En octubre de 2012, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos designó a la Mara Salvatrucha (MS13) como una Organización Criminal Transnacional (OCT). Y aunque esta decisión parece infundada, hay un caso que ilustra por qué el gobierno estadounidense está preocupado por el futuro.
Sin duda, la designación del Departamento del Tesoro deja al descubierto la envergadura de los delitos de un grupo que ha estado involucrado en “narcotráfico, secuestro, tráfico de personas, trata de personas, homicidios, chantaje, extorsión y delitos de inmigración”, señala el comunicado. La designación sitúa a la MS13 en el mismo nivel que Los Zetas de México, la Camorra italiana y la Yakuza japonesa.
Este artículo hace parte de una serie sobre la tregua entre pandillas y el gobierno de El Salvador. Vea la serie completa aquí.
“Las clicas [o pandillas] locales de la MS13 siguen las directrices internacionales establecidas por los líderes del grupo para tomar decisiones estratégicas que involucran movimientos hacia nuevos territorios y el reclutamiento de nuevos miembros”, dice el comunicado. “El dinero generado por las clicas locales de la MS13 en Estados Unidos se acumula y canaliza hacia el liderazgo del grupo en El Salvador.”
Un pronunciamiento más reciente reveló los nombres de seis líderes que deben ser tenidos en cuenta, dos de los cuales enfrentan cargos en Estados Unidos. No obstante, y a diferencia de otras designaciones, el Departamento del Tesoro no suministró detalles sobre los activos económicos de la MS13.
Además, el anuncio aparece en un extraño momento. En marzo de 2012, la MS13 y Barrio 18 firmaron una tregua auspiciada por gobierno de El Salvador. A cambio, el gobierno salvadoreño trasladó a 30 líderes pandilleros a una prisión de mediana seguridad y se comprometió a poner en marcha programas sociales, económicos y educativos para que los pandilleros para que pudieran reintegrarse a la sociedad.
El gobierno de Estados Unidos se ha opuesto a esta tregua desde el principio. En este contexto, la decisión del Departamento del Tesoro puede ser vista como un mensaje de facto al gobierno salvadoreño para que proceda con cautela.
Adicionalmente, el Departamento del Tesoro parecía seguir el ejemplo de la Agencia de Inmigración y Aduanas (Immigration and Customs Enforcement —ICE—), una entidad de orden público que tiene la reputación de tratar de ampliar su jurisdicción, con el fin de asegurar más fondos gubernamentales. En 2009, la ICE ganó una larga batalla burocrática para asumir los llamados casos del “Título 21”, los cuales solían ser jurisdicción exclusiva de la DEA (vea aquí el informe de la Oficina General de Contabilidad de Estados Unidos —GAO— sobre la aplicación de esta decisión). Para algunos, la designación de la MS13 es un juego de poder similar para ganar una ventaja en la lucha contra las pandillas callejeras y, asimismo, asegurar otra vía de financiación.
La búsqueda de consenso
No hay un consenso en el gobierno de Estados Unidos sobre si las pandillas son o no OCT. La designación del Departamento del Tesoro, por ejemplo, sorprendió a más de una agencia policial encargada de enfrentar a las pandillas. Un agente estadounidense le dijo a InSight Crime que era “un alcance sin ningún fundamento en la realidad.” Los organismos de inteligencia de la policía salvadoreña ofrecieron una respuesta similar, aunque más diplomática, a la designación.
En efecto, los agentes estadounidenses en El Salvador y la misma fuerza pública salvadoreña concuerdan en lo mismo: por el momento, las pandillas no tienen los medios, el conocimiento, los contactos ni la capacidad para acumular capital, como afirma el Departamento del Tesoro, ni la capacidad de utilizar ese capital para expandir sus negocios. Son, simplemente, organizaciones centradas en asegurar su subsistencia; con algunas ambiciones políticas y económicas, pero con poca capacidad para llevarlas a cabo.
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Hay, por supuesto, excepciones. Uno de sus líderes —Moris Alexander Bercian Manchón, alias “El Barney”— se destaca por sus conexiones en el mundo empresarial, político y legal (otra excepción es, sin duda, José Antonio Terán, alias “Chepe Furia”, cuyo caso se detalla en este magistral artículo de Óscar Martínez en El Faro). Barney fue mencionado en un segundo comunicado de prensa del Departamento del Tesoro sobre las pandillas.
“Bercian Manchón ha estado involucrado en operaciones de narcotráfico a nombre de la organización”, dice el comunicado, sin entrar en más detalles.
Barney maneja un gran número de pandilleros y está en la cima de la jerarquía de la MS13. Sin embargo, su capacidad para traficar grandes cantidades de cocaína puede provenir de las conexiones proporcionadas por su padre, un excoronel del ejército guatemalteco que supuestamente tiene vínculos con algunas de las figuras más poderosas en el mundo criminal de El Salvador. En cualquier caso, Barney ofrece la oportunidad de explorar las posibilidades de lo que pueden llegar a ser, al menos, algunas facciones de la MS13.
