Un fallo judicial emitido en julio llamó la atención sobre la consideración especial que concede el sistema judicial en Argentina a sectores vulnerables de la sociedad, como la comunidad transgénero, y a las vías que llevan a sus integrantes a participar en el crimen organizado.

Un tribunal federal de Argentina absolvió a 18 mujeres transgénero, y al esposo de una de ellas, por cargos de narcotráfico. La jueza determinó que las mujeres, quienes fueron trabajadoras sexuales, se vieron abocadas a comercializar drogas en 2013, y argumentó que la precariedad de su situación como integrantes de la comunidad LGBTQI+ contribuyó a su participación en actividades de expendio de narcóticos y que no constituían una organización criminal.

Un buen número de las indiciadas son peruanas, la mayoría con VIH y muchas de ellas consumidoras frecuentes de cocaína, afectadas además por una serie de graves problemas de salud. En esas condiciones, la jueza Sabrina Namer dictó que su participación en el expendio de estupefacientes era de esperarse, pues el «contacto con esas sustancias y su consumo estaba absolutamente ligado a la forma en que ejercen la prostitución».

Namer también criticó directamente a fiscales, peritos forenses e incluso a los abogados defensores por referirse a las mujeres como «varones travestidos» a lo largo del caso. Su fallo también señaló que Argentina tiene un precedente de fallos severos contra personas transgénero por delitos relacionados con drogas.

Este no es el primer fallo de narcotráfico en el país que adopta una perspectiva de género. En 2020, una sentencia del Juzgado Segundo Federal Criminal y Correccional de San Martín cobijó con arresto domiciliario a una mujer acusada de narcotráfico. El fallo argumentó que la mujer, cabeza de hogar, presentaba una situación de especial vulnerabilidad y resaltó el efecto de las medidas de reclusión en las mujeres y sus familias.

Además de eso, en 2021, un juez exoneró a una mujer de 63 años acusada de narcotráfico, aduciendo que había incurrido en el delito para pagar una cirugía que su hijo necesitaba, por considerar que su situación era muy delicada.

InSight Crime habló con Sabrina Namer, la jueza que emitió el fallo reciente, para discutir la manera como el sistema judicial en Argentina ha comenzado a tratar aspectos relacionados con el género.

InSight Crime (IC) ¿De dónde surge la iniciativa de incluir una perspectiva de género en las decisiones judiciales?

Sabrina Namer (SN): Argentina tiene lo que se conoce como Ley Micaela, que es un caso de violencia de género, un femicidio, que puso en evidencia la necesidad de que todos los funcionarios nos formemos en cuestiones de género. Es una política estatal que los funcionarios y sobre todo los funcionarios judiciales, adoptemos esta perspectiva a la hora de juzgar. Y esto en términos generales, más allá de las inquietudes o el interés que uno pueda tener en términos particulares sobre la temática.

En particular hay un desarrollo de una formación de perspectiva de género que ya venimos teniendo principalmente en las cuestiones del crimen organizado en distintos aspectos. Sin embargo, a veces mi temor es el mal uso, o el abuso, de las cuestiones de género. Si bien esta sentencia estuvo basada en la cuestión de género porque el caso creo que lo ameritaba, soy muy cuidadosa en que no se banalice la aplicación de la cuestión de género en cuestiones que no son realmente de género. Entonces, creo que también es una responsabilidad el usar bien esta perspectiva.

IC: ¿El enfoque de género es transversal a todos los casos?

SN: En realidad, más que en casos de drogas, creo que lo importante saber que no todos son iguales. Lo que yo estoy viendo es que hay muchos casos de droga, o que involucran cuestiones de droga, y que son atravesados por cuestiones de género. En este caso en particular, la cuestión de género estaba en la discriminación y la falta de oportunidades de mujeres que eligieron esa condición de género y fueron excluidas. Se les privó de posibilidades que hubiesen tenido de haber sido hombres y todas lo dijeron claramente, porque tenían una formación profesional, una formación en oficio. Entonces, en este caso en particular, hay un tema de discriminación y la necesidad de hablar frente a la situación de vulnerabilidad, teniendo en cuenta también la falta de violencia del delito de narcomenudeo en el contexto de la prostitución.

Pero de la misma manera, hay otros casos donde no. Ayer sacamos una sentencia condenando a prisión perpetua a una abogada que fue autora del homicidio de dos clientes que habían sido integrantes de un cartel mexicano de drogas y que fue contratada por una mujer que lidera ese cartel. En este caso, el rol de la mujer dentro de las organizaciones delictivas era totalmente distinto, con lo cual acá la cuestión de género no significó nada y significó sí que hay casos en los cuales las mujeres son líderes, al igual que los hombres, de organizaciones de drogas.

