El informe sobre narcóticos, publicado anualmente por el Departamento de Estado de Estados Unidos, ha descubierto que el cultivo de coca se está extendiendo lentamente fuera de los tres países que han sido los productores de coca tradicionales, aunque Colombia sigue siendo de lejos el principal cultivador del ingrediente base de la cocaína.

El Informe de la Estrategia Internacional de Control de Narcóticos 2023 (2023 International Narcotics Control Strategy Report, INCSR), publicado cada año por el Departamento de Estado de Estados Unidos, describe el panorama del narcotráfico en la mayoría de los países del mundo, prestando atención especial a la amenaza que representa el tráfico de drogas de cada país para Estados Unidos.

Dado que la llamada guerra contra las drogas ha estado tambaleando en América Latina, el panorama del potencial de producción de cocaína que presenta el informe en la región contrasta con los hallazgos presentados por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) justo el año pasado.

El informe señala, además, el papel de Estados Unidos en el tráfico de marihuana, ya que los consumidores del continente buscan plantas de alta calidad que se pueden conseguir por envío postal en el mercado legal en algunos estados de Estados Unidos.

A continuación, InSight Crime analiza cinco conclusiones sobre la dinámica de la producción y el tráfico de drogas en América Latina.

Versiones divergentes sobre los países productores de cocaína

El informe señala que Colombia sigue siendo de lejos el mayor proveedor de cocaína a Estados Unidos, dado que el 97 por ciento de la cocaína incautada y analizada en Estados Unidos proviene de dicho país. Sin embargo, junto con Perú, Colombia experimentó una disminución en los cultivos de coca: el cultivo en Colombia se redujo de 245.000 hectáreas en 2020 a 234.000 hectáreas en 2021, y el cultivo en Perú cayó de 88.200 hectáreas en 2020 a 84.400 hectáreas en 2021.

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Uno de los aspectos más llamativos del informe del Departamento de Estado de Estados Unidos es el de las divergencias con los hallazgos presentados por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD). El informe de la ONUDD sobre Colombia, publicado en octubre de 2022, encontró que en 2021 el país tuvo niveles históricos de cultivo de coca y producción potencial de cocaína, con aumentos del 43 y 14 por ciento, respectivamente. La mayor parte de los cultivos se llevaron a cabo en tres departamentos principalmente: Nariño, Norte de Santander y Putumayo. La directora de ONUDD para la Región Andina y el Cono Sur, Candice Welsch, dijo en una rueda de prensa en ese momento que el cultivo de coca aumentó debido a la incertidumbre económica en los departamentos cultivadores y la demanda internacional de cocaína; por otro lado, las mejoras técnicas llevaron a un aumento en los niveles de producción de cocaína por hectárea de coca sembrada.

En Putumayo, los programas de sustitución de coca han tenido dificultades debido a problemas de financiamiento y amenazas a los habitantes por parte de los grupos criminales en la región.

Los informes también difieren en cuanto a los cultivos en Bolivia, el tercer país productor de coca en Suramérica. El Departamento de Estado de Estados Unidos señala que en 2021 el cultivo de coca en Bolivia aumentó en menos del 1 por ciento, ubicándose en 39.700 hectáreas. Por su parte, la ONUDD afirma que el cultivo en Bolivia aumentó un 4%, pasando de 29.400 hectáreas en 2020 a 30.500 hectáreas en 2021.

La producción de cocaína se expande lentamente

El cultivo de coca y la producción de cocaína fuera de los tres países productores tradicionales siguen siendo mínimos, y no hay pruebas suficientes que indiquen que alguno de los países ha superado el umbral de 1.000 hectáreas de coca ilícita, lo que los ubicaría como productores “importantes”. Sin embargo, el cultivo y la producción se están extendiendo, y el informe considera que el cultivo de coca en Venezuela y Honduras es “preocupante”.

El informe del Departamento de Estado señala que el papel de Venezuela en el comercio mundial de drogas se ha expandido, y ha pasado de ser un país sólo de tránsito a convertirse también en productor de cocaína, citando una investigación de InSight Crime sobre el tema. Como apunta el informe, este cambio se ha atribuido en parte al gobierno de Venezuela, que no ha logrado enjuiciar a los funcionarios corruptos o a los presuntos narcotraficantes.

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El informe también hace referencia a la afirmación del gobierno de Maduro de que había erradicado 31 hectáreas de coca y destruido 17 laboratorios de producción de cocaína en los primeros cuatro meses de 2022. En diciembre, el gobierno informó que había destruido un total de 58 laboratorios en el transcurso del año, pero no hubo más informes de erradicación de coca, según la investigación de InSight Crime.

Según el informe, las autoridades de Honduras erradicaron 140 hectáreas de plantas de coca entre enero y septiembre de 2022, en comparación con 30 hectáreas durante el mismo periodo de 2021. A pesar de la ofensiva que la presidenta Xiomara Castro prometió llevar a cabo, hay evidencia de que cada vez se cultiva más coca en áreas remotas de Colón, Yoro, Olancho, El Paraíso y Cortés, donde hay poca presencia estatal.

Se considera que la pobreza en las zonas rurales llevó a que algunas personas recurrieran al cultivo de coca en Guatemala, donde se erradicaron poco menos de 20 hectáreas de coca en los primeros nueve meses del año. El gobierno trató de dar respuesta al problema del cultivo ilícito de plantas enviando al ejército, en el mes de septiembre, a ejecutar la primera operación de erradicación de coca “a gran escala” en el país.

