El debate sobre si la MS13 está trabajando con o para narcotraficantes sigue a lo largo del continente. En esta investigación, el periodista Carlos García cuenta la historia sobre cómo un miembro de la MS13 entró en el negocio de la distribución de metanfetaminas, bajo la sombra de la poderosa Mexican Mafia.

Fue un momento histórico para la Mara Salvatrucha (MS13). Durante aquel abril de 2011 en el estado mexicano de Michoacán, Luis Gerardo Vega, alias “Little One”, de la MS13, cerró trato con los Caballeros Templarios, un cartel sanguinario que sumergía en la zozobra a esa entidad de México. Entre el día 3 y 6 de abril, Little One estuvo acompañado del carnal “Fast Freddy” para concretar un negocio transnacional de tráfico de drogas con el líder del cartel Servando Gómez Martínez, mejor conocido en el mundo del narcotráfico como “La Tuta”.

La noticia voló por las cárceles y las calles de Estados Unidos. Una tarde de ese mismo año pero en California, Héctor García, alias “Tramposo”, expandillero de la clica Francis Locos de la MS13 recibió una llamada desde un penal de Los Ángeles en la cual un green liner o pandillero retirado le compartió una noticia que se corría como pólvora entre los miembros californianos de la MS13: se trataba de un suceso que la pandilla había esperado desde su creación. Ese día le comunicaron con asombro que Little One había empezado a correr con “los señores”, se había convertido en un carnal, en uno más de la Mexican Mafia (La eMe).

La llamada era inequívoca. El ocho de junio de 2011 la facción de la MS13 en Estados Unidos presentó uno de sus mayores cambios en su historia. Por primera vez en sus casi tres décadas de existencia alcanzó un lugar dentro de La eMe.

Fue en la ciudad de Fresno, California, en medio de una negociación con un cartel mexicano cuando Little One recibió el tripartito aval para ser un carnal. Según la Administración para el Control de las Drogas (DEA por sus iniciales en inglés), Vega es un hombre de 35 años que se afincaba en la zona de Pico-Union en Los Ángeles, área también conocida como “Little Central America” (Pequeña Centroamérica). Según consta en el caso del Gran Jurado fechado en febrero de 2013, dos de los tres miembros de La eMe que le dieron el aval a Little One, fueron Michael Moreno, alias “Boo Boo”, de la pandilla Norwalk y Fred Anthony Montoya, alias “Fast Freddy”, de Richmond.

Si algo recuerda Tramposo es que él mismo fue quien presentó a Little One con los señores de La eMe en la cárcel. Tiene memoria de que este hombre chicano de tez blanca pertenece a la clica Hollywood Locos y proviene de una familia mexicana originaria del estado de Michoacán.

La Corte Federal de California tuvo conocimiento de la fecha de ingresó a La eMe gracias a las intervenciones telefónicas que formaron parte de la “Operación La Jale” realizada por la justicia estadounidense.

Su aceptación no fue un acto casual. La motivación de La eMe por agregar a este pandillero estuvo vinculada a una negociación que traspasó fronteras y dibujaba un futuro prometedor para La eMe. Pero lo que no se sabe es qué significaba eso para la MS13 y su propio futuro delincuencial.

Los Señores

En Estados Unidos la organización pandillera con más poder está recluida en ciertas cárceles de California. Quienes conocen a sus miembros muchas veces prefieren evitar hablar de ellos y si se atreven lo hacen rindiéndoles una respeto atípico entre pandilleros. Les llaman “los señores” o los “políticos”. Son tan impenetrables que el sólo preguntar por su existencia en las calles de Los Ángeles puede costar una amenaza de muerte como la que realizaron miembros de la Sereno Rifa 13 y de la Riviera 13, cuando se les cuestionó sobre esta organización.

Esta agrupación que controla desde intramuros y a la que pocos deciden nombrar, se llama La Mexican Mafia y la forma más común de nombrarla es por la letra 13 del abecedario, por le letra Eme. Su poderío data de 1955, fecha desde la cual ha impuesto las reglas tanto al interior como al exterior de las cárceles. El ingreso a su círculo reducido se gana demostrando sangre fría así como por la aprobación de tres miembros que avalen la conversión de un pandillero a “carnal” o “emero”. Contados son los que dentro de esta organización chicana no cuentan con ascendencia mexicana.