Y después lo que nosotros vemos que también puede ser para un abordaje distinto es las mujeres que reconocen los hechos y se hacen cargo de los hechos de los varones. Tenemos muchos juicios abreviados o soluciones consensuadas, donde las mujeres quedan presas, o se quedan en prisión domiciliaria porque tienen hijos, y los varones desaparecen. Entonces las mujeres ocultando a los varones, pero también son víctimas de violencia. Son situaciones también de desigualdad estructural que hacen que elijan hacerse cargo del hecho e ir presas ellas en determinados contextos para salvar al varón.

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También acá se ve un tema de política criminal, de la necesidad de indagar en el error de las mujeres a la hora de luchar contra el crimen organizado, porque son mujeres que tienen un conocimiento de la dinámica de las bandas. Son testigos de las conversaciones, de lo que ocurre en la familia, donde los hombres hablan de lo que van a hacer. Y también porque les matan los hijos, son las que más pierden en todo esto. Y no hay políticas públicas por las cuales también puedan salir de esas situaciones y que se las use como como fuentes de información.

Entonces vemos a la mujer en distintos roles vinculados con casos que involucran cuestiones de droga, pero es muy difícil dar una respuesta única.

IC: ¿En qué contexto se da la criminalización de las de las mujeres y particularmente las mujeres trans en Argentina?

SN: Hay muchos casos. Estadísticamente, hay muchas mujeres detenidas en cárceles federales por temas de venta de droga al menudeo, esto mismo que yo decidí absolver. Hay muchos casos donde las mujeres están presas porque no hay un análisis que tome en cuenta estas particularidades. Creo que también esto fue posible por el hecho de que en esta causa hubiera tantas mujeres involucradas. Creo que esto es único en ese sentido.

Tal vez cuando el hecho es individual, que es lo que ocurre en la mayoría de los casos, porque aparece una mujer trans involucrada en una organización o en ventas es más difícil relacionar la criminalización del colectivo con estos casos. O por lo menos no lo hacen tanto los jueces.

IC: ¿Cuáles son las razones por las cuáles tomó la decisión de absolverlas?

SN: En este caso se juntaron varios factores, además de la situación de que eran mujeres trans, había algo en particular y era que todas eran todas migrantes por unas situaciones justamente de discriminación en sus sociedades. La mayoría cuentan cómo sufrieron en su familia los intentos de que fueran hombres, cómo se sometieron a tratamientos hormonales y cómo una tomó la decisión de venirse y después fue trayendo las otras que conocía. Entonces, primer punto, que además de ser mujeres trans eran extranjeras. Todas por supuesto, muy pobres, porque no tuvieron posibilidades de ganarse la vida pese a que en sus países de origen no eran de familias precisamente pobres. También todas estaban en situación de prostitución, en condiciones muy precarias, viviendo en lugares indignos, todas con VIH y además con infecciones generalizadas por las intervenciones que tuvieron en sus cuerpos. Entonces, todo esto fue considerado como una serie de factores interseccionales para para tomar una decisión. No hay una sola razón.

Además de esta condición, la causa tuvo otro origen que fue la forma en que fueron apresadas. Estas mujeres ejercen la prostitución en una zona que era conocida por todos. Cuando los vecinos denunciaron esta situación se empezaron actuaciones contra los policías y para salvarse de esa situación los policías salieron a hacer una especie redada y las trajeron a todas. Por eso la causa empieza con treinta. Con esto [los policías] demostraron que en verdad sí actuaban en contra del delito. Lo que se hizo precisamente es documentar la causa de la venta de droga con la causa de los policías.

Y lo llamativo del caso fue que la causa de los policías no avanzó nada pese a que había serias irregularidades denunciadas, mientras que la causa de las mujeres llegó hasta esta etapa de juicio. No se planteaban nulidades, porque en definitiva había una acusación que podía llegar a los 20 años de prisión, y hubo un acuerdo con el fiscal para hacer juicios abreviados que les daba dos años [de prisión]. [Ellas] decidieron firmar y reconocer el hecho, por lo que no hubo posibilidad de investigar el hecho de los policías y, sin embargo, esto se proyectaba a lo largo de toda la causa. Yo hago bastante hincapié en cómo se llega a la detención y a la judicialización de un caso que no era relevante. Uno ve la importancia o el peso de esto cuando te das cuenta de que si siempre ganaron dinero de la prostitución y la venta de drogas por qué solo tienen esta causa o muy pocas causas. Entonces los policías dejan hacer mucho más de lo que uno cree, porque por más que haya muchas mujeres trans detenidas por temas de droga, lo cierto es que en la calle siguen vendiendo droga.

