La circulación de cocaína hacia Europa puede haber sufrido con la crisis del Covid-19, tal como sucedió con la mayoría de empresas lícitas, pero pocos creen que el daño al narcotráfico sea permanente.  La pandemia ha acelerado ciertos aspectos de la evolución del trasiego de cocaína que determinarán su futuro.

*Este artículo hace parte de una investigación de otro capítulos que sigue la evolución del tráfico europeo de cocaína y las redes criminales latinoamericanas y europeas que lo han configurado. La serie es el producto de trabajo de campo e investigaciones a lo largo de dos años en más de 10 países de Latinoamérica, el Caribe y Europa. Lea los demás capítulos de la investigación aquí o descargue el informe completo aquí.

La producción de cocaína: lo que seguramente no cambiará en el corto plazo es el aumento de la oferta de cocaína para Europa, pues el cultivo de coca parece abocado a mantenerse constante, o incluso a incrementarse, en los tres países productores —Colombia, Perú y Bolivia—. En Colombia, el gobierno del presidente Iván Duque no solo tiene problemas para enfrentar los efectos económicos de la crisis del Covid-19, sino también una intensificación de la violencia ligada al conflicto civil, ahora en su sexta década, combinada con la agitación social. Estados Unidos, desesperado por contener el explosivo crecimiento de la producción de cocaína, está presionando a Colombia para que reanude la aspersión aérea con glifosato de cultivos de coca.

Esta propuesta enfrenta resistencia de muchos sectores de la sociedad colombiana por el daño que causan los pesticidas al medio ambiente y la salud pública. Perú y Bolivia se encuentran sumidos en sus propias crisis políticas, y la lucha antinarcóticos ha quedado relegada en la lista de prioridades de los gobiernos, aun con el aumento de la siembra de coca.

El caos político en gran parte de Latinoamérica: los problemas de la región no se limitan a los países productores de coca de los Andes; en buena parte de Latinoamérica se vive un caos. Aun antes de la pandemia, Latinoamérica y el Caribe enfrentaban los desafíos de una aguda contracción económica, niveles de deuda insostenibles y la acentuación de la desigualdad, lo que llevó a la agitación social. Todo eso ha reducido la resiliencia de los estados al crimen organizado y el narcotráfico y ha hecho posible que poderosas organizaciones narcotraficantes penetren instituciones claves del estado y permitan la libre circulación de cargamentos de cocaína en dirección a Europa.

Esto es especialmente cierto en dos países cruciales para el flujo de cocaína hacia Europa: Brasil y Venezuela. El primero ha sido identificado como el principal puente de la cocaína con rumbo a Europa. Vecino de todos los países productores de cocaína —Colombia, Perú y Bolivia—, Brasil atraviesa una profunda crisis, con más de seis millones de personas infectadas por el coronavirus a noviembre de 2020.  El gobierno del presidente Jair Bolsonaro tiene investigaciones abiertas por corrupción y los niveles récord de deforestación del Amazonas bajo su cuidado han agriado las relaciones con varios países europeos. Todo esto, combinado con el poder en aumento del Primer Comando de la Capital (Primeiro Comando da Capital, PCC), su creciente participación en el narcotráfico internacional y el control de puertos claves, devela la poca resistencia al flujo de cocaína a través de Brasil.

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Venezuela es el principal país de tránsito para la cocaína colombiana que se introduce al Caribe en dirección a Europa, además de algún tráfico aéreo ilegal hacia África Occidental. Pese a las sanciones internacionales y la constante presión estadounidense, el presidente Nicolás Maduro no parece tener intenciones de ceder el poder. Este estado fallido no solo facilita el tráfico de cocaína, sino que también se ha convertido en un centro regional de crimen dirigido por importantes figuras del régimen chavista. Allí es nula la resistencia a la circulación de cocaína hacia Europa.