Desde 1968 todas las pandillas de origen latino establecidas en las ciudades del sur de California, de Bakersfield y El Sereno hasta San Diego, son asumidas como pandillas bajo la jurisdicción de La eMe y se hacen llamar Sureños. De ese modo, las filas de La eMe están conformadas por diferentes miembros de pandillas sureñas casi todas enemigas entre sí únicamente en calles, como la MS13, Barrio 18, la White Fence 13 o la Wanderers 13, que si se ven en el asfalto se asesinan.

En otras palabras, la Mexican Mafia es como una selección nacional de fútbol compuesta por los mejores gatilleros de cada club. En la confederación de La eMe todos los conjuntos sureños juegan únicamente con el color azul y el número 13, pues ese registro deben presentarlo al ingresar a las cárceles de California para correr el sur. Es decir, para sostener un pacto de no agresión entre miembros de barrios latinos y de esa forma protegerse bajo el auspicio de La eMe contra pandillas afroamericanas y caucásicas.

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Al contar con notables y diversos soldados, La eMe tiene un extenso poderío sobre las calles californianas que presenten el dígito 13 en su barrio. Según Al Valdez, doctor y especialista en pandillas, existen 40.000 sureños a disposición de La eMe, los cuales periódicamente le tributan un impuesto. Tal pago o tax que fue liquidado por primera vez en la historia de La eMe por Barrio 18, que hasta nuestros días le sigue aportando.

Pero desde hace muchísimos años La eMe dejó atrás ese origen de ser la “pandilla de pandillas” que protegía a los presos latinos y se convirtió en la organización delincuencial que es hoy. Se transformó en un corporativo criminal, teniendo en algunas ocasiones como socios al cartel mexicano de Los Arellano Félix, el Cartel de Sinaloa de Joaquín “El Chapo” Guzmán y la Familia Michoacana, que luego se transformó en los Caballeros Templarios.

El Proyecto

Todo comenzó el 25 de enero de 2011. Ese día, José Rodríguez Landa, un hombre de entonces 47 años oriundo de Michoacán, México y más conocido en el mundo de la Mexican Mafia como “Fox”, sostuvo una llamada desde el penal de Pelican Bay con Sonia Apodaca, una de las tantas mujeres que sólo se desarrollan como “secretarias” o mensajeras en el mundo de La eMe.

En aquella conversación, llena de lenguaje cifrado, como en todas las que vendrían después, Fox habló con Sonia sobre brindar ayuda a tres hermanos de apellido Montes, hombres oriundos de Michoacán que se encontraban en Estados Unidos estrechamente relacionados con el mundo de las drogas y conocidos suyos.

Según consta la acusación, los hermanos eran Freddie Montes y los confidenciales H. Montes y C. Montes integraban para entonces una de las organizaciones delincuenciales más temidas de México, el cartel de los Caballeros Templarios, una escisión de la Familia Michoacana. La Familia Michoacana tenía raíces religiosas y era especialista en venta de drogas sintéticas. Los Caballeros Templarios seguirían la misma pista.

Dos días después, Sonia se comunicó a Pelican Bay para comunicarle a Fox una llamada de H. Montes. Ambos hablaron sobre desarrollar un plan de “muy largo” aliento y de beneficio para todos. Ese 27 de enero H. Montes le propuso un ambicioso negocio dictado por La Tuta, una de las máximas autoridades de ese cartel mexicano.

Montes le planteó a Fox ser el líder de una alianza de boyante potencial económico entre el cartel y la Mexican Mafia, un contrato clandestino en el estado de California que consistiría en mutuos beneficios y que decidieron concretarlo bajo el nombre de “El Proyecto”. Fox aceptó el ambicioso negocio y de inmediato le comunicó a H. Montes que la alianza contaba con todo el aval de los carnales de la Bay, de Pelican Bay, prisión de máxima seguridad ubicada hasta la punta noroeste de California.

Como negociador de La eMe fuera de las prisiones, Fox propuso al carnal excarcelado Michael Moreno, Boo Boo de la pandilla Norwalk, como el hombre de confianza para El Proyecto. Mil quinientos dólares le fueron enviados a la cuenta penitenciaria de Fox por la otrora Familia Michoacana para cerrar el contrato y cien mil más, pronto llegarían por cuenta de La Tuta.

