La caída de los precios de la heroína en Estados Unidos y su devastador efecto económico en las comunidades cultivadoras de amapola en México han sido temas de amplias discusiones. La situación suele atribuirse al auge de alternativas químicas de menor costo, como el fentanilo.

Un nuevo proyecto internacional de investigación plantea la hipótesis de que los verdaderos problemas y las eventuales soluciones a esta crisis son mucho más profundas. Romain Le Cour y Cecilia Farfán-Méndez, de Noria Research, lideran la Red Amapola México, lanzada en julio de 2020, que se propone ofrecer un panorama completo, basado en datos, sobre la economía del opio en México para contribuir a guiar el debate público.

InSight Crime habló con los dos investigadores a discutir qué tan complejas e incomprendidas son realmente las dinámicas que determinan los problemas de la economía del opio en México.

InSight Crime: En 2019, Noria Research analizó la economía actual del opio en México y las presiones a las que se ha visto sometida debido al auge del consumo de fentanilo en Estados Unidos. Un año después, lanzan la Red Amapola México. ¿Qué factores llevaron a emprender este proyecto de investigación y por qué es necesario hoy?

Romain Le Cour: En 2019, publicamos un informe sobre lo que llamamos la “crisis del opio” en México, para referirnos a la crisis económica de la producción de opio y heroína. Habíamos estado documentando esto en el trabajo de campo. Queríamos ofrecer una dosis de realidad a las enormes cifras económicas asociadas con la discusión sobre las sustancias ilegales.

Oímos del opio en México en términos de narcotráfico, violencia y seguridad interior. No oímos mucho sobre las realidades sociales, políticas y económicas de las regiones que subsisten con la economía del opio.

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Ha habido una evolución en la economía del opio, que va desde una época muy rentable durante 15 o 20 años, en especial 5 a 7 años, donde los precios llegaron a su pico más alto. Ahora esos precios bajaron. Lo que documentamos el año pasado fue que la evolución de esta economía del opio no se conocía realmente en México.

La Red Amapola México busca llenar ese vacío. No tenemos suficiente información sobre lo que sucede en estas zonas rurales marginadas de México. Y eso significa que somos menos capaces de proponer soluciones viables en materia legislativa.

IC: ¿Por qué piensan que han fallado en México las políticas públicas encaminadas a abordar una reducción de los cultivos de amapola o reducir la violencia asociada a este cultivo? ¿Por qué puede tener éxito la Red donde otros han fallado?

Le Cour: Las acciones emprendidas por las autoridades sobre la producción de opio en México nunca han cambiado realmente. Desde los años treinta hasta hoy, la prioridad siempre ha sido destruir los cultivos. La respuesta ha sido la militarización, combinada con campañas de destrucción y fumigación.

Pero estas medidas nunca buscaron eliminar por completo la economía del opio. Esta es demasiado importante para la supervivencia de estas regiones. La economía del opio no solo mantiene a narcotraficantes y agricultores. Sostiene la economía local y sirve al sistema político, que depende de ella para ganar dinero y gobernar estas regiones de México.

El objetivo nunca fue reducir la violencia, que no es un obstáculo para el poder político en México. Por ende, los gobiernos, incluido el actual, criminalizan a los campesinos y erradican las plantas de amapola, pero lo hacen sin proponer situaciones económicas, sociales y políticas reales. La economía del opio se mantendrá, pues tiene el incentivo de la demanda externa, principalmente de Estados Unidos.

Debemos estudiar estas cuestiones por medio de ópticas culturales, económicas, políticas y sociopolíticas. Eso es lo que queremos lograr en Noria Research y la Red Amapola México. No buscamos la solución milagrosa en términos de políticas públicas. Queremos producir conocimiento sólido basado en la evidencia sobre el estado de la economía del opio en los estados de Guerrero, Nayarit, Sinaloa, Chihuahua y Durango.

Cecilia Farfán-Méndez: Las políticas públicas deben basarse en la evidencia. Una de las funciones claves de la red es producir información que permita orientar las decisiones legislativas. Como sucede en otros lugares del mundo, la decisión de cultivar opio no se basa únicamente en los precios. Tenemos que entender qué factores son incentivo para que un agricultor ingrese a la economía del opio. Hasta que no tengamos esta información, los datos sobre la destrucción de cultivos ofrecerán una imagen incompleta.

IC: ¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta el desarrollo de estrategias económicas alternativas para las comunidades rurales que dependen de la producción de amapola?

