Cuando empiece la Copa Mundial en junio, los fanáticos del fútbol en Argentina estarán invirtiendo sus esperanzas y sueños en los asombrosos talentos de su icónico delantero Lionel Messi, que en la última década no sólo ha roto innumerables récords sino también las barreras creadas por la defensa de los equipos rivales. Pero sobre Messi pesa un escándalo que ha visto a su nombre ser mencionado junto al de infames capos de la droga en multimillonarios esquemas de lavado de dinero.
En diciembre del año pasado, los titulares sobre Messi se trasladaron de la sección de deportes a las primeras planas, mientras una serie de informes en los medios españoles revelaban una investigación de lavado de dinero transnacional que puso las miradas sobre los partidos de fútbol de caridad de la superestrella, y que pusieron al propio padre de Messi, quien maneja sus asuntos financieros, bajo sospecha.
Las autoridades españolas se movieron rápidamente para sofocar las acusaciones de que Jorge, el padre de Messi, era objeto de investigación, y aunque admitieron haber entrevistado a Messi junto a sus compañeros del Barcelona Dani Alves, José Manuel Pinto y Javier Mascherano, recalcaron que la familia Messi aún no había sido implicada en ningún delito.
Sin embargo, la investigación continúa y lo que ha surgido hasta el momento es un enredado cuento de personajes sospechosos, turbias ofertas financieras, y sospechosos negocios que se extienden desde las canchas de fútbol de Europa hasta el hampa de Colombia.
Un negocio caritativo
En la raíz del escándalo de Messi se encuentran una serie de partidos de fútbol, ??la “Batalla de las Estrellas”, donde el equipo de “Messi y sus amigos” competía contra un escuadrón del “Resto del Mundo”. Los juegos vieron a Messi y a sus compañeros estrellas del fútbol recorrer América, jugando partidos en México, Perú, Estados Unidos y Colombia, con los ingresos de taquilla siendo destinados, aparentemente, a algunas organizaciones benéficas seleccionadas.
En 2012, la gira de Messi llegó a Colombia para jugar partidos que los investigadores sospechan que pudieron haber sido utilizados para lavar dinero del tráfico de drogas transnacional. La teoría desarrollada por los investigadores se conoce como venta de boletos de “Fila Cero”, donde se utilizó dinero sucio para comprar entradas que nunca fueron utilizadas. Posteriormente, los organizadores aumentaban las cifras de asistencia al permitir que la gente ingresara de forma gratuita. El dinero recién lavado luego volvería a los bolsillos de los capos de la droga a través de las empresas que organizaban el evento.
La cadena de negocios sospechosos, que enredaron a Messi en la investigación de este presunto esquema, comienza con Guillermo Marín (derecha), un agente de relaciones públicas -que tiene rasgos semejantes a los de un halcón- de deportistas y celebridades en Argentina. Marín ha representado a grandes estrellas, como al jugador de baloncesto Kobe Bryant y al hombre más rápido del mundo, Usain Bolt.
Marín y su empresa, Imagen Deportiva, fueron los principales organizadores de los partidos de la Batalla de las Estrellas de Messi, trabajando junto a Jorge Messi y la caritativa Fundación Leo Messi. Para la parte colombiana de la gira, Marín confió el evento a una empresa que actualmente es el foco de la investigación, Total Conciertos.
La decisión fue extraña. Organizar los eventos involucraba una compleja logística y millones de dólares, pero la empresa apenas había sido fundada en marzo de 2012 -sólo dos meses antes de los partidos- con un capital de alrededor de US$250.000, cinco empleados y ninguna experiencia en la organización de eventos deportivos (ver pdf adjunto).
VEA TAMBIÉN: Cobertura sobre lavado de dinero
Además de todo esto, según El Espectador, el dueño del Total Conciertos, Andrés Barco (abajo a la izquierda), fue declarado culpable de fraude en 2008 y actualmente se enfrenta a cinco investigaciones por fraude, robo y falsificación de documentos. Su socio, Harigsson González, ha sido objeto de cuatro investigaciones por fraude y abuso de confianza.
Total Conciertos no era el único negocio de los socios. También han instalado varias empresas en Miami y en el centro empresarial regional -y de lavado de dinero- Panamá. En Colombia, su anterior compañía, Total Entertainment, aseguró los derechos para organizar la gira de despedida del legendario cantante mexicano Vicente Fernández en colaboración con D&L Inversiones, una compañía cuya propiedad es compartida con el presunto narcotraficante y lavador de dinero Luis Enrique Pérez Mogollón, alias “El Pulpo”.
Una poderosa y turbia figura en la región de Norte de Santander, El Pulpo mantuvo un pie en el hampa y otro en el mundo jurídico, hasta que fue abatido a tiros en un restaurante en abril de 2012. Los investigadores creen que el ataque se produjo después de que capos de la droga en disputa lo involucraran en la lucha de poder que destruyó lo que entonces era la principal mafia de Colombia, los Rastrojos.
Ni Imagen Deportiva ni Guillermo Marín respondieron a la solicitud de InSight Crime para una entrevista, mientras que las líneas telefónicas de Total Conciertos ahora han sido desconectadas, y Barco y González no pudieron ser contactados para hacer comentarios.
Desastre total
Cuando los juegos de la Batalla de las Estrellas de Messi tuvieron lugar en 2012, Total Conciertos ya estaba en el radar de los investigadores colombianos contra el lavado de dinero. Según El Espectador, en febrero de 2012, los fiscales recibieron una denuncia anónima de que cuatro empresarios colombianos, entre ellos Barco y González, tenían previsto utilizar la gira de despedida de Vicente Fernández (derecha) para lavar dinero de los Rastrojos y de su socio, el capo de la droga Daniel “El Loco” Barrera.
