Un tema que fue ignorado por los candidatos a la gobernación del estado de São Paulo para las elecciones celebrado el 5 de octubre pasado, es que el sistema penitenciario del estado de São Paulo opera hoy, en promedio, con un 70 por ciento de detenidos más de los que soporta su capacidad.
Algunas prisiones llegan a albergar el triple. Actualmente, hay 215 mil detenidos en las 160 prisiones del estado, que fueron construidas para albergar a 126 mil personas. Hoy, 3.808 hombres y mujeres están detenidos en estaciones de policía y en cárceles públicas. En total, São Paulo actualmente tiene 218.983 presos.
“Existe una demora excesiva en el análisis de los beneficios a los que los presos tienen derecho, principalmente en los casos criminales”, afirmó Patrick Lemos Caicedo, coordinador del Núcleo de la Defensoría Pública de São Paulo Especializado en Situación Carcelaria. “Gracias a esto, entran muchos más presos que los que son liberados. Construir más cárceles no cambiará esta situación”.
Este artículo apareció originalmente en Ponte y fue traducido y republicado con autorización. Vea la versión original en portugués aquí.
Los Centros de Detención Provisional (en portugués, Centros de Detenção Provisória –CDP), originalmente destinados únicamente para los presos a la espera de juicio, son las peores prisiones del estado de São Paulo. Diez de los 41 CDPs hoy se encuentran con una tasa de ocupación superior al 200 por ciento -tres presos en un espacio para uno. La unidad de São Bernardo do Campo, en el ABC paulista, es la peor prisión del estado de São Paulo: con 844 cupos, el CDP albergaba 2.748 detenidos en el inicio de este mes (vea el gráfico más abajo).
La sobrepoblación del sistema penitenciario también hizo que São Paulo abriera dos nuevos “Carandirus”, prisión en la zona norte de São Paulo desactivada en 2002 que llegó a ser la mayor de Latinoamérica, con cerca de 7.500 hombres. Su historia estuvo marcada por el exterminio de 111 presos y, el día de la implosión de la prisión, Geraldo Alckmin anunció “un giro en el sistema penitenciario brasilero”.
“Comenzamos una nueva dase, con un modelo más adecuado, de prisiones más pequeñas”, dijo el gobernador en esa ocasión.
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Uno de los nuevos “Carandirus” es el Complejo Penitenciario de Pinheiros, ubicado en un conjunto de avenidas conocido como marginal Pinheiros, una de las principales vías de tránsito de la zona occidental de São Paulo. Con 2.176 cupos, los 4 CDPs de Pinheiros hoy en día albergan a 6.537 detenidos. Una tasa de sobrepoblación de más del 200 por ciento.
El otro nuevo “Carandiru” está ubicado en Hortolandia, a 109 kilómetros de São Paulo, en la región de Campinas. También formado por cuatro unidades, el Complejo de Hortolandia cuenta con 5.700 presos en un espacio para 3.435. Una de las cuatro unidades de Hortolandia, la penitenciaría 3, según la Secretaría de Administración Penitenciaria (en portugués, Secretaria da Administração Penitenciária –SAP), cuenta con 700 cupos, sin embargo no albergaba a ningún detenido hasta principios de este mes. Con una unidad vacía, la tasa de sobrepoblación de este nuevo “Carandiru” es del 66 por ciento.
Detenidos en estaciones de policía y cárceles públicas
Documentos sobre la situación penitenciaria en el estado de São Paulo, obtenidos por este reportaje, revelan que 3.748 hombres y mujeres estaban presos en estaciones de policía y cárceles públicas del estado hasta el día 28 de julio. Del total, 1.085 (29 por ciento) son condenados y no podrían estar más en unidades provisionales, sino en penitenciarías.
Según estos documentos, con 4.485 cupos disponibles, las estaciones de policía y cárceles públicas de São Paulo albergaban 3.758 presos para finales de julio, 16 por ciento por debajo de su capacidad total. Sin embargo, en la región metropolitana, había otros 1.285 presos en centros de detención provisionales.
Sólo para vaciar las cárceles públicas y estaciones de policía, haciendo que los policías civiles puedan dedicarse a la investigación de los crímenes, que es la labor principal de la policía civil, sería necesario construir 4 nuevas prisiones.
Costos de un cupo en prisión vs costos de un cupo en una guardería
Si el gobierno intentase resolver hoy el problema de la sobrepoblación del sistema penitenciario, el gobierno de São Paulo tendría que construir 105 nuevas prisiones, cada una con 847 cupos, para albergar a los 88.976 detenidos de más. Eso, sin que ningún nuevo preso sea recibido en las 160 prisiones ya existentes.
Si contamos las cuatro prisiones que serían necesarias para albergar a los presos que se encuentran en estaciones de policía y en cárceles públicas, el problema de la sobrepoblación de las prisiones de São Paulo se acabaría hoy con 109 prisiones nuevas.
En un intento por subsanar el déficit de cupos en el sistema penitenciario, el estado de São Paulo construye actualmente, nueve prisiones (tres para mujeres y seis para hombres), con un costo total de 319 millones de reales (alrededor de US$132 millones) y con el objetivo de generar 7.560 cupos. En promedio, cada cupo costaría 42.213 reales (más de US$17.500).
“Si la población carcelaria no para de crecer, ¿dónde está fallando el Estado?”
Para tener una noción de lo que esos 42.213 reales representan, es posible compararlos con el gasto de 106,8 millones de reales (cerca de US$44 millones) en la construcción de 8.000 cupos para niños en un programa de guarderías, también del gobierno estatal. Los cupos en las guarderías que estaban destinados para niños con edades entre cero y seis años, costaban en promedio, en marzo de este año, 13.350 reales (cerca de US$5.562) cada uno, según datos de la Secretaría de Educación del estado de São Paulo. Entonces, un cupo en un penal de São Paulo cuesta tres veces más de lo que cuesta un cupo en la red pública de educación infantil.
