Unos agentes de policía en una salida de patrullaje en Guatemala fueron atacados cuando investigaban a algunos de sus colegas por el presunto cobro de pagos de extorsión a pandilleros locales, lo que pone de relieve el alcance de la extorsión en el país centroamericano.
El enfrentamiento a tiros dejó heridos a cinco agentes de la Policía Nacional Civil (PNC), y una patrulla y una motocicleta en llamas. El intercambio de disparos ocurrió en la comunidad de El Amparo justo al norte de Ciudad de Guatemala, según anunciaron las autoridades el 22 de noviembre.
En conjunto con la Fiscalía General de Guatemala, las autoridades seguían la pista a una denuncia según la cual miembros de un escuadrón élite de la estación 14 de la PNC extorsionaban a pandilleros de la zona. Al llegar a la escena, los agentes corruptos abrieron fuego contra sus compañeros en un intento de escapar, aunque fueron finalmente capturados.
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La evidencia en la investigación abierta indica que la red de extorsión que las autoridades intentaban desbaratar podría estar dirigida por comandantes de la policía, en lugar de implicar solo a un par de agentes renegados, según un investigador que trabaja con el Ministerio Público y un exagente de inteligencia anticorrupción que habló con InSight Crime a condición de que se mantuviera su anonimato.
El vocero de la PNC Jorge Aguilar declaró que la institución “no tolerará ningún acto de corrupción dentro de sus filas”, según informó Prensa Libre.
Análisis de InSight Crime
Policías corruptos que abren fuego contra sus contrapartes es una extraordinaria muestra del grado al que el negocio de la extorsión ha corrompido la fuerza.
El enfrentamiento armado ocurre en medio de una agudización de la extorsión. Entre enero y octubre de 2019, las autoridades en Guatemala registraron 13.203 casos de extorsión, un incremento de 32 por ciento desde los 9.939 casos registrados en todo 2018, según una investigación de Prensa Libre.
(Gráfico cortesía de Prensa Libre)
Más aún, una exhaustiva investigación realizada en 2018 por InSight Crime y la Iniciativa Global contra el crimen organizado transnacional halló que los extorsionistas de Guatemala tienen ganancias de alrededor de US$61 millones anuales. La extorsión abunda especialmente en la capital. Con mayor frecuencia, son poderosas pandillas, como la Mara Salvatrucha (MS13) y Barrio 18, las que atacan todo desde el sistema de transporte hasta a pequeños comerciantes, pero en ocasiones también ha habido agentes de policía activos que han manejado estructuras extorsivas.
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El temor generalizado infundido entre los miembros de la comunidad por el desenfreno de esta actividad criminal también ha dejado espacio al accionar de grupos de suplantadores, que se hacen pasar por pandilleros para extorsionar y atemorizar aún más a sus víctimas. El exministro del interior de Guatemala, Francisco Rivera, declaró a investigadores de InSight Crime el año pasado que cree que uno de cuatro intentos de extorsión es obra de suplantadores.
La extorsión está bien establecida como un mecanismo importante de las pandillas callejeras para imponer el control territorial. Al mismo tiempo, las autoridades han enfrentado dificultades para mantener a raya la extorsión. De los 23.142 casos de extorsión registrados en los dos últimos años, menos del 10 por ciento le valieron una pena de cárcel al presunto perpetrador, según señaló Prensa Libre.