La imputación a la esposa del convicto capo del Cartel de Sinaloa Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera revela el presunto rol de esta mujer en la organización, que incluyó desde ser mensajera de su esposo hasta la coordinación de sus espectaculares fugas, pero al parecer siempre con un pie fuera del narcotráfico en sí.
Fiscales federales en Estados Unidos imputaron a Emma Coronel Aispuro, de 31 años, tercera esposa de Guzmán Loera, de un cargo de conspiración internacional para la distribución de drogas, según un comunicado de prensa del 22 de febrero, emitido por el Departamento de Justicia.
Coronel, quien tiene doble ciudadanía mexicana y estadounidense y se crió en el estado de Sinaloa, fue detenida en el aeropuerto internacional Dulles de Virginia. Desde 2014 aproximadamente hasta inicios de 2019, Coronel conspiró con su esposo y sus cómplices del Cartel de Sinaloa para importar cocaína, heroína, marihuana y metanfetaminas a Estados Unidos, afirman los fiscales en la imputación penal.
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Coronel está señalada además de haber ayudado, en 2015, en la espectacular fuga de El Chapo de la prisión de máxima seguridad Altiplano en México. En aquella ocasión, Guzmán Loera huyó por medio de un sofisticado túnel de una milla de extensión, equipado con iluminación y ventilación; contó también con una motocicleta. Se sospecha que Coronel también planeaba otra evasión de su marido en 2017, antes de la extradición del capo a Estados Unidos.
En su comparecencia inicial ante el juez el 23 de febrero, Coronel fue puesta en detención preventiva y seguirá bajo custodia en Virginia. De ser condenada, le espera una sentencia mínima de 10 años de prisión y una máxima de cadena perpetua, más una multa de hasta US$10 millones.
La aprehensión de Coronel ocurre solo dos años después de que un jurado estadounidense declaró culpable a El Chapo en febrero de 2019 por cargos de narcotráfico y liderar una empresa criminal. Posteriormente, Guzmán Loera fue sentenciado a cadena perpetua, condena que paga en la cárcel de máxima seguridad conocida como ADX Florence, en Colorado, conocida como el “Alcatraz de las Rocosas”.
Análisis de InSight Crime
Las acusaciones contra Coronel la describen más como intermediaria que como una narcotraficante internacional que tenía participación rutinaria en las operaciones del Cartel de Sinaloa.
El de intermediaria es uno de los muchos roles que han desempeñado las mujeres en las organizaciones narcotraficantes, donde en algunos casos han surgido traficantes de alto perfil, como Griselda Blanco, en Colombia, o Marllory Chacón Rossell, conocida como la “Reina del Sur” de Guatemala.
La denuncia penal retrata a Coronel como una persona en un sitio privilegiado del Cartel de Sinaloa, de bajo perfil, pero con acceso a la información, lo que podría resultar útil para las autoridades estadounidenses en otros casos contra miembros de carteles.
El agente especial Eric McGuire, de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), declaró en la imputación criminal que Coronel “entendía el alcance del narcotráfico del Cartel de Sinaloa” y era “conocedora de las múltiples toneladas” de narcóticos despachados hacia Estados Unidos.
Pero tal parece que Coronel se mantuvo en gran parte alejada de las actividades de narcotráfico de El Chapo. Los fiscales la acusan de conspirar solo un kilo de cocaína, una tonelada de marihuana y 500 gramos de metanfetaminas. Para tener un contexto, agentes estadounidenses decomisaron más de 1000 kilos de metanfetaminas vinculadas al Cartel de Sinaloa solo en un operativo sorpresa en octubre de 2020, en California. Los fiscales tampoco la vincularon con ningún cargamento específico.
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Al parecer, la distancia que Coronel mantuvo del narcotráfico en sí era deliberada, lo que le habría permitido servir más fácilmente como mensajera de su esposo, en especial cuando este se hallaba en prisión o prófugo.
Coronel transmitió mensajes a nombre de El Chapo cuando él se encontraba fugitivo de las autoridades mexicanas y estadounidenses, así como luego de ser arrestado en 2014 y 2016, según la denuncia penal. Actuaba como “intermediaria y mensajera entre [El Chapo] y sus lugartenientes, secuaces e hijos”, dice la acusación.
Los fiscales federales señalan que el papel de la mujer cobró mayor importancia luego de la segunda captura de El Chapo, en 2014, cuando este usó a Coronel para pedir a sus hijos que compraran armas de fuego, un camión blindado y una bodega cerca de la prisión para facilitar su eventual fuga en 2015, según el testimonio de un testigo cooperante.
También se dice que Coronel hizo un pago de aproximadamente un millón de dólares al mismo testigo en un intento por ayudar a su esposo a escapar de prisión luego de su última captura, en 2016.