Le Cour: Los programas de sustitución de cultivos han mostrado resultados en todo el mundo, pero pueden usarse como una solución simple a un problema complejo. Los campesinos nos han dicho que se han especializado en el cultivo de amapola exclusivamente a lo largo de 20 años. En un tiempo se dedicaron a cultivos legales, como café, maíz o melón en ciertas zonas, pero luego se especializaron en la amapola de opio, porque les daba mayores ganancias.

Y la generación más joven ha trabajado siempre con la producción de amapola de opio exclusivamente. Es difícil para ellos pensar en cultivar otra cosa. El conocimiento ha desaparecido. Ese es el primer desafío.

El segundo es que las políticas de fumigación y erradicación han traído consigo un uso desmedido de químicos. Y posteriormente los agricultores han usado fertilizantes aún más fuertes para contrarrestar el impacto de la fumigación y la erradicación. Eso ha tenido un efecto ecológico catastrófico. La tierra se ha contaminado con todo eso.

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Y no pueden brindarse alternativas reales sin apoyo de las autoridades públicas, lo que es otro problema. Algunas de estas zonas aisladas han terminado más marginadas por políticas de estado, como la militarización. Es preciso reintegrarlas a las economías formales mediante inversión pública y el ofrecimiento de alternativas. El hecho de que la amapola de opio no sea tan rentable como antes podría facilitar esto. Si el Estado tuviera la voluntad política para llegar y ofrecer soluciones, este sería el momento de hacerlo. Pero no vemos esa voluntad política.

Farfán-Méndez: Las estrategias de desarrollo no pueden ser iguales para todos. Un área de interés de la red es comprender mejor la participación femenina en la economía del opio. En México, el 15,2 por ciento de las familias que dependen de las industrias agrícola y pesquera tienen a mujeres como cabezas de hogar. Saber qué otras tareas realizan (como labores domésticas y atención a personas a cargo), hará también posible diseñar estrategias de desarrollo que incluyan a estas mujeres.

Sin embargo, abundan las experiencias previas que ofrecen lecciones como el que los monocultivos no son una alternativa viable.

IC: La Red Amapola México señala que lo que se sabe de la dinámica social de la producción de opio se deriva del cubrimiento de los medios locales. ¿Por qué piensan que estas dinámicas no han recibido la misma atención en el ámbito internacional que, por ejemplo, la dinámica de la producción cocalera en Colombia?

RLC: Tenemos muy buen cubrimiento de los medios e investigación académica sobre la dinámica de la amapola de opio en México, pero no existen datos sistemáticos sobre los parámetros estructurales de la economía del opio en las diferentes regiones productoras. No tenemos datos confiables, no tenemos perspectivas históricas sobre lo que sucede en regiones específicas y las dinámicas sociales, culturales, económicas y políticas en la economía del opio.

Uno de los principales objetivos de la Red Amapola México es en primer lugar la recopilación de la información que ya tenemos, sistematizarla y producir mucho más conocimiento sólido basado en evidencias para compararlo con otros países cultivadores de amapola, como Colombia, Myanmar y Afganistán.

IC: La estrategia de Estados Unidos contra la cocaína ha sido financiar campañas de erradicación de coca, pese al gran volumen de evidencia de abusos contra los derechos humanos y a las dudas fundamentadas sobre su efectividad. ¿Cómo se compara esto con la presión impuesta a México por la amapola?

RLC: La estrategia estadounidense en México ha sido la misma que ha aplicado en otros países. Ha habido intensa presión en México para que erradique la amapola. Ha habido presión política y económica, así como apoyo material para la erradicación y cooperación en la ubicación de los cultivos.

Esta presión para erradicar cultivos ilícitos ha existido por décadas y no funciona. Hay más producción de cultivos ilícitos por donde quiera que se mire. De nuevo, el modelo no se basa en hacer desaparecer estas economías, se basa en promover la guerra antinarcóticos. Si estas economías desaparecieran, la guerra antinarcóticos desaparecería. Ese no es el objetivo.

Todo el mundo sabe dónde se encuentran los sembrados de amapola en México y cómo se transforma la amapola en heroína. No existe voluntad política para erradicar por completo esta economía ilícita.

Farfán-Méndez: No creo que esa sea la explicación completa, pero históricamente hay precedentes de campañas de erradicación en México que han tenido consecuencias negativas para los consumidores de drogas en Estados Unidos. Además, yo no afirmaría que la heroína por sí sola ha sido la amenaza tanto como la heroína contaminada con otras sustancias sintéticas, como el fentanilo y los análogos del fentanilo. Por lo tanto, la erradicación no suprimiría el problema.

