El fiscal general estadounidense Jeff Sessions anunció ante un grupo de jefes de policía en Filadelfia que ha nombrado a la pandilla MS13 objetivo prioritario de la Fuerza de Tarea contra el Crimen y la Droga del DOJ, en una nueva escalada en la narrativa de la administración Trump que ubica a la pandilla como uno de los principales grupos de crimen organizado en Estados Unidos.

El mismo día en que el fiscal general hizo sus anuncios la Administración para el Control de Drogas (DEA por sus inciales en inglés) publicó su Evaluación Nacional de Amenaza de Drogas de 2017, que recoge las tendencias de consumo y descripciones de los grupos más importantes en el abastecimiento de los mercados domésticos estadounidenses. En ese informe, la Mara Salvatrucha (MS13) ocupa un lugar marginal.

El Departamento de Justicia (DOJ por sus iniciales en inglés) asegura que la decisión de Sessions es “en un nuevo paso por alcanzar el objetivo del presidente [Donald] Trump contra la brutal organización criminal transnacional MS13”, según un comunicado publicado el 23 de octubre.

La designación, dice el DOJ, dotará a la Fuerza de Tarea contra el Crimen Organizado y las Drogas (OCDETF por sus iniciales en inglés) con un nuevo “set de herramientas” que le permitirá utilizar leyes contra las drogas, las armas, contra la evasión de impuesto. Asimismo, podrán implementar la Ley Contra el Crimen Organizado (RICO por sus iniciales en inglés) para aumentar las capacidades del gobierno federal para perseguir penalmente a la MS13.

Con esta decisión, dice la comunicación oficial, se allanaría la colaboración entre diversas agencias del gobierno federal, como la Agencia Antidrogas (DEA) o la Agencia contra el Tabaco y las Armas de Fuego (ATF) y el FBI para combatir de forma más efectiva a la pandilla.

En la reunión de Filadelfia, Sessions aseguró que la MS13 es una de las principales amenazas que enfrenta la seguridad interna de Estados Unidos, y volvió a equipararla a los carteles internacionales de la droga a los que Washington acusa de provocar la crisis de consumo de opioides que vive el país.

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“Nos enfrentamos a un tráfico internacional de drogas que es letal. Las drogas están matando más estadounidenses que nunca antes, gracias en parte a poderosos carteles, pandillas internacionales y a nuevos opioides sintéticos letales como el fentanilo”, dijo Sessions. El fiscal general de Trump volvió a decir que, entre esos grupos, el más brutal es la MS13.

El anuncio de Sessions ocurre en el marco de un aumento de crímenes violentos, sobre todo homicidios, atribuidos a la MS13 en ciudades y condados estadounidenses como Boston, en Massachusetts; Montgomery, en Maryland; y Long Island, en Nueva York.

Durante todo 2017, fiscales distritales han introducido en varios tribunales de la Costa Este al menos una docena de acusaciones contra miembros de la MS13 por casos que van desde homicidio hasta el narcomenudeo y la extorsión. En ninguno de esos expedientes hay referencia a que la MS13 esté relacionada con el tráfico internacional de drogas.

Análisis de InSight Crime

El anuncio de Sessions puede entenderse como un nuevo intento de Washington por estrechar el cerco a la MS13, luego de que en 2012 la administración de Barack Obama designara a la pandilla objetivo prioritario del Departamento del Tesoro, que incluso podría entenderse como un intento real por dotar con más recursos legales a los fiscales de distrito que están combatiendo casos de homicidios atribuidos a la pandilla en la Costa Este.

Lo que no queda muy claro es como estas medidas podrían representar un paso efectivo en la lucha contra el ingreso de drogas a Estados Unidos. La MS13 no es un actor importante en el narcotráfico transnacional, y así lo han reconocido ya el Departamento de Estado, varios centros de investigación en Washington e incluso oficiales de la policía. Así lo reconoce también la DEA.

Lo más preocupante de la declaración de Sessions es que no reconoce que la crisis opioide que está causando estragos en Estados Unidos es casi que por completo resultado de sus propias acciones, dado que a las compañías farmacéuticas se les otorgó libertad de mercado y además fomentan la prescripción de analgésicos mediante mensajes confusos acerca de su naturaleza adictiva. A su vez, la epidemia ha creado nuevas oportunidades para el crimen organizado, especialmente en México, pues miles de consumidores se han pasado a la heroína mexicana, que es más barata, lo que ha generado un auge para algunas de las organizaciones criminales al sur de la frontera.

Pero la MS13 tiene poca conexión con los opiodes de este tipo, fuera de la distribución de heroína y fentanilo a nivel callejero.

Funcionarios consultados por InSight Crime en el área metropolitana de Washington aseguran que los principales crímenes asociados a la MS13 son el homicidio, la extorsión y el narcomenudeo, algo que han confirmado varios fiscales de distrito en acusaciones contra la pandilla bajo RICO.

David LeValley, jefe de la unidad criminal del  Buró Federal de Investigación de Estados Unidos (FBI por sus iniciales en inglés) en Washington hasta diciembre de 2016 dijo a InSight Crime que el narcotráfico no es la principal actividad de la MS13. “En cuanto a los crímenes que cometen, [hay] un nivel bajo de distribución de droga… La extorsión es lo que vemos frecuentemente”.

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A finales de 2015, por ejemplo, un fiscal de distrito en Boston, Massachusetts, presentó en un tribunal de esa ciudad una de las acusaciones más amplias contra la MS13 en la última década, en la que atribuyó a una veintena de pandilleros, que eran miembros de nueve clicas, cinco asesinatos y 19 homicidios tentados. No obstante, la actividad de narcotráfico por la cual eran señalados todos esos pandilleros no parece ser la que suele atribuirse a un cartel internacional de la droga: en poco menos de un año, dice la fiscalía, los acusados distribuyeron 5 kilos de cocaína y 600 gramos de heroína.

“Lo que vemos, y lo que hace de estos casos una prioridad es la violencia”, dijo a The Washington Post William Moomau, un fiscal de distrito en Maryland.

En una acusación realizada a mediados de este año por el DOJ en una corte distrital en Greenbelt, Maryland contra varios miembros de la MS13 acusados de homicidio, consta por ejemplo que en las reuniones semanales que sostenían esos pandilleros apenas reportaban ganancias de 10 dólares semanales por la venta de droga.

InSight Crime ha revisado al menos una docena de expedientes judiciales tramitados en cortes de Massachusetts, Maryland, Virginia y Nueva York desde 2014 contra varias clicas de la MS13 y en ninguna de ellas hay referencias a la participación de la pandilla en actividades de tráfico internacional de drogas. Y, cuando hay referencias a narcomenudeo, es por marihuana y cocaína, y casi nunca por opioides.

Los comentarios de Sessions, al igual que otros provenientes de la administración Trump, son extremadamente engañosos sobre el grado y el carácter de la amenaza criminal que representa la MS13. Puede afirmarse que sus palabras buscan atribuir a una pandilla criminal un problema de adicción a los opioides de cosecha propia, que está matando a más estadounidenses que cualquier otra droga, en lugar de señalar al verdadero culpable: el gobierno y la industria farmacéutica.