El gobierno salvadoreño asegura que existe una profunda división al interior de la Mara Salvatrucha, provocada por un grupo disidente que se denomina MS-503 o ‘Programa 503’. Cada vez que hay un repunte fuerte de homicidios, las autoridades invocan a este supuesto conflicto como el responsable. La cara visible del autoproclamado programa es Shyboy, un pandillero de bajo perfil cuya imagen ha circulado por internet leyendo comunicados en los que pide a la MS-13 no involucrarse en política ni en elecciones.

Carlos Humberto Rodríguez Burgos, alias “Shyboy”, es un ex miembro de la pandilla de la MS13 que salió de la prisión de Zacatecoluca en enero de 2017 y obtuvo su libertad en julio después de una sentencia de 18 años. Afirma hablar en nombre de la MS503, una presunta facción disidente mencionada regularmente por el Ministerio de Seguridad, pero que no se sabe que tenga una presencia significativa en los barrios y distritos de El Salvador.

Rodríguez Burgos eligió no llevar camisa en ninguno de los tres videos en los que asegura hablar a nombre del ‘programa 503’ de la Mara Salvatrucha-13. Los tatuajes que dan cuenta de su abolengo pandillero le trepan por el torso, los brazos y el cuello. Sin embargo, no era necesario mostrar el pecho para presumir sus tintas: lleva en la frente una ‘M’ y una ‘S’ de buen tamaño.

*Este artículo fue publicado originalmente en El Faro. Fue editado y publicado con permiso. No representa necesariamente las opiniones de InSight Crime. Vea el original aquí.

Rodríguez Burgos no es una cara conocida, al contrario que otros pandilleros convertidos en celebridades del mal por gobiernos y medios de comunicación, como Viejo Lyn o Sirra. Tampoco es un líder nacional, y ni siquiera estuvo entre las docenas de palabreros de la MS-13 que se involucraron en la Tregua que la pandilla negoció con el gobierno del expresidente Mauricio Funes.

A pesar de este bajo perfil, Rodríguez Burgos aceptó ser el rostro más visible de un grupo de pandilleros disidentes dentro de la MS-13 y vocero de un par de comunicados con alto contenido político, en el que declara la guerra a los líderes históricos de la Mara Salvatrucha, insta a su pandilla a detener los ataques contra policías y soldados, y hace vehementes llamados a no inmiscuirse en política, y a no negociar con partidos ningún respaldo electoral. Y aún así, ha conseguido pasar relativamente desapercibido.

La MS-13 bautizó a Rodríguez Burgos como Shyboy –el chico tímido– cuando era sólo un niño santaneco, nacido en el municipio de Chalchuapa. Sin embargo, parece que no debe ser tan fácil conseguir el sonido sibilante que demanda la correcta pronunciación de su taca, y en los archivos policiales y judiciales su apodo se ha deformado según el criterio de cada funcionario, hasta terminar transformado en “Chiboy”, en “Cheiboy” o incluso en “Cheibo”.  Quizá por eso, el primer video en el que Rodríguez Burgos apareció como vocero del autodenomiado ‘programa 503’ eligió presentarse como el “Esmailin” de la clica Novenas Locos.

Huésped en Zacatraz

Según su expediente penitenciario, Rodríguez Burgos –Shyboy o Esmailin– fue condenado en septiembre de 1999 por haber asesinado a otro interno en un penal de menores.

En junio de 2010, Carlos Humberto Rodríguez Burgos –Shyboy o Esmailin– fue trasladado a la cárcel de Zacatecoluca, a Zacatraz, donde se encuentran recluidas las cúpulas nacionales de las tres principales pandillas que operan El Salvador. Sin embargo, estar avecindado con los jefes no te hace jefe: Rodríguez Burgos no es considerado por la MS-13 como uno de sus miembros de mayor rango, al punto que durante la Tregua ni siquiera fue tomado en cuenta para salir del penal de máxima seguridad hacia algún penal menos riguroso.

