Las autoridades europeas tienen los ojos puestos en los aviones corporativos, luego de que se desmantelara una red que usaba aviones privados para el tráfico de cocaína entre Brasil y Portugal.
El 12 de abril, ocho aviones fueron decomisados a nombre de empresas que operaban ilegalmente en Brasil en un operativo policial, en el cual se desarticuló la red de tráfico, un hecho que se conoció luego de los decomisos de dos aviones privados, según una nota del medio informativo brasileño O Globo.
En febrero, agentes de la policía federal decomisaron media tonelada de cocaína oculta en un avión en el aeropuerto internacional Salvador de Brasil, que iba con destino a Portugal. Los mecánicos descubrieron la cocaína —marcada con logos deportivos— luego de que el piloto avisara a la torre de control de problemas técnicos. El jet estaba a nombre de una empresa de alquiler de aviones, según el Correio da Manhã, de Portugal.
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Antes de eso, en octubre de 2020, las autoridades del aeropuerto internacional de Lisboa descubrieron 175 kilos de cocaína en un jet privado que había salido de la ciudad brasileña de Belo Horizonte. Además del decomiso, tres personas fueron detenidas, según el informe de O Globo.
Una fuente de la policía declaró a la agencia de noticias Lusa que tanto las autoridades portuguesas como las brasileñas habían recibido alertas sobre posible tráfico de cocaína entre ambos países usando jets privados, durante la pandemia, debido a la disminución de los vuelos comerciales.
Análisis de InSight Crime
Con las autoridades portuarias europeas en alerta máxima buscando cocaína en cargamentos marítimos y la prolongación de las restricciones a los viajes en vuelos comerciales, los métodos de trasiego probados entre Europa y Brasil se han visto trastocados desde la declaración de la pandemia. Pero el esquema de trasiego de cocaína en aviones privados muestra que los traficantes han hallado vías alternativas para llegar a los lucrativos mercados europeos.
A lo largo de los últimos cinco años, Brasil se convirtió en punto de tránsito importante para la cocaína suramericana con destino a Europa, incluido Portugal, que es también un puerto de entrada importante para la cocaína enviada a otros países del Viejo Continente.
Por tradición, el trasiego de estupefacientes entre ambos países se había facilitado con las grandes infraestructuras portuarias. Pero el incremento de los decomisos de cocaína ocultos en cargamentos marítimos que ingresaban a los mayores puertos europeos llevaron a los grupos criminales a explorar otros métodos.
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Pese a sus costos, los aviones privados se han hecho atractivos para el trasiego trasatlántico de narcóticos. En enero de 2018, las autoridades de un aeropuerto de Londres, Inglaterra, decomisaron 15 maletas cargadas de cocaína y detuvieron a cinco pasajeros de un jet privado que había despegado de Bogotá. En 2019, un miembro de la fuerza aérea brasileña contrabandeó casi 40 kilos de cocaína en un avión militar que viajaba a Sevilla, España.
África occidental también ha servido como punto de tránsito para aviones que transportan cocaína sudamericana a Europa. En 2009, un Boeing 727, que podría haber transportado hasta 10 toneladas de cocaína, se estrelló en el desierto de Malí. La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) advirtió sobre los vuelos transatlánticos de drogas a la región.
Desde los años 70 se sabe de jets pequeños que transportan cocaína hacia Estados Unidos, y siguen siendo populares para el trasiego de drogas en la región. Recientemente, ha arreciado el uso de jets privados en narcovuelos hacia México y Centroamérica. El año pasado, la policía guatemalteca aseguró al menos 15 jets, los cuales son más veloces que los aviones de propulsión ligeros comunes para narcovuelos y tienen mayor capacidad para transportar cocaína.
También se ha transportado cocaína y dinero en efectivo en jets privados en Estados Unidos, para aprovechar aeropuertos más pequeños con menos recursos de seguridad. Un empresario de California se declaró culpable en 2017 por el uso de jets privados para transportar miles de millones de dólares en narcóticos para el Cartel de Sinaloa de México.
Aparte de que tienen menos seguridad en términos generales, los aeropuertos que atienden jets privados también evitan interferir con su acaudalada clientela, lo que los hace ideales para los traficantes.
Los jets, sin embargo, son costosos vehículos de contrabando, que a menudo requieren la complicidad de los pilotos. En el reciente esquema descubierto en Brasil, los funcionarios dicen que múltiples socios y operadores de aviones probablemente estaban involucrados.