En agosto, el gobierno de São Paulo canceló, por determinación del Tribunal de Cuentas del Estado (en portugués, Tribunal de Contas do Estado –TCE), las licitaciones para la construcción de otros 12 CDPs al interior del estado. El TCE no aprobó las bases de los cálculos sobre los costos para las obras, que consumirían 640 millones de reales (cerca de US$266 millones) de dineros públicos.
¿Cuál es la función de las prisiones?
Jacqueline Quaresemin, consultora de la Unesco en educación en las prisiones y profesora de opinión pública e inteligencia de mercado en una escuela de Sociología y Política de São Paulo (Fesp-SP), afirma que la cuestión de la sobrepoblación del sistema penitenciario fue ignorada por los políticos en la campaña de gobierno del estado de São Paulo porque existe intolerancia de gran parte de la sociedad hacia el problema.
“La sociedad sigue con la falsa idea de que la sobrepoblación es sinónimo de seguridad. Al no percibir que ignorar un tema tan relevante en la campaña política es algo grave, la sociedad, en cierto modo, legitima la acción del Estado -política y legal- que condena principalmente a los jóvenes, negros y pobres”.
Para la especialista, también historiadora y con una maestría en sociología, la raíz del problema penitenciario está en la falta de acceso de los jóvenes a la primaria y también en la inexistencia de una política seria de resocialización.
“¿A quién le interesa mantener sobrepoblado al sistema penitenciario? Con certeza, a la sociedad no le interesa. Alguien está ganando con eso y saber quién gana es algo relevante para la población, que es quién paga las cuentas. Si la población carcelaria no para de crecer, ¿dónde está fallando el Estado? La mayoría de los presos tampoco tuvieron una educación básica. Los presos necesitan tener acceso a la educación, la única manera de conocer otra realidad que no sea la criminal. Como están las cosas hoy en día, los presos sólo consiguen potencializar su lado oscuro. Necesitamos descubrir una respuesta para la pregunta: ¿Para qué sirven nuestros presos?”
“São Paulo no tiene una perspectiva más allá del encarcelamiento en masa especialmente de los sectores más pobres de la población”.
Para el coordinador de los sacerdotes que sirven en las prisiones, Deyvid Tadeu Livrini, la construcción de nuevas cárceles nunca resolverá la cuestión carcelaria.
“La sobrepoblación es la madre de todos los problemas en la cuestión carcelaria, pero esta es el resultado de una serie de otros problemas. Uno de estos es causado por la justicia, que demora para juzgar, después, demora para liberar cuando el preso ya tiene el derecho. Necesitamos analizar esta cuestión de la sobrepoblación como el resultado de otra serie de problemas”.
Encarcelamiento en masa
Patrick Caicedo, de la Defensoría Pública de São Paulo, cree que la política de encarcelamiento en masa vigente en la seguridad pública de São Paulo es uno de los principales problemas para que la sobrepoblación de las prisiones paulistas no acabe.
“São Paulo no tiene una perspectiva más allá del encarcelamiento en masa, especialmente en los sectores más pobres de la población”.
Para Caicedo, las puertas de entrada y de salida del sistema penitenciario de São Paulo están directamente afectadas por la acción y por la inacción de la justicia.
“Hoy, en São Paulo, existe un abuso por parte de los jueces en lo que tiene que ver con el uso de la prisión preventiva. Cuando la persona es pobre, así haya cumplido todos los requisitos para que no sea decretada su prisión preventiva, los jueces fijan un valor de fianza alto y eso hace que la persona resulte presa. Entonces, su detención estuvo determinada por su falta de condiciones financieras”.
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Mientras este tipo de abusos abre la puerta de entrada de las prisiones para muchos, la salida es afectada por la burocracia, lo que causa un represamiento de detenidos.
Al analizar la situación de los presos en estaciones de policía y cárceles públicas, el defensor público afirma que se trata de una situación todavía más degradante que la de las prisiones.
“Son verdaderos depósitos de seres humanos, sin ninguna infraestructura y, casi siempre, atrás de las estaciones de policía. Es degradante”
El Gobierno de São Paulo dice estar trabajando para reducir el problema
Al ser cuestionada desde principios de septiembre sobre la sobrepoblación de las prisiones paulistas y sobre los costos de construcción de nueve cárceles nuevas, la SAP no respondió a ninguna de las 16 preguntas sobre el tema enviadas por el reportaje.
El reportaje también solicitó una entrevista con la cabeza de la Secretaría, Lourival Gomes, pero no atendió al pedido.
Por medio de una nota oficial, el secretario de Seguridad Pública, Fernando Grella Viera, informó: “Desde 2000, cuando fue iniciado el programa de desmantelamiento de cárceles públicas, 236 unidades fueron desmanteladas en el estado, 38 durante la gestión actual. Eso representa una reducción de aproximadamente 70 por ciento frente al total de 348 establecimientos existentes antes del inicio del programa. Otro dato importante es que hoy apenas 1,7 por ciento (3.808 presos) del total de la población carcelaria del estado (220.100) está en cárceles públicas. Ese porcentaje ya alcanzó el 42,12 por ciento en 1994. El desmantelamiento de esas cárceles públicas sólo fue posible en razón de la expansión del sistema penitenciario estatal, bajo la responsabilidad de la SAP”.
*Este artículo apareció originalmente en Ponte y fue traducido y republicado con autorización. Vea la versión original en portugués aquí.