Pero el gobierno del presidente Salvador Sánchez Cerén sí lo tomó en cuenta en enero de 2017 para salir de máxima seguridad: Rodríguez Burgos formó parte de un grupo de al menos 22 miembros de la Mara Salvatrucha-13, que se autodenominaron líderes del ‘programa 503’,  y que convencieron a las autoridades de ser trasladados a penales comunes a cambio de fracturar la pandilla en dos facciones, tal como hace una década ocurrió con su pandilla rival, el Barrio 18, dividido en 18-Revolucionarios y 18-Sureños.

Las autoridades carcelarias sacaron a los prisioneros de Zacatraz, que no parecían cumplir con los requisitos para habitar en penales comunes; entre ellos, uno conocido como el Snarf,  que se había escapado dos veces de centros de reclusión (en ambos casos cometió asesinato a pocos días de haberse fugado y en ambos casos atacó a balazos a la policía cuando intentaba recapturarlo) y otros dos –el Gasper de Fulton y el Flaco de Fulton– que habían asesinado a otro interno en el mismísimo penal de máxima seguridad apenas tres días antes de ser trasladados. El único criterio que el gobierno usó para trasladar a este grupo de pandilleros es que ellos se identificaban como miembros del disidente programa 503.

En el penal de Ciudad Barrios, este grupo de reos filmó un primer video en el que dicen ser una cúpula paralela, disconforme con las decisiones de la ranfla nacional de la Mara Salvatrucha-13. En ese video, filmado en algún momento entre el 25 de enero y el 6 de julio de 2017, aparece Rodríguez Burgos por primera vez. No tiene ningún papel protagónico, y sus líneas se limitan a mencionar su taca y a enviar un saludo: “Mara Salvatrucha-13, el Esmailin de la Novena. Un saludo para todos los homeboys”.

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En realidad, ninguno de sus 21 compañeros tiene un papel mucho más brillante en ese video: un señor tatuado hasta las cejas hace de maestro de ceremonias y presenta al grupo.

“Somos parte de los homeboys de que, simón, acabamos de bajar de Zacatecoluca. Hay ciertas cosas que nosotros no compartimos de lo que está pasando dentro del barrio”.

Acto seguido, todos dicen su apodo pandillero y la clica a la que pertenecen o pertenecían.  Rodríguez Burgos es uno del montón. Ninguno llevaba camisa cuando el video fue filmado.

Los 22 pandilleros que se presentaron como disidentes fueron trasladados en julio de 2017 al penal de Izalco, como reclusos de la recién estrenada Fase III de ese centro penal. Rodríguez Burgos fue enviado desde el penal de Ciudad Barrios el 6 de julio y registrado formalmente el 10 de julio. Tres días después fue puesto en libertad por haber cumplido el total de su pena.

Originalmente, Rodríguez Burgos debía salir en septiembre, pero el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de San Miguel recalculó su fecha de salida y estimó que debía salir dos meses antes. El juzgado no quiso explicar a El Faro las consideraciones que tomó en cuenta para rectificar la fecha de salida de este interno.

El caso es que ese fue el inicio de su carrera como vocero y rostro del ‘programa 503’ de la MS-13, y es probable que eso se deba a que él tiene una sola cosa que los demás no: libertad.

“Nuestro objetivo: volver a una guerra entre pandillas”

En el segundo video en el que aparece Rodríguez Burgos está acompañado y solo a la vez. Aparece –sin camisa– con un arma larga en las manos, coronada con lo que parece ser una mira telescópica.  El pandillero lleva el arma con rigidez marcial, como si hubiera ensayado la pose. Alrededor suyo, como simple utilería, hay tres sujetos que no pronuncian ni un solo sonido y que van cubiertos literalmente hasta los ojos: llevan gorros, pasamontañas y camisas con manga larga. Uno de ellos tiene una pistola y se empeña en mostrarla sosteniéndola en una postura incómoda durante los seis minutos y ocho segundos que dura el video. Los otros dos apenas aderezan el discurso de Rodríguez Burgos haciendo con las manos la señal de la garra un par de veces, para volver a su mutismo de utilería.

El video fue subido a internet el 5 de septiembre de 2017, menos de dos meses después de la liberación de Rodríguez Burgos. Está grabado en el interior de un local y los encuadres no ofrecen mayores pistas sobre el sitio en el que se filmó.