IC: El fentanilo y la popularidad de las drogas sintéticas ha incidido en parte en la caída de los precios del opio, pero no es demasiado simplista considerar que es la única razón para esa baja?

Le Cour: La economía del opio en México es más frágil que antes y las drogas químicas son una razón importante para explicar el fenómeno, pero no son el único factor. También ha habido una sobreproducción importante en México en los últimos años.

Se ha dicho que las drogas químicas reemplazarán a las biológicas, pero no estoy seguro de que sea un juego de suma cero. Es cuestión de cohabitación entre la producción de narcóticos naturales y químicos; estos se ven afectados por un mercado complicado en continua evolución.

La Red Amapola México quiere documentar esas variaciones en las economías ilícitas. Sabemos muy poco sobre eso, pero queremos ir más allá de la narrativa simplista del reemplazo de las drogas biológicas por químicas. Es demasiado pronto para decir eso.

Farfán-Méndez: Los mercados de narcóticos son más complejos que meras reducciones de costo de parte de la oferta. Aunque podamos ver un auge de otras drogas sintéticas, no creo que nos alejemos del todo. Existe una parte consumidora que no entendemos por completo y esto tiene la misma relevancia para las diferencias de precio que la manera como cambian los costos por cuenta de la producción de sintéticos.

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IC: El actual gobierno mexicano ha anunciado iniciativas para intentar ofrecer alternativas económicas a los cultivadores de amapola en Guerrero. ¿Hay alguna evidencia de que esto pueda hacer una diferencia?

RLC: El actual gobierno mexicano ha hecho esos anuncios en Guerrero y en otros lugares del país, pero no los hemos visto; por el contrario, estas comunidades están muy marginadas social y económicamente; así ha sido por décadas y eso no ha cambiado con la actual administración.

En este momento, no podemos decir que el gobierno esté haciendo algún cambio en esas zonas. La crisis del COVID-19 ha exacerbado esas dinámicas.

Estas regiones están increíblemente aisladas y muy distantes del alcance del Estado. La presencia estatal allí por lo general se observa en la presencia de maestros y soldados y eso no ha cambiado. No hemos visto un plan que afecte realmente estas economías criminales, solo más militarización.

IC: La economía del opio ha sido una fuente importante de ingresos para los grupos criminales en zonas como Tierra Caliente, Guerrero, pero con el agotamiento de esta, es posible que recurran a otras formas de ingreso. ¿Qué reacción han notado con la adaptación de estos grupos frente a la caída de los ingresos derivados de la heroína?

Le Cour: En Tierra Caliente puede haber otras economías como el narcotráfico, pero este proyecto busca ir más allá de Tierra Caliente. Solo en Guerrero, hay tantas realidades diferentes a Tierra Caliente, hay tantas realidades entre Sinaloa, Chihuahua, Durango y Nayarit. Tenemos que adentrarnos en esas distintas realidades para entender las economías políticas de la producción del opio en México. Eso va más allá de los grupos criminales y las “narconarrativas”.

La economía del opio en México se basa en el poder y el control políticos. Los grupos criminales padecerán por la crisis económica de la producción de opio, pero el impacto en el poder político será mucho más amplio y más complejo. Los criminales no son autónomos del poder político, ese nunca ha sido el caso. No es que un grupo criminal simplemente pase del narcotráfico a la extorsión. Si un grupo se está cambiando a la extorsión es porque tiene la protección política para hacerlo. La interacción entre los mundos legal e ilegal en ese nivel es muy interesante. Debemos entender esas relaciones.

IC: Y aunque estamos en los inicios de la Red Amapola México, ¿tienen idea de cuánta amapola se necesita cultivar para sostener el fentanilo que se produce y luego se mezcla con heroína?

RLC: La Red Amapola México quiere conectar la producción de opio en México con el consumo en México y Estados Unidos. Queremos realizar una investigación sobre la parte productora en México, incluyendo el tráfico, y hacer lo mismo en la parte del consumidor en Estados Unidos. Queremos llegar a un nivel de colaboración con investigadores y analistas sobre el consumo y el tráfico en Estados Unidos. Mediante estas conexiones, seremos capaces de atar todos los cabos.

Hablamos tanto sobre la economía del opio, pero en realidad es muy poco lo que sabemos de ella.

*Esta entrevista se editó para hacerla más clara y concisa.