Una nueva investigación académica pone en duda las cifras de amplia difusión que señalan un pronunciado incremento de las muertes violentas en los últimos tres años en Venezuela, y resalta la dificultad de los investigadores para obtener estadísticas fidedignas sobre crímenes en el país azotado por la crisis.

En una publicación del 1 de julio para Caracas Chronicles, la socióloga Dorothy Kronick estima que la tasa de muertes de violentas para 2015 en Venezuela se mantuvo en 68,7 por 100.000 habitantes. Aunque dicha cifra se mantendría entre las más altas de Latinoamérica, Kronick precisa que su cifra está muy por debajo del 89,8 por 100.000 habitantes que informó el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV). El estimativo de Caracas Chronicles indica que la violencia creció en menos de 5 por ciento en todo el país entre 2012 y 2015, mientras que los datos del OVV indican un aumento de 28 por ciento. 

La diferencia se debe en su mayor parte, opina Kronick, al hecho de que en 2013 el OVV contó por duplicado un número importante de casos de muertes violentas informados por el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC) o policía investigativa.

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Como lo explica Kronick, el CICPC cuenta el número de casos de homicidios, los casos de violencia policial y las muertes por causas externas que podrían ser intencionales o no premeditadas, pero la policía solo revela dichas cifras a unos pocos investigadores y organizaciones no gubernamentales. En 2013, el OVV perdió la fuente que le daba acceso a los datos del CICPC, por lo que desde ese año en adelante basó sus números para ese año en un artículo de prensa del veterano reportero Deivis Ramírez, quien informó el número de casos de “homicidio”, a los cuales el OVV añadió los casos atribuidos a la violencia policial y a causas externas, usando la misma fórmula que había usado el observatorio en el pasado para determinar la tasa de muertes violentas.

Ramírez confirmó a Kronick, sin embargo, que la cifra que había informado ya incluía los casos violencia policial y homicidios. Esto significa que el OVV contó dos veces el número de casos de violencia policial, lo que llevó a la organización a informar de un gran aumento en la cifra de muertes totales por violencia. Según Kronick, las cifras de Ramírez en realidad muestran una disminución de las muertes violentas en 2013. Datos del Ministerio de Salud y del CICPC también indican una leve baja en ese año.

El OVV luego usó las cifras de 2013 como proyección para 2014 y 2015, lo que lo llevó a concluir que la violencia seguiría incrementándose en esos años. (Ver la gráfica de Caracas Chronicles a continuación)

“Dado que el OVV pasó a una extrapolación en 2014 y 2015, fue un error que se amplió con el tiempo”, escribe Kronick.

El estadístico principal del OVV, Alberto Camardiel, dijo al Caracas Chronicles que la descripción hecha por Kronick sobre la manera como el observatorio calculó sus cifras para 2013 a 2015 era correcta. En respuesta a preguntas de InSight Crime, el director del OVV Roberto Briceño-León explicó que el observatorio está revisando su metodología y entregará una respuesta oficial próximamente.

Las estimaciones del OVV sobre la violencia son citados por muchas agencias de noticias, incluyendo el New York Times, el Washington Post e InSight Crime.

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Análisis de InSight Crime

La investigación de Kronick es novedosa por lo que dice. Refuta la creencia generalizada, promovida por los informes del OVV, de que Venezuela ha experimentado un aumento dramático en la violencia desde 2012. En un país como Venezuela, donde las fuerzas de seguridad son sospechosas de cometer abusos generalizados contra los derechos humanos y donde el gobierno ha desplegado una campaña militarizada contra el crimen, que ha generado una cuota de víctimas en ascenso, este hallazgo puede cambiar la percepción sobre el tipo de estrategias de seguridad que se requieren para reducir la violencia y combatir el crimen organizado.

Francisco Toro, editor ejecutivo en Caracas Chronicles, dijo a InSight Crime que la relevancia de las investigaciones de Kronick trasciende las posibles implicaciones de política.

“Lo estamos analizando en un plano más fundamental; lo estamos mirando más como un paso previo de cómo sostener una conversación seria aun sobre la escala del problema antes de comenzar a ver qué hacer sobre eso”, señaló Toro.

La investigación de Kronick también es relevante, sin embargo, por lo que no dice. Ella estima que la tasa de homicidios de Venezuela para 2015 estuvo entre 62 y 75 por 100.000 habitantes; la cifra 68,7 por 100.000 es cerca de la mitad del promedio de los extremos altos y bajos del estimativo. En otras palabras, los investigadores —aun los que usan métodos rigurosos— solo pueden tener una idea general de cuánta violencia hay en Venezuela.

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Muchas veces el gobierno venezolano se reserva las estadísticas oficiales sobre crimen y violencia, lo cual puede ser un contrapeso político para quienes están en el poder. Aunque el OVV parece haber cometido un error, la política del CICPC de divulgar sus datos solo a algunos investigadores propicia la confusión y crea una cultura de la opacidad. Más aún, como lo señala Kronick, los datos del CICPC solo cuentan los casos de denuncias de violencia, no las muertes individuales. Esto añade una buena dosis de incertidumbre en los cálculos, pues no todos los casos involucran muertes, y algunos casos implican homicidios múltiples.

Los datos del Ministerio de Salud, si bien son más precisos porque cuentan el número de muertes violentas en oposición a los casos, se retrasan tanto que investigadores y periodistas se sienten obligados a producir estimativos que empleen datos más recientes, pero menos precisos. Las cifras más recientes del Ministerio de Salud son de 2013. 

“Idealmente, los organismos de gobierno como la policía (CICPC), el Ministerio de Salud (MPPS), y [el Ministerio Público] divulgarían públicamente la información con una programación regular, con información de respaldo adecuada sobre la manera como se generaron los datos y lo que significan; si lo hicieran, dependeríamos menos de estimativos como los del OVV o los de mi artículo”,

Kronick escribió a InSight Crime en correspondencia electrónica.

Notablemente, la cifra de Kronick tampoco nos informa cuál es la tasa de homicidios en Venezuela, sino cuál es la tasa de muertes violentas. Según Kronick, la tasa de muertes violentas es más general en la medida en que incluye incidentes como las muertes accidentales por arma de fuego. Por ende, estos datos, explicó, no deben usarse en una comparación de las tasas de homicidios reportadas para otros países.

Es innegable la gravedad del problema de la violencia en Venezuela. Inclusive los estimativos más bajos de Kronick ponen a Venezuela entre los países más violentos de Latinoamérica y del mundo. Si las autoridades quieren bajar el balance de muertos, obtener y divulgar datos más precisos, no solo en términos de cuánta violencia, sino dónde, cuándo y cómo está ocurriendo, es un buen primer paso. 

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