El vocero lee un comunicado que no está dirigido a los miembros de su pandilla sino “al pueblo salvadoreño”, y donde en las primeras líneas perfila a sus enemigos internos, la ranfla nacional de la pandilla, como los “MS-Tregua”, en contraposición a su bando, los “miembros activos de la Mara Salvatrucha-13, ‘programa 503’”.

“Estamos en  contra de las extorsiones, violaciones y secuestros a toda la población en general y de todo acto que dañe a todo ser humano en El Salvador”

El comunicado, leído con gran fluidez, va salpicado de sentencias de otro mundo, o que se suponen de otro mundo, lejano al de las pandillas.

“Nos desvinculamos definitivamente de todo acto de vandalismo que los denominados MS-Tregua están llevando a cabo en contra del gobierno y población civil”,dice. “Estamos en contra de los asesinatos que los MS-Tregua están causando a ancianos, niños, estudiantes y demás población civil, ya que la pandilla no es una guerrilla ni un grupo terrorista”… “Estamos en  contra de las extorsiones, violaciones y secuestros a toda la población en general y (de) todo acto que dañe a todo ser humano en El Salvador”.

Pero el centro del discurso apunta hacia otro lado: en síntesis, lo que dice es que hay que seguir matando, pero sólo a pandilleros rivales y sobre todo hay que dejar de interferir con la política y hay que dejar de atacar a policías y a soldados.

Antes de que el video se corte de forma súbita, Rodríguez Burgos intenta reclutar para su causa: “Así que ahora queremos decirles que todo aquel que se quiera unir a nosotros, las puertas están abiertas. Todo aquel que quiera dejar de ser utilizado, las puertas están abiertas. Nosotros los esperamos… venimos a recuperar los valores de la pandilla.

“Buenos ejemplos”

El tercer y último video fue subido a internet el 4 de octubre de 2017, un mes después del segundo, en un lugar que tiene los mismos colores de la locación anterior y en el que se escuchan gallinas. Rodríguez Burgos –sin camisa– esta vez no es el único en dar la cara: otro pandillero al que El Faro no consiguió identificar aparece también mostrando los tatuajes de su torso, pero lleva lentes de sol y una gorra que cubre parcialmente su cara. Luego hay otros cuatro sujetos completamente cubiertos. Ninguno lleva armas, o al menos no las muestran.

Esta vez lee un comunicado anotado en las páginas de un cuaderno, que no está dirigido “al pueblo salvadoreño”, sino a un público menor, aunque no menos diverso: los “homeboys de la Mara Salvatrucha-13 internacional”.

El mensaje es el mismo: la pandilla no debe meterse en política ni debe negociar con políticos, porque el que lo haga es “rata”. De nuevo se dirige a la ranfla como los “MS-Tregua”, y les insta a recordar que los primeros pandilleros que llegaron a El Salvador deportados desde Los Ángeles no les “enseñaron a estar negociando con el gobierno”. Lo dice aunque sabe que buena parte de la ranfla está compuesta precisamente por esos primeros deportados y que algunos incluso fueron fundadores de la pandilla en Estados Unidos.

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Insiste en que los líderes no deben negociar el respaldo electoral de la pandilla: “Nosotros, como MS-13 ‘programa 503’, nos sentimos orgullosos de los homeboys de estos países (Honduras, Guatemala y Estados Unidos), porque como MS-13 compartimos las mismas ideologías y queremos pedir a los que dicen ser los dueños del barrio en El Salvador que ya no nos hagan pasar vergüenza como barrio mandando a los miembros del barrio a conseguir 10 personas civiles por cada elemento de la pandilla para que den los votos a partidos políticos corruptos”.

Lo más novedoso de este mensaje son los guiños dirigidos hacia los miembros de la MS-13 fuera de El Salvador: “Tenemos el buen ejemplo de L.A. (Los Ángeles) Guatemala y Honduras, homeboys que levantan la cara con orgullo de que son pandilleros”.

Este mensaje dura 2 minutos y 18 seundos, al igual que el otro mensaje termina súbitamente.

*Este artículo fue publicado originalmente en El Faro. Fue editado y publicado con permiso. No representa necesariamente las opiniones de InSight Crime. Vea el original aquí.