Pasado casi un mes, las negociaciones tenían que trascender de las llamadas telefónicas a la formalidad, por eso el 21 de febrero en algún lugar de California, Freddie Montes, su hermano H. Montes y Efraín Isak Rosales, alias “Tucán”, se reunieron con un carnal recomendado por Boo Boo para concertar la transacción. Ese día los michoacanos asentaron las bases del plan aclarando que sería ellos tres los representantes de la Familia Michoacana en Estados Unidos y que Fox, a quien conocían desde 1992, sería el líder de El Proyecto sencillamente por su origen michoacano.

Las acciones de El Proyecto quedaron aterrizadas de la siguiente manera: La Familia Michoacana le pagaría a la Mexican Mafia para que ésta ordenara, instruyera e informara a los miles de sureños desperdigados por California que protegieran y vendieran los cargamentos de metanfetamina que les proporcionaría el cartel. Desembolsarían también una cantidad de dinero para que los carnales recolectaran las deudas y protegieran dentro de las cárceles californianas a los traficantes mexicanos que fueran capturados, en especial, a C. Montes que se encontraba recluido.

El emisario y miembro de La eMe les explicó cómo los sureños erradicarían cualquier cobro de impuestos sobre sus mercancías por lo que en nombre de la pandilla les confirió: “libre rienda”. Por su parte, La eMe no sólo se vería beneficiada monetariamente, sino serían recompensados con dotaciones de metanfetamina y grandes descuentos en drogas.

Los mexicanos advirtieron un requisito obligatorio, alguien de La eMe tenía que viajar en algún momento a Michoacán para reunirse con La Tuta. Freddie Montes fue muy claro, no quería nada de “publicidad” sobre El Proyecto, ya que si alguno de ellos caía se los “chingaría la Ley RICO”, esa legislación estadounidense que sanciona severamente a quienes se encuentren involucrados en una organización criminal.

Sin embargo, lo que no sabían ni los líderes de la Mexican Mafia como tampoco los de la Familia Michoacana es que aquel miembro de La eMe con quien estaban tratado era una “rata”, un informante de la justicia estadounidense quien detalle a detalle estaba nutriendo a la DEA sobre El Proyecto y permitió que toda esta historia que aquí se narra, quedara transcrita en un folio. A este hombre que la ley prefiere omitir en la acusación lo llamaremos “Anónimo Eme”.

“Tener más jales aquí dentro [la cárcel] y en las calles estar más conectado con carteles. No es fácil, ya nos ponen la luz verde a nosotros porque hay uno que es carnal y puede tirar política con los otros carnales”.

Al día siguiente, Fox se comunicó con los hermanos Montes para reafirmar lo que se había pactado y los apaciguó al comentarles que C. Montes estaba a salvo bajo la protección de La eMe. De pronto, Fox empezó a tener sospechas sobre Anónimo Eme, por lo que pidió a los hermanos Montes no confiar en ese hombre, sino en su emisario Boo Boo. Claramente demandó que el soplón no estuviera envuelto. En esa llamada, el tiempo límite permitido en la cárcel se agotó en la cuenta telefónica de Fox por lo que  les comunicó precipitadamente que su compañero de celda y carnal, Raymond Lozano, sería su portavoz para cualquier movimiento.

Algo en los planes estaba tornándose ambiguo cuando en repetidas ocasiones los hermanos Montes querían aclarar que Fox se convertiría en el líder, pero hasta que aclanzara su libertad, mientras que Anónimo Eme seguía participando en todas las acciones y delatando.

Al paso de los días más hombres exconvictos de La eMe fueron sumándose al negocio con los Caballeros Templarios, tal como Fred Anthony Montoya, alias “Fast Freddy”, quien inmediatamente le ordenó a Anónimo Eme enviar las ganancias de El Proyecto a 40 cuentas distintas de carnales en prisión. En esa ocasión Fast Freddy fue el primero en pronunciarse para volar a Michoacán.

La entrega de US$24.000 por parte de los Caballeros Templarios fue la primera ganancia que observó la justicia americana el 9 de marzo en aquella ocasión en que Freddie Montes se los entregó en efectivo a Anónimo Eme.

No es sino hasta el primero de abril cuando el pandillero de la MS13, Little One, aparece en las negociaciones de El Proyecto. Había sido un largo camino de integración.

Un emeese en La eMe

En los primeros años de existencia de la MS13, La eMe fue su peor pesadilla. La condición de pandilla salvadoreña, de muy pocos códigos de conducta, de escasa escuela pandilleril y de poquísimo uso del inglés, pronto la hicieron acreedora a la única “luz verde” a nivel federal que se ha impuesto por parte de La eMe. Esa orden consistía en golpear y trozar los huesos de todos los emeeses que cayeron en cualquier correccional de California. Situación que no sucedió con los salvadoreños que pertenecían a Barrio 18, quienes sí contaban con más de un representante en las cúpulas de la Mexican Mafia.

