El primer mes de la administración del presidente Enrique Peña Nieto parece no haber ofrecido ninguna tregua en la violencia que azota a México, pero los patrones en las tendencias de los asesinatos han cambiado de manera sorprendente.

Según Milenio, el número de “ejecuciones”, o asesinatos relacionados con el crimen organizado, llegó a 982 en diciembre, el primer mes de la presidencia de Peña Nieto. Esto representa una reducción de tres por ciento en comparación con noviembre, mes en el que Milenio registró 949 asesinatos de este tipo, y un aumento del 11 por ciento desde octubre, cuando la cifra era de 888. El número, sin embargo, sigue siendo una importante reducción de los 1.145 homicidios de septiembre, y está muy por debajo de los peores meses de la presidencia de Calderón.

Las estadísticas demuestran la persistencia de los problemas en materia de seguridad de México, pese al cambio presidencial. Los cerca de 1.000 asesinatos también abarcan muchos de los aspectos más perversos de la violencia mexicana en los últimos años. Por ejemplo, hubo 50 asesinatos de funcionarios de la policía y el gobierno. También hubo un puñado de masacres y violencia extrema, como un motín carcelario en el que murieron 24 en Gómez Palacio, Durango, y una ola de ataques indiscriminados contra casas y negocios en Guadalupe y Calvo, Chihuahua, que terminó con la vida de 11 personas. Cualquier expectativa de una paz repentina proveniente de la salida de Calderón, ha sido borrada del mapa.

Hay, sin embargo, algunos cambios significativos en la violencia registrada por Milenio. Por primera vez en tres meses, Chihuahua recuperó el primer lugar en el número de ejecuciones, con 122. Guerrero, anteriormente el estado más violento, tuvo una súbita transformación: con sólo 40 asesinatos, fue el decimoquinto estado más violento del país, de un total de 32. Esto marca el menor número de ejecuciones registradas por Milenio en Guerrero desde enero de 2012.

Otros dos estados, frecuentemente entre los más sangrientos, fueron igualmente tranquilos: Tamaulipas y Nuevo León. Ambos regularmente figuran entre los más mortales de México. Mientras que la reputación de Tamaulipas como una guarida de la delincuencia organizada viene de antaño, Nuevo León, en cambio, era conocido como una de las regiones más seguras del norte de México. Sin embargo, tras la ruptura entre el Cartel del Golfo y los Zetas en 2010, la seguridad declinó rápidamente a medida que los dos antiguos aliados iniciaron una guerra a muerte por su territorio. Debido en gran parte a este deterioro en los últimos tres años, Nuevo León se convirtió en uno de los cinco estados con más ejecuciones bajo el mandato de Calderón.

La pacificación de Guerrero ha convertido a Coahuila en el segundo estado más peligroso del país, según el recuento de asesinatos de Milenio. Esto marca un descenso adicional en una región que se ha ido deteriorando desde 2008. El tercer estado más peligroso de México es Sinaloa, constantemente entre las áreas más violentas de México. Pero los cinco estados más violentos del país son completados por una pareja inimaginable: San Luis Potosí y Zacatecas, los cuales fueron testigos de 53 ejecuciones.

La violencia en San Luis Potosí, Zacatecas y Coahuila es especialmente interesante cuando se contrasta con la tranquilidad recién descubierta en Tamaulipas y Nuevo León, debido a que todos ellos hacen parte del territorio de los Zetas. Tensiones entre las diferentes alas del grupo han sido reportadas desde la primavera pasada, y la muerte del jefe Zeta Heriberto Lazcano, alias “Z-3“, en octubre prometió dar otra sacudida de violencia, que amenaza con fracturar al grupo en varias partes.

Pero eso no ha sucedido, al menos no de forma generalizada. No es el santuario tradicional de los Zetas (Tamaulipas, Nuevo León y Veracruz), el que ha sido invadido por la violencia, sino los estados en su periferia, en donde su presencia no es tan profunda. No está claro si el aumento de los asesinatos en San Luis Potosí, Zacatecas y Coahuila se debe principalmente a una profundización de las luchas internas o porque otras pandillas se están moviendo, buscando tomar ventaja de un grupo debilitado al intentar erosionar los bordes de su imperio.

En cualquier caso, la caída de los asesinatos en Nuevo León sugiere que el compañero y rival de Lazcano, Miguel Ángel Treviño rival, alias “Z-40“, ha logrado consolidar su control sobre el grupo. Esto, a pesar de que algunas facciones dentro de los Zetas parecían volverse contra él el año pasado. Por ahora, parece como si las cosas se estuvieran calmando en el corazón del territorio de los Zetas.

No está claro si esto seguirá siendo así. Si no, y si Treviño pierde su control sobre la organización criminal, lo más probable es que los estados del noreste de México vuelvan a poblar cualquier lista de las regiones más peligrosas de México.

¿Cuáles son sus opiniones?

Haga clic aquí para enviar sus comentarios a InSight Crime.

Alentamos a los lectores a copiar y distribuir nuestro contenido con fines no comerciales, con atribución a InSight Crime en la firma y enlaces a la publicación original en la parte superior e inferior del artículo. Consulte el sitio web de Creative Commons para obtener más detalles sobre cómo compartir nuestro trabajo y envíenos un correo electrónico si utiliza un artículo.

7 respuestas a “Se Reduce la Violencia en el Fortín de los Zetas Durante los Primeros 30 Días de Peña Nieto Como Presidente”