Fue la parte española de la gira de Fernández, también organizada por Total Conciertos, que en última instancia condujo a la investigación sobre los juegos de caridad de Messi. Después de evaluar las advertencias acerca de la gira que venía de Colombia, los investigadores españoles sacaron a la luz evidencia de una serie de transacciones sospechosas.
Según un informe de El País, Vicente Fernández fue convencido de firmar con Total Conciertos para la gira, cuando Barco ofreció pagarle 800.000 euros (unos US$1,1 millones) -más del doble del precio habitual. Barco también convenció a Fernández para que descartara su acto de apertura a favor de Pipe Bueno, un cantante colombiano que ha enfrentado años de acusaciones de que su padre, un condenado narcotraficante, ha financiado su carrera.
Las autoridades también descubrieron arreglos financieros sospechosos vinculados a los conciertos, entre ellos una pequeña tabaquería en Madrid que había prestado a Total Conciertos unos 130.000 euros (U$176.000) -un préstamo que fue posible, dijo el propietario a los investigadores, ya que la recaudación promedio de la tienda es de 20.000 euros (US$27.000) al día, y él generalmente guarda 60.000 euros (US$81.500) en efectivo en la caja fuerte de la tienda.
Según un testigo no identificado en el caso, quien habló con El País, en la gira las puertas del estadio se abrieron para enmascarar el hecho de que miles de entradas no habían sido compradas por los aficionados del cantante mexicano, sino por narcos colombianos. Luego, las ganancias fueron enviadas de nuevo a Colombia a través de cuentas bancarias españolas, afirmó.
VEA TAMBIÉN: Noticias y perfiles de Colombia
Hasta ahora, la investigación sobre los conciertos ha llevado a cuatro arrestos y a doce formulaciones de cargos, pero las autoridades españolas se han negado a nombrar a las personas involucradas. Un portavoz de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil española dijo a InSight Crime que ley española prohíbe nombrarlos porque podría perjudicar el proceso legal y la investigación en curso.
Vicente Fernández, quien no ha sido implicado en el caso, nunca fue pagado por muchos de los conciertos y en la actualidad está tomando acciones legales contra Total Conciertos.
Una asediada estrella
Las investigaciones sobre la gira de la Batalla de las Estrellas aún no han encontrado pruebas concretas de que Total Conciertos utilizara los partidos para lavar dinero de la droga, pero se han descubierto una serie de extraños manejos financieros. Entre la lluvia de demandas y reclamaciones que desataron las revelaciones, una cosa está clara: Alguien está mintiendo.
Los primeros en declarar fueron los Messi. El 16 de diciembre, Leo Messi Management (LMM) emitió un comunicado negando las acusaciones sobre el padre de Messi. La declaración afirmaba que LMM y Messi sólo participaron en el partido para asegurar una donación para la organización benéfica elegida por la Fundación Leo Messi y por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés), y que después del partido donaron US$100.000 a una organización benéfica de Colombia.
“Ni LMM ni la Fundación perciben ningún ingreso por la celebración de los mismos [partidos]”, según el comunicado.
Sin embargo, un portavoz de UNICEF dijo a El Mundo que “UNICEF no recibió dinero ni participamos en ninguna selección de ONG [para recibir dinero de los partidos]”
El socio argentino de Messi, Guillermo Marín, posteriormente emitió una declaración el 18 de diciembre en la que se distanciaba de Total Conciertos, diciendo que los había contratado para organizar dos encuentros.
“Por el incumplimiento de esta empresa en Medellín, que nos dejó una importante deuda, decidimos cancelar el espectáculo de Los Angeles y ahora estamos en juicio”, dijo al diario argentino Hoy.
Un día después, Andrés Barco de Total Conciertos habló con W Radio, en respuesta a las revelaciones de que la policía española había grabado las conversaciones entre sus socios, en las que se discutía una cuota de 4 millones de euros (US$5,4 millones) que Barco pagaría a Guillermo Marín. Barco negó el pago de dicha cuota, pero afirmó que Marín le había exigido alrededor US$2,5 millones por gastos como viajes y hoteles, y que la única donación de caridad que había hecho fue la que salió de su propio bolsillo. Afirmó que el partido había perdido millones de dólares y que lo había dejado en la quiebra.
“No tengo nada más que perder”, dijo.
El 20 de diciembre, el socio de Barco, Harigsson González, dijo a El Espectador que “estos partidos en ningún momento fueron partidos benéficos sino netamente comerciales”. Afirmó que había pagado a Guillermo Marín una “suma bastante alta” por el derecho de realizar los eventos, incluyendo el pago de Messi, y que la idea de donar parte de las ganancias a la caridad fue solo suya.
Los principales protagonistas en el escándalo de Messi, todos los cuales niegan cualquier vínculo con el lavado de dinero o el tráfico de drogas, actualmente se han retirado de la vida pública, dejando más preguntas que respuestas.
Quemadas por el furor mediático que el caso desató, las autoridades también se retiraron a un bloqueo de información. Un cansado portavoz de la Guardia Civil española únicamente confirmó que la investigación estaba en curso. Sus contrapartes en Colombia dijeron a InSight Crime que no podían hacer comentarios pues la investigación todavía estaba en sus etapas preliminares, mientras que la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), cuya participación en el caso ha sido ampliamente reportada, se negó a confirmar o negar su participación.
Fraude, corrupción, lavado de dinero o sólo relaciones comerciales caóticas -lo único que es claro por ahora es que las investigaciones continúan. Messi, sus familia, empresas, representantes y fundaciones han guardado silencio sobre el escándalo desde la declaración inicial de LMM. Cuando comience la Copa Mundial, los hinchas argentinos estarán pensando en el viejo cliché de fútbol, con la esperanza de que él deje que sus pies sean los que hablen.