Un operativo reciente en el norte de Brasil ha puesto el foco en el tráfico de diamantes extraídos ilegalmente en el país, que muchas veces pasa desapercibido, pero las autoridades apenas están arañando la superficie de esta economía criminal en rápido crecimiento.
A finales de septiembre, las autoridades brasileñas lanzaron un megaoperativo con el fin de contener la minería ilegal de diamantes en la reserva indígena Roosevelt, entre los estados de Rondônia y Mato Grosso, al norte de Brasil, según información de Globo.
La policía federal realizó redadas en ocho estados, con el objetivo de capturar a mineros ilegales, intermediarios avaluadores de diamantes, empresas vendedoras e incluso residentes indígenas que colaboraban con los mineros.
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No se trató de un hecho aislado. Según Globo, la investigación sobre la red de tráfico de diamantes inició en 2018, luego de que la policía local capturó a tres personas que contrabandeaban diamantes de la reserva. En los dos años siguientes, develó una red criminal transnacional que, según estimaciones, movía alrededor de US$20 millones mensuales en el producto de la minería ilegal, lo que equivalía a más de US$200 millones anuales. Los diamantes se vendían en joyerías, tanto a nivel local, en São Paulo, como en el exterior, en países como Francia, Suiza e Italia.
La policía federal de Brasil hizo un avance importante cuando en mayo de 2019 interceptó una conversación telefónica entre dos mineros, conocidos localmente como “garimpeiros”, que revelaron algunos de los tejemanejes de la multimillonaria red. En un segmento de la conversación, los mineros hablaban de la venta de ciertos diamantes por US$5 millones en Suiza, como lo informó G1 Globo, que tuvo acceso a la transcripción de la interceptación.
Análisis de InSight Crime
Aunque la minería ilegal de oro en Brasil ha sido documentada ampliamente, la extracción de diamantes ha recibido menos atención, lo cual suscita interrogantes sobre la capacidad del país para controlar esta economía criminal.
La reserva indígena Roosevelt tiene uno de los depósitos de diamantes más grandes del mundo y atrae mineros desde 1999, cuando se descubrieron allí las primeras gemas. La actual legislación no permite la minería en territorios indígenas, pero el presidente Jair Bolsonaro se comprometió a legalizar la minería comercial en esas tierras, lo que seguramente llevará a un incremento importante de las actividades mineras.
Según la Empresa de Investigación de Recursos Minerales (Companhia de Pesquisa de Recursos Minerais, CPRM), la mina Lajes, la más grande de la reserva Roosevelt, podría producir un 1 millón de kilates de diamantes por año, valorados en más de US$200 millones.
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En años recientes, la industria de extracción de diamantes en Brasil ha experimentado un crecimiento importante. Según datos del Esquema de certificación del proceso de Kimberley (Kimberley Process Certification Scheme), el país suramericano produjo 31.800 kilates de diamantes en 2015, por un valor de US$1,4 millones, lo que comparado con los 250.940 kilates de 2018, valorados en US$54,9 millones, representa un incremento de 689 por ciento.
Pero dicha expansión está causando un daño ambiental generalizado en el Amazonas brasileño. La deforestación por minería ilegal subió 80 por ciento en los primeros cuatro meses de este año en comparación con el mismo periodo de 2019, según información de Greenpeace.
Actualmente hay más de 450 puntos de minería ilegal en el Amazonas brasileño, según la investigación de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada.
En un momento en que más y más grupos criminales buscan beneficiarse de las vastas y en su mayoría subexplotadas reservas de diamantes en Brasil, el país corre el riesgo de verse arrastrado al tráfico de “diamantes de sangre”, como sucedió con sus vecinos de Venezuela y Guyana.