Varias armas vinculadas a una polémica operación de incautación de armas adelantada por Estados Unidos, denominada “Rápido y Furioso”, fueron encontradas en mayo del año pasado en el escenario de un sangriento enfrentamiento entre policías de México y un grupo de hombres armados que al parecer pertenecían a un cartel, y que dejó como resultado 43 muertos, según documentos obtenidos exclusivamente por InSight Crime.
Los documentos inéditos, obtenidos gracias a una solicitud de liberación de información, muestran que las autoridades mexicanas y estadounidenses investigaron el origen de las armas utilizadas en el tiroteo en Michoacán y descubrieron que estaban relacionadas con la mencionada operación, mediante la cual las autoridades estadounidenses permitieron que miles de armas de fuego ingresaran a México, en un fallido intento por seguirles la pista a los traficantes de armas.
Los enfrentamientos tuvieron lugar el 22 de mayo de 2015, en una finca conocida como Rancho El Sol, cerca de la frontera entre los estados de Michoacán y Jalisco, al occidente del país. Según el gobierno mexicano, un grupo de pistoleros del Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) le dispararon a un convoy de la policía federal. Los policías persiguieron a los hombres hasta Rancho El Sol, donde se enfrentaron en una batalla que duró tres horas y que dejó como resultado un policía y 42 presuntos miembros del CJNG muertos.
Sin embargo, la disparidad en el número de víctimas generó sospechas. Los familiares de las personas muertas acusaron a los policías de haber cometido una “masacre”. Y en el mes de agosto, el reconocido periodista mexicano Carlos Loret de Mola escribió en un artículo que una investigación que viene adelantando el gobierno había hallado pruebas que sugieren que las fuerzas de seguridad habían cometido asesinatos extrajudiciales.
Según Loret, muchos de los cuerpos de los presuntos miembros del CJNG tenían tiros de bala en la nuca, y otros mostraban signos de alteraciones. Algunas de las armas encontradas entre los muertos parecen haber sido “sembradas”.
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Los documentos obtenidos por Insight Crime muestran que las autoridades mexicanas reportan haber encontrado 42 armas de fuego, un lanzagranadas y un rifle calibre 50 en el campo de batalla.
La policía federal mexicana entregó las armas, para su correspondiente rastreo, al organismo que está al frente de la operación Rápido y Furioso, la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF por sus iniciales en inglés), que determinó que dos de las armas de fuego estaban “relacionadas” con la operación, aunque “no está claro si las armas [de Rápido y Furioso] fueron utilizadas durante los hechos”.
Las leyes estadounidenses le prohíben a la ATF revelar públicamente la mayor parte de los detalles sobre las armas que rastrea, y los documentos obtenidos por InSight Crime tienen una redacción confusa, lo que hace difícil determinar cómo las armas terminaron en Rancho El Sol.
La Procuraduría General de la República de México, que está encargada de investigar el incidente, no respondió cuando se le solicitó pronunciarse con respecto al asunto.
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El descubrimiento de armas de fuego vinculadas a la operación Rápido y Furioso en Rancho El Sol no se había divulgado anteriormente. Pero esta no es la primera vez que las autoridades han encontrado armas vinculadas a la operación en la escena de un crimen como éste. Y es probable que no sea la última.
La operación Rápido y Furioso comenzó en 2009, cuando a los agentes que trabajaban para la oficina de ATF en Phoenix se les ordenó que dejaran “pasar” a las personas sospechosas de traficar armas para los grupos criminales mexicanos.
En teoría, en lugar de arrestar a los presuntos traficantes, los agentes de la ATF los monitorearían para obtener más información sobre las redes de tráfico ilícito de armas, lo cual los conduciría a las figuras más importantes. En realidad, la agencia perdió la pista de por lo menos 2.000 armas de las que “pasaron”.
Los agentes de la ATF que participaron en la operación le dijeron a la revista Fortune en 2012 que ellos nunca permitieron deliberadamente que se traficaran armas ilegales. Por el contrario, dijeron que sus intentos de atrapar a los presuntos traficantes fueron obstaculizados por los directivos de la institución y por fiscales poco dispuestos a procesar casos que se hacían difíciles por las laxas leyes estadounidenses con respecto a las armas.
La operación Rápido y Furioso se convirtió en un escándalo, que dio pie a investigaciones del Congreso y a consultas internas luego de que se revelara que las armas que habían “pasado” fueron encontradas, en diciembre de 2010, en la escena del asesinato de Brian Terry, agente de la patrulla de frontera estadounidense.
Desde entonces, las armas vinculadas a Rápido y Furioso han seguido apareciendo en numerosas escenas de crímenes en México y Estados Unidos, en incluso en países como Colombia. En enero, por ejemplo, las autoridades encontraron un rifle calibre .50, vinculado con Rápido y Furioso, entre un alijo de armas incautado en el escondite del capo de la droga recientemente capturado Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Análisis de InSight Crime
La operación Rápido y Furioso ha sido muy criticada porque permitió que armas peligrosas cayeran en las manos de algunos de los grupos criminales más violentos de México. Pero algunos expertos consultados por InSight Crime dijeron que la fallida operación también pone de relieve problemas mayores asociados con el tráfico de armas.
Detener el tráfico de armas no es una prioridad para los gobiernos de Estados Unidos o México, dijo Sarah Kinosian, experta en seguridad de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA por sus iniciales en inglés).
Kinosian agregó que el descubrimiento de armas vinculadas a Rápido y Furioso en la escena del sangriento enfrentamiento en Rancho El Sol recuerda una vez más que las armas estadounidenses han promovido durante mucho tiempo los altos niveles de violencia en México.
“Estamos literalmente armando las dos partes del conflicto”, dijo, refiriéndose a los miles de millones de dólares en compras de armas estadounidenses por parte del gobierno mexicano en años recientes y a las estimaciones según las cuales la mayor parte de las armas ilegales utilizadas por los grupos criminales mexicanos provienen de Estados Unidos.
Kinosian se refirió a Rápido y Furioso como “una apuesta peligrosa” y dijo que, incluso si la operación hubiese resultado según lo planeado, no habría atacado “la raíz del problema, es decir, las leyes extremadamente laxas de Estados Unidos frente a las armas, que son las que permiten que se presente [el tráfico ilegal de armas]”.
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Alejandro Hope, quien trabajó en la agencia de inteligencia civil de México durante el tiempo en que Rápido y Furioso estaba en marcha, señaló que la ATF cuenta con un presupuesto menor que la mayoría de las demás agencias policiales federales y especuló que Rápido y Furioso pudo haber sido un intento por mejorar la reputación de la ATF, al permitirle realizar arrestos importantes.
“Estaban muy, muy interesados en llevar a cabo estas operaciones encubiertas”, dijo Hope. ”Fue una buena idea, pero muy mal ejecutada”.
InSight Crime le pidió su opinión a un representante de la ATF, quien respondió que la agencia “ha aceptado la responsabilidad por los errores cometidos en la investigación Rápido y Furioso” y que ha “tomado las medidas apropiadas para asegurar que estos errores no se repitan”.
El portavoz no especificó qué medidas ha tomado la ATF para rastrear y encontrar las armas vinculadas a la operación, pero reconoció que “las armas de fuego relacionadas con la investigación Rápido y Furioso probablemente seguirán siendo encontradas en las escenas de crímenes que se presenten en el futuro.”