Los mercados ilegales de Barney
Barney es el líder de lo que la pandilla llama un “programa”, conocido como “Normandie Locos Salvatruchos”, que cuenta con varias células o “clicas” en las provincias de Sonsonate y Libertad a lo largo de la costa pacífica del país. Su nombre salió a la luz cuando, en septiembre de 2009, fue detenido con un cargamento de siete kilos de cocaína. Aunque pequeño en términos generales, el cargamento era significativo en términos pandilleros.
Las pandillas en El Salvador, y en gran parte de la región, son más conocidas como distribuidores locales de drogas. Obtienen las drogas a cambio de prestarles servicios a las organizaciones criminales de mayor envergadura. Estos servicios, según documentos de inteligencia salvadoreños obtenidos por InSight Crime, incluyen homicidios.
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En un caso de homicidio investigado por la policía, los miembros de la Normandie Locos habrían sido enviados por una organización narcotraficante más grande para asesinar a Jesús Elías Aparicio, inspector de policía de El Salvador. Fracasaron, y dos miembros fueron capturados más tarde. No obstante, esa misión fue una señal de que la pandilla había ganado una confianza significativa dentro de un grupo narcotraficante.
Las pandillas también mueven cargamentos de cocaína para los grupos criminales internacionales, según los documentos de inteligencia de la policía. Particularmente, el arresto de Barney en 2009 apunta a la posibilidad de que los pandilleros podrían estar convirtiéndose en mayoristas o transportistas. Hasta la fecha ha sido la mayor cantidad de cocaína incautada a un pandillero. Un documento de inteligencia de la policía señala que el cargamento era para un grupo criminal más grande, y agregaron que el grupo de Barney y otros similares obtienen regularmente entre cinco y diez kilos de cocaína.
Lo que no está claro es si esta droga es para el consumo local o la distribución internacional. No surgieron más detalles mientras se desarrollaba el caso contra Barney en 2009. Un juez lo dejó en libertad por un tecnicismo, otros dos jueces confirmaron esa decisión, la cual fue caracterizada como “una broma” según dijo un oficial de la policía a InSight Crime.
Y así Barney volvió a sus negocios. La policía dice que actualmente controla la distribución de drogas en las provincias de Santa Ana, Ahuachapán y Sonsonate. Las drogas son derivados de la cocaína parecidos al crack, que las pandillas venden a un precio entre US$5 y US$7 la dosis, dijo a InSight Crime un oficial de la policía. Los ingresos les han proporcionado algo de capital, pero el mercado de las drogas en El Salvador es aún demasiado pequeño como para sostener a las miles de personas que dependen de las pandillas para su subsistencia.
La principal fuente de ingresos de las pandillas proviene de la extorsión a pequeñas empresas y particulares. La extorsión es lo que más las pone en conflicto con la población civil, pero también puede ser lo que les impida dar el salto al siguiente nivel en el mundo criminal. Es, en esencia, su subsistencia, su sangre.
¿Un cargamento de cocaína que cambia el panorama?
Al parecer, sólo unos cuantos miembros de la MS13, como Barney, se han convertido en más empresarios criminales. Esto puede estar relacionado con la geografía. Las costas de Sonsonate y la Libertad son puntos de recepción y almacenamiento de las drogas, y Barney parece haber aumentado el volumen de sus cargamentos desde 2009. La policía lo vinculó recientemente con una incautación de 113 kilos de cocaína en la costa de Sonsonate en noviembre de 2012.
No es claro para quién era la cocaína, pero el padre de Barney, el coronel retirado Asmael Bercian Rivera, alias “El Tiburón”, ha sido vinculado por la policía con el Cartel de Texis, el grupo transportista más formidable y arraigado en la región oriental del país.
El Cartel de Texis está encabezado por José Adán Salazar, alias “El Diablo”, quien ha invertido los ingresos obtenidos del narcotráfico para entrar en la industria hotelera y de restaurantes, y quien ejerce una considerable influencia política. El Cartel de Texis también es conocido por utilizar a las pandillas, como ejército —los “Fulton Locos Salvatruchos” de la MS13 por ejemplo— en al menos una de sus áreas de influencia. Un presunto líder de la Fulton Locos, José Misael Cisneros Rodríguez, alias “Medio Millón”, fue señalado como una ficha importante por el Departamento del Tesoro en su declaración más reciente.
Por su parte, Bercian Rivera es propietario de varias tiendas de hardware, las cuales son utilizadas como fachada para sus servicios de transporte y distribución de cocaína, señalan los documentos de inteligencia de la policía. Estos servicios se llevan a cabo a lo largo de la costa. Allí, Bercian Rivera cuenta con una infraestructura compuesta por pequeños aviones, yates y lanchas con motores fuera de borda. Según los informes de inteligencia policial, él se vale de los pandilleros para recibir y transportar drogas, y posiblemente, para eliminar a competidores molestos.
