El reciente arresto del presunto líder de un grupo criminal de Brasil, y de una serie de colaboradores incluyendo policías, reveló un punto importante sobre la dinámica criminal en la frontera oriental entre ese país y Paraguay: nadie sabe quién trabaja con quién.

En el marco de la llamada “Operación North”, el 14 de octubre, autoridades paraguayas capturaron a Levi Adriani Felicio, presunto cabecilla criminal que operaba en la estratégica frontera entre los estados Mato Grosso do Sul en Brasil y Amambay en Paraguay.

Durante el operativo también fueron detenidas otras cuatro personas en la capital del estado paraguayo, Pedro Juan Caballero. Entre estos se encontraba Marcio Gayoso, alias “Candonga,” calificado como mano derecha de Felicio, según reportó La Nación.

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El fiscal adjunto de la unidad especializada en la lucha contra el narcotráfico, Marco Alcaraz, aseguró, en una rueda de prensa, que Felicio presuntamente coordinaba la logística para abastecer de drogas y armamento al Primer Comando de la Capital (Primeiro Comando da Capital – PCC). Durante la misma conferencia de prensa, el secretario de cultura de la gobernación del departamento de Presidente Hayes también mencionó posibles vínculos con el Comando Rojo (Comando Vermelho – CV).

Al día siguiente de su captura, el 15 de octubre, Felicio fue expulsado de Paraguay hacia Brasil, donde tiene una serie de procesos en su contra, infomó Última Hora.

Pocos días después, el 29 de octubre, las autoridades de Paraguay detuvieron a 21 policías, entre ellos varios jefes de las dependencias policiales de Amambay. Están acusados de delitos de extorsión y de haber colaborado con la estructura liderada por Felicio, entregando información de inteligencia, facilitando su accionar criminal en las ciudades fronterizas e inclusive de operar como sicarios para el narco, reportó Última Hora.

Análisis de InSight Crime

Las versiones contradictorias de las autoridades paraguayas sobre la asociación de Levi Adriani Felicio con grupos criminales brasileros, parecen reflejar que si bien el PCC ha logrado posicionarse como el actor criminal más fuerte de la región fronteriza, otras estructuras, más fluidas e independientes, han copado terreno.

A lo largo de los más de mil kilómetros que dividen a Brasil y Paraguay se evidencia una clara de división de territorio.

Por un lado, el PCC busca posicionarse como actor hegemónico en la región norte de la frontera, territorio estratégico para el tráfico de cocaína proveniente de Bolivia y de toneladas de marihuana y productos de contrabando que cruzan desde Paraguay.

El CV, por su parte, tiene mayor control sobre la zona sur, desde donde controla el tráfico de marihuana y productos de contrabando para abastecer, principalmente, la demanda del mercado de Río de Janeiro.

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A este complejo panorama se suman, además, los grupos de contrabandistas que por décadas han operado en la región y personajes como Levi Felicio, quien parece operar al estilo clásico de narcotraficantes independientes: proveer drogas, armamento y mercancías ilegales a distintos clientes, entre los cuales están el CV y el PCC.

Estas dinámicas criminales y disputas reflejan el importante botín que esta frontera representa para el hampa y el provecho que sacan del claro vacío de poder en la zona.

Atrás parecen haber quedado las épocas en las que reconocidos líderes criminales como Jorge Rafaat –asesinado en 2016 por un consorcio de grupos criminales- o el denominado Clan Pavão, dictaban el quehacer criminal en esta disputada frontera.

Hoy, tanto las facciones brasileras como los grupos de contrabandistas y narcos independientes, estilo Levi Felicio, parecen ser los que estarían componiendo y determinando la escena criminal en la agitada frontera.