El reciente arresto de uno de los principales criminales de Medellín, Colombia, quizá no tendrá un impacto importante en el hampa de la ciudad, pero podría incentivar a otros a adoptar un bajo perfil.

Juan Carlos Mesa Vallejo, también conocido como “Tom” o “Carlos Chata”, fue arrestado el 9 de diciembre mientras celebraba su cumpleaños número 50. Estaba acusado de asociación criminal agravada, porte ilegal de armas de grado militar y uso de documentos falsos.

Se cree que alias Tom, un avezado criminal de Bello, municipio ubicado al norte de Medellín, asumió un papel protagónico en el poderoso grupo criminal La Oficina de Envigado a principios de esta década. Se encuentra recluido en aislamiento luego de haber sido transferido a una prisión de Bogotá. Según El Colombiano, probablemente será extraditado a Estados Unidos.

En la fiesta de cumpleaños en la que Tom fue arrestado se encontraba otro criminal famoso: Jhon Jairo Velásquez, alias “Popeye”, un confeso sicario de Pablo Escobar que pasó más de 23 años en prisión, para luego convertirse en un activista político y comenzar a llamar la atención en Internet. Su presencia en el cumpleaños de un capo de la droga junto con otras importantes figuras del hampa de Medellín parece ir en contra de los términos de su libertad condicional, lo que significa que el exasesino podría volver a quedar tras las rejas.

Un peso pesado del crimen

La carrera criminal de Tom comenzó con la pandilla de los “Chatas”, que él ayudó a conformar en los años noventa y a la que luego lideraría. Al mando de Diego Fernando Murillo, alias “Don Berna”, sucesor del imperio de Pablo Escobar, los Chatas se unieron a La Oficina y se convirtieron en una estructura criminal más poderosa.

Después de que Don Berna fue extraditado a Estados Unidos en 2008, varias facciones de La Oficina se enfrentaron entre sí por el poder. Más adelante, en 2012, luego de que fuera capturado el cabecilla de La Oficina Erickson Vargas Cárdenas, alias “Sebastián”, Tom pudo asumir un papel más importante en la organización.

“Tom era el jefe militar de Sebastián […] Dado que era uno de sus hombres de confianza, logró hacer contactos. Se trató de una sucesión”, le dijo a InSight Crime Nelson Matta Colorado, un periodista investigativo de El Colombiano.

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En 2013, las facciones rivales de La Oficina hicieron una tregua y formaron una alianza con sus antiguos adversarios, Los Urabeños, que actualmente son la organización criminal más poderosa de Colombia. Según la Policía Nacional de Colombia, Tom dirigía el tráfico de cocaína en Medellín, mientras que Los Urabeños se encargaban de enviar las drogas al exterior.

Matta le dijo a Insight Crime que esta asociación con Los Urabeños le dio mayor poder a Tom, en comparación con otros jefes de La Oficina.

“Cuando Tom llegó al grupo de líderes criminales [de La Oficina], se dio cuenta del escaso poder que tenía sobre los demás”, explicó Matta. “Así que llegó a un acuerdo con Los Urabeños para ganar más influencia y tener mayor respaldo criminal”.

Poco después de iniciada la tregua con La Oficina, Estados Unidos comenzó a perseguir a Tom y a sus socios criminales.

En 2014, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos agregó a Tom a la Lista Clinton (“Kingpin List”). Y en 2015, el mismo departamento incluyó a los Chatas en la lista negra por “tráfico de estupefacientes y violencia en apoyo a La Oficina de Envigado”.

En 2016, Estados Unidos ofreció una recompensa de US$2 millones por información que condujera a la captura de Tom.

¿Arrestos con poco impacto?

La dinámica interna de La Oficina de Envigado ha tenido influencia sobre la seguridad de Medellín. Pero a pesar de la prominencia de Tom en el hampa de Medellín, es poco probable que su captura afecte las actividades criminales de La Oficina. Las autoridades han alardeado del arresto de otros miembros de La Oficina con un rango similar al de Tom, pero realmente dichos arrestos han tenido poco impacto.

Matta señaló que esto se debe a la estructura de la Oficina, cuyo liderazgo no depende de una sola figura.

“Las organizaciones criminales de hoy, como La Oficina, no poseen una estructura piramidal, sino que están al mando de una junta compuesta por varios directores. Por eso la captura de uno de ellos, como acaba de ocurrir, no afecta a toda la estructura, como solía hacerlo”, dijo.

“Las finanzas de la organización no han sufrido golpes significativos, por lo que, cuando hay arrestos, simplemente remplazan una pieza con otra”, agregó Matta. “Su estructura se mantendrá, así como su forma de operar, porque hasta ahora ha sido un exitoso modelo criminal”.

Si bien el arresto de Tom no conducirá a la desaparición de La Oficina, quizá genere algunos cambios operativos en el grupo. Los Urabeños, que se encuentran presionados tras la detención de varios de sus principales líderes, probablemente buscarán asociarse con alguno de los miembros de La Oficina, con el fin de continuar con sus operaciones de tráfico de cocaína.

Otro posible efecto del arresto de Tom es que alentará a los criminales a mantener un perfil bajo para evitar ser capturados, una estrategia que han adoptado exitosamente otros actores criminales latinoamericanos.

Como dijo un comentarista tras el comunicado de prensa en el que se anuncia el arresto de Tom: “más vale perro vivo que león muerto”.