También se indica que las autoridades ecuatorianas encontraron y destruyeron cultivos de coca e instalaciones clandestinas de procesamiento de cocaína en la selva a lo largo de la frontera con Colombia. Sin embargo, los resultados fueron modestos, pues equivalieron a poco más de 1.000 plantas de coca entre enero y septiembre de 2022.

Laboratorios de drogas sintéticas en México

El número de “laboratorios clandestinos de drogas” descubiertos en México se disparó en 2022, con el hallazgo de 193 instalaciones en los 3 primeros trimestres de 2022, en comparación con solo 21 en el mismo periodo de 2021, según el informe.

Sin embargo, estas cifras difieren de las divulgadas por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Según esta cartera, las autoridades hallaron 337 laboratorios clandestinos entre enero y septiembre de 2021, y 491 en todo el año, cuyo total supera en mucho las cifras de toda la década anterior. De esas instalaciones, 438 se descubrieron en Sinaloa, lo que se explica por la ubicación de ese estado como punto estratégico en la cadena de producción de drogas sintéticas en el país. Aunque la Sedena encontró que en todos los laboratorios se producían metanfetaminas, el Departamento de Estado informó que “México decomisó 1,8 toneladas de fentanilo (un incremento de 40,3% sobre 2020) de 26 lugares clandestinos” a lo largo de 2021.

A pesar del publicitado aumento del fentanilo introducido a Estados Unidos desde México, y al aumento de los decomisos de esta droga en el mismo México, el gobierno ha negado categóricamente que el país albergue laboratorios de producción, según se definen las instalaciones donde se sintetiza el fentanilo.

El gobierno ha hecho esfuerzos por reducir la entrada de químicos precursores, como la ampliación, de 14 a 69, del número de químicos en la lista de vigilancia. Esto ha obligado a las organizaciones criminales a camuflar sus cargamentos o a buscar químicos alternativos para la fabricación de las drogas sintéticas. El cambio ha causado poco impacto, señaló el informe.

Estados Unidos pasa a ser exportador de drogas

Históricamente, la marihuana cultivada en Latinoamérica y el Caribe se traficaba hacia Estados Unidos. Pero este informe hace énfasis en que ahora esto va en doble vía.

Los países del Caribe oriental presentaron un aumento de los decomisos de marihuana estadounidense y canadiense en 2022, donde se observó que los traficantes recurrían a servicios comerciales de mensajería y a servicios de correo expreso para la distribución del productor. La importación de marihuana de alto octanaje hacia el Caribe oriental bien puede abastecer los mercados domésticos, donde la marihuana es muy consumida, según halló el informe.

Un patrón similar de decomisos en otros lugares de la región indica que la marihuana estadounidense va ganando aceptación. Los decomisos de marihuana procedente de Estados Unidos han sido recurrentes en República Dominicana y Paraguay, aunque ha habido casos de decomisos individuales en otros países.

La reciente legalización de la marihuana en muchos estados de Estados Unidos hace de la exportación un nuevo fenómeno, pero no necesariamente inusual. “Estados Unidos se está convirtiendo en una especie de productor de productos cannabis y derivados de gran calidad, por lo que me parece muy natural ver demanda de esos productos en otros países”, comentó a InSight Crime Katharine Neill Harris, experta en política de drogas del Instituto Baker de Políticas Públicas.

Nuevas rutas de cocaína

Las rutas de tráfico de narcóticos han variado bastante en el Caribe en los últimos años, y el informe confirma este movimiento.

En los primeros trimestres de 2022, puntos tradicionalmente importantes para el trasbordo de drogas, como Bahamas y Trinidad y Tobago, tuvieron decomisos de cocaína muy pequeños, con 367 y 5 kilos, respectivamente. Esto indica un declive de su importancia en las rutas de tráfico, por los intentos de evasión de las autoridades y el apuntalamiento de redes de distribución más avanzadas por parte de los narcotraficantes.

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Los traficantes están enviando grandes cantidades de cocaína por las Antillas holandesas y República Dominicana. En los primeros nueve meses de 2022, se decomisaron 19 toneladas de cocaína en el Caribe holandés, y 24 en República Dominicana, lo que subraya sus roles como focos cruciales en el tráfico de cocaína hacia Estados Unidos y Europa.

Los traficantes de cocaína ajustaron sus rutas de suministro en toda Suramérica también. El informe señaló que en Brasil, los traficantes se han visto obligados a migrar hacia el norte por el aumento de la vigilancia en puntos de salida predilectos, como el Puerto de Santos.

Una serie de restricciones a raíz de la COVID-19 y el refuerzo de la presencia policial en gran parte del sur del país han “desplazado a las organizaciones criminales transnacionales hacia las regiones al norte del país”, señaló el informe.

Al otro lado de la frontera, en Bolivia y Paraguay, el modus operandi para el trasiego de cocaína siguen eludiendo las mayores restricciones al paso fronterizo recurriendo a la vía aérea. Aunque los narcovuelos han sido infaltables desde siempre en el tráfico de cocaína, las últimas cifras de incautaciones en Bolivia apuntan a la creciente importancia del tráfico aéreo. De hecho, en 2022 se incautaron 99 aeronaves, más que las 20 confiscadas el año anterior, según indicó el informe.