La tasa de homicidios en El Salvador se ha disparado en la víspera de las elecciones presidenciales de 2019, después de que las autoridades de la nación centroamericana vieron una reducción sustancial de los asesinatos en 2018. Esto generó importantes preguntas sobre el papel de las pandillas del país en el proceso electoral, y las estrategias del gobierno para combatirlas.

Después de cerrar 2018 con una tasa de homicidios de 51 por cada 100,000 ciudadanos, la mitad de lo que fue en algunos de los años más violentos del país en 2015 y 2016, las autoridades registraron más de 200 homicidios en los primeros 20 días de 2019, incluido policías.

Jeannette Aguilar es investigadora en temas de seguridad ciudadana en El Salvador y exdirectora del Instituto Universitario de Opinión Pública de la Universidad Centroamericana (IUDOP-UCA), uno de los centros de estudios sociales y estadísticos más respetados en El Salvador. En esta entrevista con InSight Crime evalúa el reciente repunte de los homicidios en el país, que las autoridades atribuyen a la MS13.

 InSight Crime (IC): ¿A qué atribuye el repunte reciente en homicidios?

Jeannette Aguilar (JA): Es difícil agotar las explicaciones a los repuntes o caídas abruptas dada la complejidad de la violencia letal en El Salvador y los diferentes actores que protagonizan este tipo de violencia. Creo que en el alza registrada en enero pueden estar convergiendo varios factores: un aumento de ejecuciones por parte de grupos de exterminio, principalmente policiales, que parecen estar arreciando sus acciones en estos últimos días, la respuesta de las pandillas a esta violencia y el contexto preelectoral.

La historia reciente muestra que contextos preelectorales, sobre todo en el mes antes de los comicios, suele producirse un incremento atípico de muertes violentas, que ha estado asociado a los pactos de partidos de oposición con grupos de pandillas para afectar políticamente al adversario. En este caso, habrá que investigar los posibles pactos que Arena y GANA-Nuevas Ideas (los dos principales partidos de oposición) han efectuado con las pandillas de cara a las elecciones 2019.

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Adicionalmente, las negociaciones que también ha hecho en los últimos años el partido oficial con pandillas en contextos electorales facilitan un entorno de mayor confrontación entre miembros de las diversas estructuras que se encuentran al servicio de diversos partidos.

Las pandillas, por su cuenta, también han emprendido en los últimos años estrategias para golpear la imagen del gobierno, entre ellas aumentar los muertos, y obviamente en períodos de elecciones ellos saben que esto tiene un mayor costo político para el partido oficial.

IC: ¿Qué tan importante es en esta ecuación el tema de las ejecuciones extrajudiciales atribuidas a la fuerza pública, sobre todo a la Policía?

JA: Creo que la hipótesis del aumento de acciones por parte de grupos de exterminio en contra de pandilleros o supuestos pandilleros no hay que descartarla para entender el escenario actual. Hasta ahora no sabemos cuál es el peso que el accionar de estas estructuras tiene en las muertes violentas a escala nacional.

En mi opinión, estas muertes están cobrando cada vez más peso en el dato nacional. En el caso de los homicidios registrados en lo que va del año, según la propia policial, más del 70% de las víctimas de muertes violentas registradas son pandilleros o personas vinculadas a estos grupos.

Las estructuras de exterminio policial están modificando continuamente su modus operandi.

Parece que ahora están ejecutando al estilo de los escuadrones de la muerte: llegan de noche a sacar a las víctimas, las ejecutan y/o desaparecen sus cuerpos.

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El episodio del arma especial conocida como mata policías, de uso exclusivo de la Fuerza Armada, que le fue encontrada a un pandillero el 30 de diciembre, detonó una alerta y un nuevo llamado en las redes informales de comunicación de policías a eliminar estas estructuras. Paralelo a ello y en estas lógicas de las cadenas de venganza, tenemos en los primeros días de enero un aumento de asesinatos de policías.

IC: ¿No es contradictoria esa lectura del gobierno con declaraciones recientes en las que, al hablar de las bajas de homicidios, aseguraban que los planes de seguridad habían logrado detener la letalidad de las pandillas?

JA: Creo que en los últimos años la gran paradoja de la política de seguridad, al ser diseñada bajo un esquema de guerra, es que ha reducido las muertes producidas por pandilleros, pero ha propiciado las condiciones para el aumento de muertes de pandilleros, familiares, supuestos pandilleros y colaboradores, y ha generado otras dinámicas de conflictividad que están aumentado la violencia en las comunidades.

IC: ¿Es relevante que esto ocurra a pocas semanas de las elecciones presidenciales? 

JA: Lo es desde mi punto de vista lo es porque esto muestra, por un lado, el rol cada vez más relevante que los actores ilegales y el uso instrumental de la violencia tienen en procesos tan sensibles para la gobernabilidad del país, como las elecciones. Esto, a su vez, es una consecuencia del empoderamiento político que las mafias de los partidos políticos han propiciado entre las pandillas, al instrumentalizar sin escrúpulos para fines electoreros la violencia que producen estas estructuras.

La participación de las pandillas en acciones para afectar el proceso electoral o a determinados partidos, muestra que lejos de estar debilitadas como ha señalado el gobierno, estas organizaciones se estarían configurando cada vez como actores imprescindibles para la preservación de un sistema político corrupto y clientelar.

IC: ¿Es el repunto de enero significativo en términos estadísticos?

JA: Si se llega a configurar en un patrón o tendencia que prevalezca por varios meses, estaríamos triplicando los promedios diarios de muertes violentas de 2018 y acercándonos al comportamiento que registró el 2015.

*La transcripción de la entrevista fue editada para mayor claridad y brevedad.