Continua expansión del mercado europeo de narcóticos: Según un análisis de la Unión Europea, la oferta de cocaína a los consumidores en Europa bien puede haber alcanzado un pico histórico, y las tasas de consumo siguen creciendo. Aunque los países con los mayores índices de consumo siguen siendo los países del sur y el oeste de Europa, en el Informe sobre Mercados de Narcóticos (Drugs Markets Report), publicado por la Unión Europea, también proporcionó evidencia sobre la expansión de las plazas de distribución minorista en el norte y el este de Europa.

Es muy posible que las restricciones por el Covid-19 hayan afectado el consumo de cocaína, con la reducción de las interacciones sociales, el cierre de lugares de fiesta masivos, etc. Está por verse si estas condiciones golpean el tráfico de cocaína de manera permanente o si la actual situación representa no más que un revés temporal para el consumo de narcóticos en toda Europa.

Mayor sofisticación del juego del gato y el ratón en el tráfico mediante contenedores: El tráfico en contenedores sigue siendo la principal modalidad de trasiego de cargamentos de cocaína hacia Europa. Aunque las autoridades europeas están muy conscientes de la amenaza y dedican crecientes recursos al rastreo y a la inspección de contenedores sospechosos, los criminales siguen cambiando su modus operandi para camuflar sus cargamentos.

La diversificación de las rutas de cocaína hacia Europa se mantiene, donde los traficantes usan diferentes puertos para contaminar los contenedores con cocaína. Países como Chile y Uruguay, con poco historial de narcotráfico están cobrando gran popularidad entre los narcotraficantes. Un aumento de los métodos de contaminación de contenedores, que usan empresas ajenas al tráfico y productos legales para ocultar la cocaína sin conocimiento de los propietarios, mantendrá su ritmo, lo que neutraliza los esfuerzos europeos por perfilar a empresas y puntos de salida sospechosos.

Un alto oficial europeo, no autorizado para dar declaraciones oficiales, habló de un fenómeno reciente de “clonación” de contenedores.

“Tenemos informes de inteligencia de, por decir algo, un contenedor azul con cierto número de registro cargado a un buque en Guayaquil, Ecuador, con cocaína. Y luego un contenedor verde con el mismo número descargado en Europa, con la misma carga, pero sin rastros de narcóticos. Nunca hallamos ese contenedor azul ni la cocaína”, concluyó.

No solo cambian los puntos de salida desde Latinoamérica, sino también los puntos de recepción en Europa y África. Con las mejoras en la interdicción en los megapuertos de Amberes y Rotterdam, los traficantes están buscando puertos secundarios en toda Europa. La interconectividad de esta región, en especial la “ausencia” de fronteras de la Unión Europea, es una ventaja importante para los traficantes y una desventaja para los esfuerzos de interdicción. Cuando se endurece la resiliencia al tráfico de cocaína en un país, los traficantes rápida y hábilmente pasan a otro, con lo cual se mantiene la circulación total en la Unión Europea. En esa medida, la única medida posible es una mayor cooperación, no solo dentro de la Unión, sino con otros países, especialmente los de los Balcanes, que se mantienen por fuera de esta unión de aíses, pero tienen mafias fuertes dedicadas al tráfico de cocaína.

Desarrollo de diferentes métodos de tráfico: con el aumento de los decomisos de cocaína, los traficantes están empezando a cambiar los métodos de transporte de narcóticos por el Atlántico.

“Cuando llegamos al 20 por ciento en decomisos, estamos llegando al punto de inflexión en que los traficantes comienzan a cambiar de métodos. La mayoría de los expertos con quienes he hablado piensan que llegamos a ese punto de inflexión. Hay indicios de que los criminales están buscando diferentes puntos de entrada y otros métodos. Entonces, puede que estemos a punto de ver un cambio en la modalidad de trasiego de la cocaína hacia Europa”, comentó el alto oficial de la policía europea.

“Ahora estamos viendo diferentes formas de ocultar la droga en barcos. Hemos visto que se están usando torpedos, adheridos al casco, y el descubrimiento del semisumergible en España fue un llamado de atención”, añadió, refiriéndose al decomiso de un narcosubmarino en 2019 (que se describió en términos oficiales como un semisumergible autopropulsado o SPSS) con tres toneladas de cocaína frente a la costa de Galicia.