IC: ¿Cree que este fallo es un paso más hacia políticas de seguridad que incluyan y apliquen un lente de género en el país?

SN: Me escribieron muchos colegas en público y en privado, reconociendo algo que me llamó la atención: todos coinciden en destacar la humanidad del fallo, y también la valentía del fallo, y lo que muchos me marcaban como un precedente muy importante. Pero yo tengo mucho temor de que el fallo sea mal utilizado. Que el día de mañana se llene el tribunal de tanteos de que gente no puede hace otra cosa que vender droga para vivir.

Fui muy cuidadosa en cerrar las aristas del caso para que esto fuera un caso de justificación, marcando lo excepcional de la situación, del colectivo, la enfermedad, la discriminación. Yo creo que, si se dan los requisitos, si se puede demostrar en el caso que hubo discriminación por la razón y por la condición sexual, y que en realidad la afectación al bien jurídico con la comisión del delito es relativamente menor, que no hay violencia, quizá se empiecen a replantear los criterios de imputación de estos hechos. Creo que sí puede ser utilizado como un precedente, o considerado como un antecedente importante, pero también estoy segura de que sería excesivamente grave un mal uso del fallo.

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IC: ¿Qué factores tendría en cuenta para aplicar esta perspectiva de género?

SN: Creo que hay que tener en cuenta que hay situaciones especiales de las mujeres y que no es solamente aplicable para el caso de las mujeres trans, pero si hay que ser cuidadoso, como he sido con cada caso en particular, porque hay mujeres que sí podrían haber hecho otra cosa. Uno no puede decir que por ser mujer joven está limitada a vender droga, pero si se advierte que hay una situación de extrema vulnerabilidad, donde son mujeres que están a cargo de su hogar, donde están solas, donde no consiguen trabar, que hay algo que es una situación de supervivencia, creo que se pueden empezar a abordar este tipo de análisis y en este caso sobre todo porque en definitiva se trata de una política institucional de quienes están dedicados a perseguir el delito que están escribiendo que hay que empezar a tomar otras soluciones para estos casos, porque no nos sirven las cárceles llenas de mujeres pobres, extranjeras. No nos sirven para pelear contra la droga y entonces creo que son nuevos abordajes y que tienen que ser institucionales y están empezando a hacerlo.

También empiezan a ser abordajes donde se pregunta qué perseguimos y para qué, y si realmente tiene algún sentido perseguir a mujeres vulnerables. Es el árbol que tapa el bosque porque se quedan con la mujer y nunca se llega a ver quién le vende la droga. La mujer sigue siendo pobre cuando vende droga, los que se enriquecen son otros. Entonces se tranquilizan con detener mujeres y en general no se avanza en las investigaciones hacia los puntos más alto de la cadena de narcotráfico.

IC: ¿Qué falta por hacer en este aspecto?

SN: Creo que es importante revisar los criterios de verificación y si realmente esto de perseguir el último eslabón de la cadena sirve para algo, y en particular, creo que más allá de la sensibilización que hay sobre el tema de las mujeres como víctimas autoras del delito, creo que tienen que haber protocolos que consideren cómo se van a trabajar estos casos desde las distintas instituciones y que justamente tengan que ver con preguntarse si lo que se está haciendo hasta ahora sirve como forma de luchar contra el narcotráfico o en realidad también los eslabones que son usados por los que están en el nivel más alto de la cadena de comercialización no son en algún punto víctimas de esos otros integrantes de la cadena. Y hay que salir a cambiar la política pública con respecto a esto, brindándoles mejores condiciones, tener mecanismos para desbaratar a las bandas con la información que tienen.

Me parece que hoy lo que uno ve en los tribunales es que en gran parte estas causas donde están involucrados estos eslabones más bajos, los altos eslabones van a pagar a los abogados o buscar soluciones con las cuales se queden callados y que cumplan la condena, pero siempre siguen operando y beneficiándose del delito. Siempre son los mismos los que están presos y siempre son los mismos lo que no están en las investigaciones. Entonces creo que más allá de la cuestión de género, es necesario un replanteo de las políticas de lucha contra el narcotráfico y que creo que la situación de fracaso está demostrando que no sirve más.

*Esta entrevista ha sido editada por cuestiones de espacio y contenido

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