La otra posibilidad es que el propio Barney haya establecido su propia red de transporte. En estas circunstancias, sería uno de los líderes de la MS13 —si no el único— en movilizar grandes cargamentos de drogas directamente para las organizaciones en Guatemala. Eso, por supuesto, es un cambio en el juego.
InSight Crime no pudo establecer quién podría ser el comprador en Guatemala. Documentos de inteligencia de la policía salvadoreña sostienen que el padre de Barney tiene conexiones con un exoficial militar guatemalteco, quien presuntamente lo conectó con la organización criminal de Los Zetas en ese país. Incluso, el mismo Barney se reunió también con Los Zetas, según un informante de la policía.
Esta posible conexión de la MS13 con Los Zetas ha sido explorada en muchos informes, sobre todo en un reciente informe del International Assessment and Strategy Center (IASC), elaborado por Douglas Farah y Pamela Phillips Lum. Sin embargo, para el caso de Guatemala, estos dos investigadores señalaron que: “Las pandillas tienen contacto ocasional con Los Zetas, pero no parecen estar desarrollando una relación sólida.”
En El Salvador el panorama es más turbio. Y no hay ninguna información disponible al público, lo cual sugiere que no se han realizado acuerdos a largo plazo entre las pandillas salvadoreñas y Los Zetas, además de la posible compra de armas y tal vez algún tipo de entrenamiento.
El lado legal y político de Barney
Un componente crítico en la trayectoria de Barney para convertirse en criminal transnacional es la acumulación, el lavado y uso de capital. Esto sería una justificación clara para la designación del Departamento del Tesoro, pero aún estamos a la espera de que estos detalles sean revelados por el gobierno de Estados Unidos.
Del lado salvadoreño hay más información. Según la policía de ese país, Barney poseía al menos 14 propiedades en 2008. Eran pequeños lotes, tres de los cuales cuestan menos de US$10.000, pero indican una tendencia a comprar y utilizar propiedades para diversos fines.
Barney también era un socio encubierto en una empresa de autobuses, según informes de la policía que detallan sus propiedades. Conocida como la Ruta 42-B, la compañía opera microbuses en Santa Tecla, La Libertad. Según información de inteligencia de la policía, la compañía de autobuses hace parte del holding AETMST, dirigido por una junta directiva que cuenta con varios vínculos políticos con la Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA).
GANA le brindaba protección política y jurídica a Barney, señalan los documentos, y fue responsable de presionar a los jueces para retirar los cargos contra Barney por el caso de cocaína en 2009. Sin embargo, la conexión con GANA no pudo ser verificada de manera independiente. Y otros líderes pandilleros, como Chepe Furia, mencionado anteriormente, parecen estar más involucrados en la política local.
¿Tendencia o caso aislado?
Es discutible que Barney represente el futuro de la MS13. Por un lado, ha pasado de ser un líder pandillero de poca monta a distribuidor de drogas en una gran parte del territorio. Ha sido escogido para llevar a cabo homicidios de alto perfil. Su grupo recibe y transporta grandes cargamentos de cocaína, posiblemente a través de la frontera con Guatemala. Obtiene armamento sofisticado, y acumula y utiliza su capital para expandir aún más sus intereses a través de conexiones políticas y empresariales. Todo esto apunta a una mentalidad y modus operandi representativos de un criminal transnacional.
No obstante, el salto de Barney hacia el crimen organizado parece ser un caso excepcional. En otras palabras, todo apunta a que este salto se debe a su padre, y no a su afiliación con una pandilla. Probablemente fue su padre quien le otorgó las conexiones necesarias para obtener grandes cantidades de drogas y luego transportarlas, así como el acceso a armas sofisticadas y tal vez incluso a los círculos políticos, que de otro modo estarían vedados para un pandillero. Si eliminamos al padre de la ecuación, entonces Barney puede parecerse más a sus pares de la MS13, quienes también trabajan ocasionalmente con grandes grupos criminales, aunque relegados a papeles de menor importancia y no parecen tener la capacidad de moverse hacia las actividades criminales transnacionales de forma regular.
No obstante, Barney parece más emprendedor que la mayoría. Más que un líder pandillero, Barney es un criminal. La distinción es esencial para entender por qué una designación amplia como la de “Organización Criminal Transnacional” nos da solo una noción parcial de las pandillas. Los niños ingresan a éstas por muchas razones. Si bien es cierto que hay incentivos perversos que son atractivos —mejor ropa, armas (es decir, poder y respeto), mujeres—, muchos de ellos no son ilegales y giran en torno a conceptos simples, como la necesidad de tener un sentido de pertenencia.
Los motivos de Barney van más allá de estos. No está claro si las pandillas en El Salvador, en su conjunto, tienen la misma ambición que Barney. Tampoco parece que estén dispuestas a dar un salto en sus actividades criminales. Sin embargo, está claro que muchos están atentos a cómo le irá a Barney en su viaje hacia un territorio desconocido, mientras consideran si es paso viable dar o no su propio salto.
Este artículo hace parte de una serie sobre la tregua entre pandillas y el gobierno de El Salvador. Vea la serie completa aquí.
Fuentes
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