Narcosubmarino en España

Existe evidencia contundente de que en Colombia se están produciendo más narcosubmarinos o semisumergibles.  El almirante colombiano Hernando Mattos declaró que en los primeros siete meses de 2020, se han confiscado 27 narcosubmarinos, 14 en aguas colombianas y otros 13 en aguas internacionales, junto con más de 31 toneladas de cocaína en su interior.

Los narcosubmarinos en sus distintas formas no solo son muy difíciles de detectar, sino que tampoco se ven afectados por las restricciones por el Covid-19.  Por consiguiente, en un momento en que la cocaína se acumula en Suramérica, los submarinos son unos de los pocos medios de transporte marítimo que pueden atravesar el Atlántico sin llamar la atención.

Mirando hacia delante, el uso de veleros y barcos de placer para el trasiego de drogas seguramente crecerá tan pronto como se levanten las restricciones por el coronavirus. En general, sin embargo, los contenedores seguirán siendo importantes en el futuro próximo.

Presencia de mafias europeas en los centros de abastecimiento: las estructuras criminales europeas que aún pueden reunir cargamentos de cocaína de varias toneladas son las que tienen rutas y una presencia en Latinoamérica consolidada, con la capacidad de negociar con vendedores, transportadores y células de corrupción para mantener activa la circulación de narcóticos.

La mafia italiana y el crimen organizado de los países de la antigua Yugoslavia han ido a la vanguardia en el desarrollo de dichas redes. Pero para Kevin Mills, un veterano recién retirado luego de 31 años con la Agencia Británica del Crimen (NCA, por sus siglas en inglés), las mafias albanesas están bien posicionadas en este momento y es muy posible que aumenten su importancia en el tráfico de cocaína hacia Europa.

“Los albaneses han tenido un ascenso meteorico en el tráfico de cocaína, pues operan en muchos lugares de Europa, el Reino Unido y los Países Bajos en especial. Si alguien se beneficiará del tráfico en contenedores, esos serán los albaneses. Tienen presencia en Latinoamérica y en muchos puntos de salida. Aun celebran encuentros en persona, pues tienen a gente aquí en la región”.

Es probable que la pandemia esté llevando a las organizaciones narcotraficantes a aumentar su presencia más cerca de los productores. Esto, a su vez, fomentará la evolución de una nueva generación de intermediarios en Latinoamérica y el Caribe para abastecer a distintos grupos traficantes europeos.

Fortalecimiento de las organizaciones narcotraficantes europeas: el aumento de las ganancias con la cocaína proporciona una fuente de ingresos constante y lucrativa para las organizaciones narcotraficantes europeas. Y no es solo el mercado de consumo europeo el que está reforzando las estructuras criminales, sino también el dinero que puede obtenerse de la cocaína en tránsito a otros lugares del mundo. En los Países Bajos, por ejemplo, la investigación de campo de InSight Crime halló que los grupos criminales neerlandeses cobran hasta €3 000 (US$3 500) por kilo por sacar los cargamentos de cocaína del puerto de Rotterdam. Dado que los decomisos en Rotterdam alcanzaron las 30 toneladas en 2019, lo que indica un flujo anual total de alrededor de 100 toneladas de cocaína por medio del puerto, el crimen organizado neerlandés podría estar generando ganancias hasta de €300 millones (US$355 millones) en la cocaína que pasa solo por Rotterdam. Casi toda la cocaína iba con destino a otros países.

No cabe duda de que pasa mucha cocaína por Europa en camino a otros lugares del mundo, y fuentes del hampa en Colombia han declarado a InSight Crime que en el momento hay un agresivo desarrollo de los mercados chinos y australianos, estos últimos especialmente lucrativos, pues un kilo de cocaína puede valer mucho más de US$100.000.

