Sólo dos semanas después de haber asumido el cargo, el presidente mexicano Enrique Peña Nieto anunció una nueva estrategia de seguridad para el país que verá la creación de una nueva y controversial fuerza de gendarmería, pero que en una revisión más cercana, parece variar muy poco de aquella empleada por su antecesor.
El 17 de diciembre, Peña Nieto, describió la estrategia de su administración para frenar el crimen en México en los próximos años, una que estará basada en seis iniciativas principales. Entre éstas estaba el anuncio de que el país recibirá una nueva fuerza de Gendarmería Nacional, compuesta por 10.000 agentes.
Peña Nieto declaró, durante su campaña presidencial, que él trataría de crear una fuerza de gendarmería que podría contar hasta con 40.000 oficiales. Esta cifra no fue mencionada durante su más reciente anuncio, como tampoco lo fue el periodo en el que la nueva fuerza entraría en vigor. El ejército seguirá siendo utilizado en un rol de seguridad ciudadana, hasta que la gendarmería esté lista, informó Reuters.
Un asesor de Peña Nieto, quien habló con el LA Times bajo la condición de no ser identificado, dijo que parte de la gendarmería estaría compuesta por ex oficiales de la policía federal, quienes perderán sus trabajos como parte de la reestructuración institucional. Agregaron que la fuerza sería la principal responsable de la realización de patrullajes de seguridad, mientras que la policía federal concentraría sus esfuerzos en las investigaciones.
Bajo los cambios, 15 nuevas unidades de policía federales serán creadas para enfrentar crímenes como extorsión y secuestro. Mientras tanto, como parte de los nuevos intentos del gobierno de centralizar los aparatos de seguridad pública – lo que incluye la eliminación de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) y trasladar el control de la policía federal bajo el mando del Ministerio del Interior – cinco centros regionales se establecerán a lo largo de México para coordinar las actividades de lucha contra el crimen.
El presidente declaró que toda la estrategia se enfocaría en la prevención del crimen; en lugar de ser reaccionaria como fue la de su antecesor. El ministro del interior Miguel Ángel Osorio Chong hizo una aguda crítica de las políticas del ex presidente Felipe Calderón, señalando aumentos en los secuestros y la extorsión, y afirmando que “los recursos financieros dedicados a la seguridad se han más que duplicado pero desafortunadamente el crimen ha aumentado”, informó la Associated Press.
Análisis de InSight Crime
El pronunciamiento de que México de hecho verá la creación de una gendarmería es de alguna manera controversial. En un reciente artículo de opinión, el analista Alejandro Hope* argumentó que la creación de dicha fuerza estaba a punto de rayar con la redundancia. Lo que es más, no sólo es arcaica la idea de una gendarmería, sino que su existencia al lado de la fuerza de policía federal de México podría llevar a un conflicto entre las dos instituciones ya que la gendarmería llevaría a cabo las mismas funciones que las de la policía federal. Por lo tanto, expresó Hope, el gobierno estaría mejor servido centrando la atención en el fortalecimiento y reforma de la policía federal en lugar de instalar una fuerza completamente nueva con el mismo papel.
Para todo el énfasis hecho por el nuevo gobierno, de hacer una ruptura con la anterior estrategia de seguridad, puede haber más una continuidad que un cambio. Por un lado, el ejército seguirá estando en las calles, siguiendo un principio clave de la estrategia de Calderón. Como el periodista de Milenio Carlos Puig también señala, conceptos imprecisos como “planificación” y “evaluando la política de estado” son escasamente ideas revolucionarias, que sirven como dos de los seis pilares de la estrategia de seguridad de Peña Nieto. Es cierto que el nuevo gobierno puede esta poniendo más énfasis en hacer frente a los crímenes claves como el secuestro y extorsión, en lugar de emplear la estrategia central (“kingpin“, que se enfoca en decapitar las estructuras criminales) de Calderón. Pero, como Hope dijo a la Associated Press, hay “mucha continuidad a pesar de las críticas implícitas y explícitas [del gobierno de Calderón] que se han hecho.”
Uno de los desarrollos más interesantes a observar ahora será dónde el gobierno va a enfocar su estrategia en los primeros meses de su implementación. Cuando Calderón asumió el cargo en 2006, hizo del estado de Michoacán un punto de enfoque desde el principio. Con base en las dinámicas actuales de la violencia en México, Torreón y Acapulco serían candidatos poco sorprendentes para el aumento de la seguridad esta vez.
*Hope es un miembro de la Junta Directiva de InSight Crime.