Un tribunal de Argentina ha tomado el control del registro de un jugador de fútbol mientras investiga si los fondos de cualquier transferencia futura estaban destinados a un grupo de narcotraficantes; un caso que sugiere que los grupos criminales tienen una participación importante en los derechos deportivos del país.

Según La Nación, el registro de Ángel Correa -un joven delantero del equipo de San Lorenzo de Buenos Aires- está siendo investigado bajo la sospecha de que es propiedad, o es en parte propiedad, del grupo criminal argentino llamado los “los Monos”.

El propio Correa también está bajo investigación por presuntos vínculos con el grupo, después de que se interceptaran llamadas telefónicas en las que tanto él como su agente fueron escuchados aparentemente negociando un acuerdo con el líder del grupo, Ramón Machuca, alias “Monchi”, informó Clarín.

Correa es uno de los 120 jugadores de fútbol cuyos derechos están siendo investigados por presuntos vínculos con el mismo grupo, señaló La Nación. Según La Capital, el club posee el 60 por ciento de los derechos del jugador -uno de los mejores prospectos en el fútbol argentino después de hacer su debut en la temporada 2012-2013- pero hasta el 35 por ciento de la cuota restante es propiedad de la familia Cantero, la cual maneja el grupo criminal.

Según La Nación, Correa creció en la misma zona que los Cantero; presuntamente la familia de Correa habría recibido ayuda financiera de los Cantero con la condición de que la familia criminal recibiría algunos de los fondos de cualquier transferencia futura.

Análisis de InSight Crime

La corrupción y el crimen organizado en el fútbol argentino es un problema significativo. Una importante investigación sobre lavado de dinero a principios de este año incluyó redadas de las principales instituciones financieras, las investigaciones de los funcionarios de los grandes clubes y diez arrestos. Criminales organizados al parecer han aprovechado las grandes sumas de dinero que cambian de manos, el potencial para el lavado de dinero y el hecho de que a los terceros se les permita poseer el registro de los jugadores individuales -algo ilegal en muchas ligas europeas-.

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La criminalidad en el fútbol argentino también se extiende a los aficionados, con los grupos de hinchas organizados, conocidos como “barras bravas”, manejando los esquemas de tiquetes y estacionamiento, vendiendo mercancías y traficando drogas en los partidos; así como la presunta toma de una parte de los sueldos y pagos de las transferencias de los jugadores.

La participación del crimen organizado en el fútbol latinoamericano tiene una larga tradición. En 2011, el líder de un “cartel del fútbol” que lavaba dinero a través del club Santa Fe, de Bogotá, fue detenido en Argentina. A principios de este año, 22 miembros del equipo nacional de fútbol de El Salvador se vieron implicados en un escándalo de arreglo de partidos.

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