Las organizaciones narcotraficantes europeas también se han fortalecido con la práctica común de los traficantes de manejar un portafolio amplio de narcóticos ilegales, y por ende, la práctica del intercambio de drogas; por ejemplo, el cambio de heroína por cocaína. Esto les permite a los grupos traficantes europeos maximizar las ganancias y ajustarse rápidamente a los cambios en los mercados de consumo.

Mayor presencia de las organizaciones latinoamericanas en los mercados de venta: no son solo las mafias europeas las que buscan maximizar sus ganancias con la mayor participación posible en las cadenas de suministro y distribución al consumidor directo. Los traficantes latinoamericanos, en especial los colombianos, llevan décadas vendiendo cocaína en Europa.

Los colombianos tienen presencia permanente en España, hasta con una docena de “oficinas de cobro”, estructuras criminales que prestan servicios a distintos grupos criminales latinoamericanos, como cobro de deudas, protección de cargamentos e incluso servicios de transferencia de divisas para repatriar las ganancias de los negocios con narcóticos. Ahora, existen aún más oportunidades para el crimen organizado latinoamericano. El aumento de las entregas a domicilio y las ventas en línea, promovidas por la crisis del coronavirus, se han extendido en el mundo del narcotráfico, lo que implica que el tradicional control ‘territorial’ criminal para facilitar el narcomenudeo ha perdido importancia, al menos por el momento. Esto significa que las estructuras latinoamericanas establecidas en Europa también han logrado participar en más ventas directas en esa región, usando no solo la internet profunda, sino también más aplicaciones comunes de comunicación encriptada, como WhatsApp.

También cabe anotar aquí que la división entre el crimen organizado latinoamericano y europeo se está volviendo una noción cada vez más artificial. La mayor parte de las redes de cocaína que operan en Europa reúnen a muchas nacionalidades a su servicio, lo que dificulta cada vez más la división de cuál nacionalidad específica controla cuál eslabón de la cadena. Además, las diferentes estructuras criminales, tanto europeas como latinoamericanas, ‘comparten’ cargamentos, lo que significa que todos comparten las ganancias y se reparten las pérdidas en caso de interdicción.

Uso de la tecnología de encriptado: frente a los obstáculos impuestos por el coronavirus para que los compradores europeos y los vendedores latinoamericanos puedan reunirse en persona con facilidad, el uso de la tecnología de encriptado ha adquirido un nuevo significado para el cierre de negocios relacionados con la cocaína.

La importancia y la popularidad que las comunicaciones encriptadas tienen para los traficantes quedó en evidencia en julio de 2020, cuando las autoridades europeas descifraron el sistema EncroChat. La policía neerlandesa por sí sola incautó diez toneladas de cocaína en la ‘Operación Venetic” como resultado de esto. La policía británica reveló que cerca de 10.000 criminales solo en el Reino Unido pagaron £1.500 (unos US$2000) por un contrato de seis meses para los móviles EncroChat.

Como se mencionó anteriormente, la tecnología de encriptado también se usa para el narcomenudeo en Europa, aunque este es un pequeño porcentaje del mercado.

Aumento de la violencia relacionada con narcóticos: Europol ha alertado sobre la creciente violencia en Europa asociada a los conflictos del narcotráfico, con más actores buscando hacerse a una tajada de una torta en continuo crecimiento. Aunque las tasas de homicidios siguen siendo relativamente bajas, la violencia derivada de las drogas se está haciendo más común y llamativa, como en los casos de la organización neerlandesa Taghi, o los clanes montenegrinos Škaljari y Kavač.  Ha habido informes de homicidios de figuras del crimen organizado italiano en Alemania y homicidios de delincuentes en los Balcanes, por ajustes de cuentas en las redes de cocaína.

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Pero por lo general se acepta que el uso de violencia extrema es contraproducente a la larga, en cuanto llama la atención de las autoridades y obliga a los políticos a tomar medidas. En Latinoamérica, los partidarios de violencia extrema, como Los Zetas en México, han sido blanco de amplias ofensivas nacionales e internacionales que permitieron operar con mayor libertad a grupos de perfil más bajo, como el Cartel de Sinaloa. Sin embargo, en Europa algunas de las redes narcotraficantes en expansión, como los grupos del crimen organizado albanés, han hecho uso de la violencia para posicionarse.  Aun así, parece que muchas redes mafiosas balcánicas, que ya tienen una reputación consolidada, están reduciendo la violencia y concentrándose en promover sus negocios, según fuentes de la NCA británica.

