La captura de Seuxis Paucis Hernández Solarte, alias “Jesús Santrich”, ha sacudido al partido de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), ha puesto a prueba los nuevos juzgados de paz, y ha implicado a decenas de figuras del hampa mexicana, incluyendo al “narco de los narcos” de México.

Santrich fue detenido el 9 de abril en su residencia en la ciudad de Bogotá, tras una acusación formal de Estados Unidos por cargos de drogas. Santrich ha sido una de las figuras más destacadas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Participó en la negociación de un acuerdo de paz firmado en 2016 entre el gobierno colombiano y el grupo insurgente, y se aprestaba a ocupar una de las curules en el congreso de Colombia como representante del partido político FARC.

A continuación se presentan las cuatro revelaciones y repercusiones más preocupantes del escandaloso arresto de Santrich.

1. La red de informantes de la DEA, disidentes de las FARC y capos mexicanos en torno a Santrich

Dos fueron los factores que llevaron a abrir las investigaciones estadounidense y colombiana sobre Santrich, las cuales por algún tiempo se realizaron de manera paralela sin que ambas partes supieran una de la otra. La pista estadounidense fue un presunto narcotraficante que pagó cerca de US$8.000 para que se colara su nombre en una lista de miembros de las FARC con el fin de obtener los beneficios judiciales en el marco del acuerdo de paz. Cuando esto falló, se convirtió en informante de la DEA y puso a las autoridades sobre la pista de Santrich, según fuentes oficiales consultadas por El Colombiano.

Posteriormente, una operación encubierta de la DEA arrojó evidencia de que Santrich conspiraba para vender 10 toneladas de cocaína. Lo que no es claro es si los compradores eran traficantes reales infiltrados por la DEA, o si todos ellos eran agentes encubiertos.

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Grabaciones de Jesús Santrich y sus cómplices. Crédito: Fiscalía General de la Nación

Entre las evidencias presentadas que mayor sorpresa causan hay una pintura, firmada al parecer por Santrich con fecha del 2 de noviembre de 2017 y dedicada a Rafael Caro Quintero, conocido como el “narco de los narcos”, uno de los traficantes mexicanos más notorios de la historia. Se dice que la pintura fue una muestra de confianza de parte de Santrich a sus “compradores”, pero no es tan claro si Santrich tenía nexos reales con el capo fugitivo.

Pintura al parecer firmada por Santrich como regalo para Rafael Caro Quintero. Crédito: Fiscalía General de la Nación

En contraste con la DEA, las autoridades colombianas llegaron a Santrich rastreando al sobrino del jefe de las FARC Luciano Marín Arango, alias “Iván Márquez”. Marlon Marín había fraguado un plan para robar fondos para la paz mediante la malversación de dinero de contratos para la atención médica de los guerrilleros desmovilizados. La Fiscalía General de la Nación comenzó a seguirlo, y cuando el esquema de salud se desbarató, Marín recurrió al tráfico de droga, lo que eventualmente llevó a los investigadores a Santrich.

Cuando ambos países se dieron cuenta de que seguían al mismo sospechoso, unieron esfuerzos.

También hay reportes diversos sobre los socios de Santrich en Colombia. Según El Colombiano, Santrich obtenía la cocaína del sur del país, donde se mantienen las redes más fuertes de disidentes de las FARC. Su principal jefe es Miguel Botache Santillana, alias “Gentil Duarte”, quien, al igual que Santrich, hacía parte del Secretariado General de las FARC hasta su deserción en 2016 aproximadamente.

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Otras informaciones indican que Santrich se proveía de cocaína de Los Urabeños, insurgentes del Ejército Nacional de Liberación (ELN), y una disidencia de las FARC, encabezada por alias “Guacho”.

En cualquier caso, los nexos entre el excomandante guerrillero y los disidentes de la “ex-FARC mafia” no serían muy sorprendentes, dada su relación a lo largo del tiempo.

2. FARC pierden curul en el congreso, se ponen a la defensiva

Santrich había sido elegido para ocupar una de las diez curules en el congreso que no se sometieron a votación, sino que se entregaron al partido de la FARC en el marco del acuerdo de paz. Sin embargo, los congresistas arrestados o con procesos judiciales por narcotráfico no pueden ser sustituidos por otro miembro del partido, según la ley colombiana. En consecuencia, la FARC puede haber perdido una de sus curules antes de siquiera poner un pie en las cámaras legislativas. Este es un aviso del fardo político que el partido deberá llevar, pues durante décadas las FARC financiaron sus actividades con dineros del narcotráfico.

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El partido de la FARC casi de inmediato recriminó a las autoridades por el arresto de Santrich, e Iván Márquez insinuó que el acuerdo de paz podría romperse como resultado de eso. Sin embargo, el jefe del partido Rodrigo Londoño Echeverri, alias “Timochenko”, cuyo estilo político difiere un poco del de Márquez, fue más sutil. Luego de reunirse con el presidente Juan Manuel Santos para tratar el asunto, Timochenko reiteró el apoyo de su partido al acuerdo de paz independientemente de las acciones de cualquier miembro del partido.

Manifestantes se han congregado para protestar en defensa de Santrich, quien al parecer se encuentra en huelga de hambre.

3. ¿Vacíos judiciales para los juzgados de paz?

Esta será la primera gran prueba para el mecanismo de justicia transicional, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), creado en el marco el acuerdo de paz para procesar casos contra guerrilleros desmovilizados, incluyendo a Santrich. Sin embargo, ya se ha generado cierta controversia por el rol de la JEP en esta captura.

Todos los delitos cometidos luego de la firma del acuerdo de paz, a finales de 2016 (lo que incluiría el plan de Santrich) quedan excluidos de la JEP, pero solo después de que la JEP determine que se cometieron después de la fecha límite.

Los mismos magistrados de la JEP están divididos: algunos creen que la JEP debió ser consultada antes de que la Fiscalía General realizara la captura. Otros dicen que no hubo extralimitación de su autoridad. Es cierto que las leyes creadas para la JEP no son claras respecto a cómo proceder en caso de órdenes de captura internacionales. Este tipo de ambigüedades seguramente causarán retrasos mientras la JEP asume plenamente sus funciones.

4. Inminencia de las elecciones presidenciales

Colombia está a menos de un mes de unas elecciones presidenciales que pueden cambiar el estado de las cosas. La prueba de la culpabilidad de Santrich daría un impulso a la oposición política, liderada por Iván Duque, que ha trabajado intensamente para desprestigiar el proceso de paz y a los exguerrilleros.

La elección de un candidato contrario al acuerdo de paz podría estancar gran parte del apoyo del gobierno para la implementación de los acuerdos, lo que es costoso y difícil de digerir para muchos políticos. Además, habrá mayor probabilidad de que los guerrilleros desmovilizados se retiren del proceso, posiblemente para unirse a las disidencias de las FARC que crecen por todo el país.