias redes más cerca de la fuente.
Grupos de Europa del Este han estado a la vanguardia de esta migración criminal. Además de los europeos del este detenidos en relación con las últimas incautaciones, hubo un caso de una red de tráfico con vínculos con Polonia, Ucrania y Lituania que fue desmantelada en Ecuador, y otro de una red serbocroata encabezada por Darco Saric, quien movió cocaína desde Argentina hasta Europa.
Esto es apoyado por el último informe de tráfico de drogas de la agencia policial europea Europol, que destacó tanto el aumento en el uso de europeos para el transporte de la cocaína como la creciente presencia de los grupos europeos del crimen organizado en Latinoamérica, en particular los europeos del Este y los grupos de la mafia italiana.