El último líder del grupo narcotraficante de los Rastrojos, Luis Enrique Calle Serna, se ha entregado a las autoridades de los Estados Unidos, evidenciando la posibilidad de que esta poderosa organización criminal este ad portas del fin.

El 2 de octubre, Calle Serna se entregó a las autoridades estadounidenses en Panamá, desde donde fue transferido inmediatamente a una prisión en Nueva York, según reportó Semana. Él venía negociado con las autoridades estadounidenses, y de hecho, en febrero, el presidente colombiano Juan Manuel Santos confirmó que Calle Serna y su hermano Javier, alias “Comba”, buscaban entregarse.

Según la Policía Nacional colombiana, el arresto del capo Daniel “El Loco” Barrera, el 18 de septiembre, propició la entrega de Luis Enrique, dado que El Loco había sido el responsable de suministrar seguridad al líder Rastrojo en Venezuela, donde residía. Adicionalmente, la policía afirmó que luego del arresto de El Loco, Luis Enrique contactó a su familia en España para hacerles saber que iba a entregarse, e informó su decisión a la DEA a través de su abogado.

Comba se entregó a las autoridades estadounidenses en mayo. Un mes después, en Venezuela, le siguió el arresto de otro de los principales comandantes de los Rastrojos: Diego Pérez Henao, alias “Diego Rastrojo”.

El ministro de defensa colombiano, Juan Carlos Pinzón, dijo que la entrega de Calle era evidencia de que la presión ejercida por la fuerza pública no les deja otra opción a los narcotraficantes, diferente a entregarse.

Análisis InSight Crime

La detención de Calle, el último líder de los Rastrojos –la antigua ala militar del Cartel del Norte del Valle–, pone en duda la supervivencia del grupo. Incluso antes de que Diego Rastrojo y Comba cayeran, había reportes de luchas internas entre la facción comandada por los Calle Serna, los Comba, y la de Diego Rastrojo, debido a un desacuerdo sobre si debían negociar una eventual entrega. La pérdida de Comba y Diego Rastrojo causó mayor confusión puesto que grupos rivales, particularmente los Urabeños, aprovecharon e incursionaron en el fortín de los Rastrojos en el departamento de Valle del Cauca.

Adicionalmente, esta semana en Bogotá, la policía capturó a José Leonardo Rodríguez Guevara, alias “Pinky”. Él era el segundo al mando después de José Leonardo Hortúa Blandón, alias “Mascota”, quien aparentemente ha tomado el control de la facción de Diego Rastrojo, luego de su arresto. Si Mascota sólo controla una facción, es poco probable que sea capaz de reemplazar tanto a los Calle Serna como a Diego Rastrojo.

Según la policía, los Rastrojos están perdiendo pie de fuerza. En los últimos dos años han perdido hasta un 20 por ciento de sus miembros, llegando a 1.656 combatientes, según reportó El Tiempo. La entrega de Calle Serna puede hacer que el grupo se quiebre aún más por cuanto hasta los más leales combatientes podrían migrar hacia otros grupos más fuertes. Ha habido reportes de que esto ya está sucediendo en la caliente zona colombiana del Bajo Cauca, donde miembros de los Rastrojos están yendo a engrosar filas de los Urabeños.

La decisión de Calle Serna de entregarse, al igual que el hecho de que se encontrara viviendo en Venezuela, evidencia las dificultades que enfrentan los narcotraficantes para administrar sus operaciones, una vez que sus perfiles son demasiado públicos, especialmente si son buscados por los Estados Unidos.

Es también posible que la entrega de los Comba fuese motivada por amenazas a sus familias. Víctor Patiño Fómeque, un exmiembro del Cartel de Cali, que cumplió una sentencia reducida en Estados Unidos luego de colaborar con la DEA, volvió a Colombia en 2010 y comenzó una guerra contra los Rastrojos. Parte de su motivación es la presunta muerte de 35 miembros de su familia a manos de los Rastrojos. Los familiares de los Calle Serna son blanco de una probable venganza. El acuerdo de entrega de los hermanos podría involucrar la protección de sus familias por parte de los Estados Unidos.

Sea cual fuere la razón que haya propiciado la entrega de Calle Serna, no cabe duda: su remoción del escenario ha servido para debilitar aún más a los Rastrojos y seguro significa que este otrora poderoso grupo narcotraficante tiene sus días contados como una fuerza unificada del hampa colombiana.

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