La luz verde se logró extinguir para 1993 y desde entonces se les consideró una pandilla sureña, sin embargo eso no era sinónimo de que tuvieran alguna injerencia o beneficio en las actividades de La eMe. Ni si quiera importaba que la extensión de la MS13 se hubiera desperdigado por todo el norte de Centroamérica, sur de México y 48 estados de la Estados Unidos. No importaba, la MS13 no tenía un representante en el clan de los carnales, hasta que en junio de 2011, Little One pasó de las garras de la MS13 a una organización más grande.

“Mafia”, miembro activo de la MS13 preso en un penal californiano y a quien hemos decidido nombrarlo así por su seguridad, describe cuál es el beneficio de tener un pandillero dentro de las ligas de La eMe: “Tener más jales aquí dentro [la cárcel] y en las calles estar más conectado con carteles. No es fácil ya nos ponen la luz verde a nosotros porque hay uno que es carnal y puede tirar política con los otros carnales”.

El Proyecto representó una gran oportunidad para la MS13 de incrustarse en el seno de La eMe y en su primera intervención, Little One discutió presencialmente con los hermanos Montes sobre recibir 100 kilos de metanfetamina, ocasión que aprovechó para también sumarse al viaje de Michoacán, tierra de sus ancestros. Sin haber sido admitido aún por La eMe, Little One viajó en representación de esta organización acompañado de los hermanos Montes y Fast Freddy, quien se desprendió de su brazalete electrónico que portaba como criminal bajo custodia. El gran ausente fue Anónimo Eme.

Fue así que entre el 3 y 6 de abril , el hombre de Pico-Unión y el carnal Fast Freddy se sentaron a departir con los amos de Michoacán. Los capos estaban agradecidos tras expresarles que desde hace mucho tiempo ansiaban trabajar con La eMe. La Tuta le repitió a Little One las tareas que tenía que emprender en protección de sus narcotraficantes y le pidió una concesión muy particular, quería un miembro de los Caballeros Templarios en La eMe, a lo cual corresponderían con abundante droga y “muchas llaves”. La petición era irracional, pero los pandilleros hicieron caso omiso.

Fast Freddy, a diferencia del pandillero de la MS13, prefirió extender su tiempo en México instalándose en un resort. Desde ahí le comunicó a Anónimo Eme que los narcotraficantes le habían demandado también que se hicieran cargo de las aspectos bancarios de los Caballeros Templarios en Estados Unidos. También le dijo que éstos habían prometido que si las drogas suministradas eran de baja calidad serían devueltas sin problemas.

Con el paso de los meses, carnales y templarios se reunieron en diferentes ocasiones con sureños para hacer pública la logística de El Proyecto.”Siempre andaba tratando de sacarle provecho al barrio económicamente,” afirma Tramposo cuando describe a Little One.

Con el paso de los días, las sospechas entorno a Anónimo Eme seguían levantándose por eso el 20 de abril, Fox y la mesa de la Mexican Mafia decretaron que la “rata” estaba fuera de cualquier negociación. Lo que no sabían era que Anónimo Eme ya les había hecho morder a todos el anzuelo: había embarrado a todos como pudo.

Mientras tanto, el homie de la MS13 seguía sumergiéndose en el mundo de las drogas. Little One le compartió a Freddie Montes que contaba con miles de miembros de la MS13 por todo lo ancho de Estados Unidos para distribuir droga de El Proyecto. Dicho lo anterior el pandillero aceptó tomarle al michoacano entre cinco y diez libras de metanfetamina para venderlas. Fast Freddy dejó en claro que los carnales no eran menudistas sino distribuidores.

Once días después, sin importarle lo anterior y sabiendo que las ventas serían un enorme derrame económico, Little One demandó más metanfetamina a los michoacanos.

Pese a las órdenes giradas un mes y medio atrás desde Pelican Bay, Anónimo Eme seguía en la jugada abonando más evidencias a la justicia. El 8 de junio de 2011, los carnales Boo Boo, Fast Freddy y Anónimo Eme junto con Little One, se reunieron en la casa del primero para dividir los US$59.000 que Freddie Montes les había pagado para repartirlo entre todos los presos. En esa ocasión los tres carnales consintieron que Little One debía ser uno más de ellos, uno más de La eMe. Y eso sucedió, ese día Little One comenzaría a correr con los políticos de las cárceles.