En lugar de eso, los grupos criminales más sofisticados, tanto latinoamericanos como europeos, están recurriendo cada vez más a la corrupción.

“La corrupción ha venido creciendo lenta y sigilosamente en las sociedades occidentales de una manera no antes vista. Hace diez años, era noticia descubrir un agente portuario o de aduanas corrupto.  Ahora es cada vez más común”, señaló el alto oficial de la policía. 

El ascenso de los “invisibles”: Muchos de los narcos más sofisticados se han dado cuenta de que esu mejor protección no es un ejército particular y un gran despliegue de seguridad, sino mantener un perfil muy bajo. Estos traficantes, a quienes llamamos los invisibles, hacen ingentes esfuerzos por mantenerse fuera del radar de las autoridades, valiéndose de intermediarios, y asegurándose de no tener presencia digital o en redes sociales, a la par que manteniendo una sólida fachada legal para su negocio.

“Hay indicios de traficantes muy listos, que mueven grandes cantidades de cocaína, sin llamar mucho la atención”, comentó el alto policía europeo. “La policía europea no tiene el panorama completo del negocio y tendemos a centrarnos en quienes recurren a la violencia. En España hay británicos, neerlandeses y otros gángsters sin antecedentes criminales que mueven mucha droga. Las autoridades se están quedando atrás”.

InSight Crime perfiló a un “invisible” colombiano, que vive en España, pasó años trasegando cocaína hacia Europa y que, al momento de escribir dicho reportaje, no tenía órdenes de captura abiertas a ningún lado del Atlántico. Como resultado de nuestra investigación, Guillermo Acevedo, alias “Memo Fantasma” es ahora investigado por las autoridades colombianas y españolas.

Europa como centro de lavado de activos: Europa es un centro importante de lavado de dinero y entre los peores delincuentes se ­cuentan algunos de los países más “respetables”, como el Reino Unido y los Países Bajos. Esos países no ven con buenos ojos una reforma seria, mientras que las naciones de Europa del Este tienen muchos menos deseos de detener el influjo de dinero del narco a la economía y al ámbito político.

El Brexit podría exacerbar aún más esto, pues la NCA afirma que las oportunidades de lavado aumentarán a la par de la reducción de la resiliencia junto con la cooperación con la Unión Europea.

El panorama para el trafico de cocaína a Europa es oscuro para las autoridades. Mientras los gobiernos europeos y latinoamericanos se ven superados en la contención del Covid-19 y la carnicería económica que el coronavirus deja tras de sí, el crimen organizado ve nuevas oportunidades.  Aunque la crisis del Covid-19 también ha planteado desafíos para el crimen organizado transnacional, la evidencia indica que este se adapta con rapidez. Si el consumo europeo de cocaína se recupera y siguen desarrollándose nuevos mercados en Europa del Este, el continente podría competir con Estados Unidos en términos del problema de consumo de cocaína. De hecho, si los masivos envíos de cocaína controlados por las mafias europeas pasan por la Unión en camino hacia otros mercados en Asia, los desafíos podrían incluso superar los que Estados Unidos enfrenta.

*La investigación para este artículo fue realizada por James Bargent, Maria Fernanda Ramírez, Douwe den Held y Owen Boed.


[1] Según el Informe sobre Drogas en la Unión Europea para 2019, seis países, Dinamarca, Irlanda, España, Francia, Países Bajos y el Reino Unido, registraron prevalencia del consumo de cocaína entre adultos jóvenes de 2,5 por ciento por encima del año anterior.

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Jeremy McDermott is co-founder and co-director of InSight Crime. McDermott has more than two decades of experience reporting from around Latin America. He is a former British Army officer, who saw active...