Fox seguía enfurecido. La desesperación lo llevó a enviar una carta para que le avisara pronto a H. Montes que Anónimo Eme no era el líder del plan, sino que El Proyecto le pertenecía a él y a los presos de Pelican Bay.

Con el paso de los meses, carnales y templarios se reunieron en diferentes ocasiones con sureños para hacer pública la logística de El Proyecto.

“Siempre andaba tratando de sacarle provecho al barrio económicamente,” afirma Tramposo cuando describe a Little One, hombre que en la bitácora judicial aparece como el acusado que más vendió, demandó y movió droga por California. Ejemplo de ello quedó el 11 de octubre cuando pidió 136 kilos de marihuana para comercializarlos con sus socios.

La caída

Durante noviembre y diciembre la información se perdió a tiempo que Boo Boo cayó preso.

Fue hasta el 17 de enero que Sonia, secretaria de Fox, fue capaz de confrontar en nombre de éste a Anónimo Eme, quien le espetó en la cara que él también formaba parte de El Proyecto y que tenía a la mano todos los envíos de dinero de los presos.

La justicia americana empezaba a apretar. En enero y febrero de 2012, Freddie Montes le comunicó inocentemente a Anónimo Eme que las autoridades federales lo estaban investigando y siguiendo, así como a su colega Adam Ríos, por lo que le sugirió abandonar el país. Sin embargo la avaricia le impidió salir inmediatamente debido a que los carnales le demandaban mayores cantidades de metanfetmina.

La cada vez más tardada entrega de mercancía por parte de los Caballeros Templarios pronto calentó los ánimos de Fast Freddy. “Haremos esta mierda trabajar de alguna manera, de algún modo”, expresó antes de preguntarse si los carnales encarcelados realmente le estaban brindando protección a los michoacanos por lo que sugirió que Little One volviera a Michoacán para restablecer el orden.

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Inesperadamente, el 22 de marzo se corrió una carta al histórico penal de San Quentin remitida por carnales de Pelican Bay. La “güila” le anunciaba a los carnales de este penal que Fox, Boo Boo, Fast Freddy y Little One estaban involucrados en una alianza con la organización de los Caballeros Templarios.

Tenía muy poco de haber puesto los pies en la calle, pero tenía órdenes de reajustar el negocio levantado hace un año y medio por Fox. Quizá su edad y longevidad hicieron que Jimmy Rubén Soto, alias “Old Man”, un emero de 76 años, recibiera instrucciones de remover al hombre que estuvo burlándose de ellos, esa “rata” quien verdaderamente había encabezado toda la negociación desde enero de 2011. Se lo expresó sin rodeos: estás fuera.

Por fin, el 20 de mayo de 2012 lograron deshacerse de Anónimo Eme. En esa fecha el ahora cabeza del plan y miembro de la pandilla Venice 13, Old Man, se sentó en una reunión con los hermanos Montes en Santa Clarita, California. En esa serenidad que confiere estar fuera de las grabaciones e interferencias policiales, los hombres de la delincuencia transnacional discutieron una vez más sobre El Proyecto.

Ya no había como seguirles los pasos. Los rastreos, seguimientos y transcripciones por parte de la DEA y otras dependencias dejaron de realizarse. Las llamadas interferidas dejaron de existir. De los quehaceres delincuenciales no se supo más.

Y no se supo más hasta un año después. Lo predecible fue inevitable. El 6 de agosto de 2013, un boletín de la DEA anunció los resultados de su Operación La Jale: ocho acusados fueron arrestados esa mañana mientras cuatro más, entre ellos Little One, ya se encontraban en custodia. Los carnales Old Man, Boo Boo y Cricket cayeron presos. Las secretarias Sonia y Claudia cayeron junto con ellos.Y por último, los templarios Freddie Montes, Adam Ríos y Hugo Robles quedaron bajo el resguardo de los americanos. Tucán fue el único que logró resbalarse de la fuerza delatora de Anónimo Eme.

Por su parte, Little One fue acusado por distribuir 135 kilos de marihuana y quedó recluido en una prisión del condado de Los Ángeles. Sin embargo, la MS13 no dejó de soñar lo que podían hacer desde adentro de La eMe.