A bordo de un velero europeo, las autoridades brasileñas hicieron un decomiso récord de resina de marihuana también conocida como hachís, lo que confirma una ruta de drogas transatlántica con destino a Brasil.

El 16 de junio, la Marina brasileña descubrió 4.3 toneladas de hachís en un velero que viajaba desde Portugal mientras cruzaba aguas internacionales a unos 420 kilómetros de la ciudad portuaria de Recife, al norte del país.

El hachís, un sólido comprimido de color parduzco con mayor potencia sicoactiva que la marihuana en hierba, es una adición más reciente al mercado de drogas brasileño. Junto con Suramérica en general, el país ha tenido poca experiencia con la droga principalmente la producida en el norte de África.

El último decomiso comparable se hizo en enero de 2019, cuando las autoridades brasileñas decomisaron más de dos toneladas de la sustancia y detuvieron a dos portugueses en el estado costero de Ceará.

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Sin embargo, durante el último año se dice que los traficantes de hachís han consolidado una ruta marítima entre África y Brasil, muchas veces aprovechando el mayor valor de la sustancia en la región para intercambiarla por cocaína, según un artículo reciente de El Confidencial de España, que cita fuentes de la policía española.

La policía federal brasileña afirma que el decomiso «confirma la existencia de una ruta de tráfico marítimo transcontinental de hachís hacia Brasil, por el que se moverían grandes cargamentos de drogas».

Si bien no se tiene certeza del tamaño del mercado brasileño del hachís, por un lado, las importaciones, combinadas con una producción emergente en Paraguay, indican una base de clientes regulares dispuestos a pagar altos precios, pues se dice que el hachís se vende por el triple de precio que la marihuana en hierba.

Por otro lado, sigue siendo escasa la evidencia de un uso más extendido. En entrevista con InSight Crime, Christian Azevedo, alto oficial de policía actualmente destinado al Departamento de Justicia y Seguridad Pública de Minas Gerais, declaró que «el consumo no es para nada muy alto [y] no he conocido evidencia alguna de que el tráfico de hachís esté creciendo en Brasil [recientemente]».

Análisis de InSight Crime

La aparición de una ruta transatlántica de tráfico de hachís entre el norte de África y Europa hacia Brasil, muchas veces pasando por África occidental, representa varias tendencias en ascenso de evolución criminal y de narcotráfico en Brasil en particular y en Suramérica de manera más general.

Lo más importante es que presenta un nuevo sistema de intercambio de sustancias: hachís por cocaína. Aunque los precios «kilo por kilo» en Brasil siguen siendo más altos hacia esta última, la diferencia puede ser casi irrisoria, según un artículo del informativo español El Día, publicado en junio de 2021.

“Un kilo de hachís directamente en Marruecos puede costar 300 euros por kilo; en [las islas Canarias] el precio durante este semestre es de 1.980 euros por kilo […] en América fue [alguna vez] de 3.000 euros por kilo», según las palabras de un funcionario antinarcóticos español, recogidas por el diario.

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A finales de 2020, las autoridades españolas detuvieron a un presunto narco búlgaro, Dimitar Mitrin, quien supuestamente había hecho una fortuna con este sistema, usando lugares de África occidental para intercambiar hachís por cocaína, según medios españoles, además de coordinar el transporte de cargamentos de hachís directamente a Brasil.

“Mi opinión es que [en el caso de este nuevo decomiso, los traficantes] traían hachís a Brasil para venderlo y compensar los costos de comprar cocaína y llevarla a Europa”, explicó Christian Azevedo en intercambio con InSight Crime.

Más generalmente, estas importaciones transatlánticas de hachís representan la diversificación del tristemente grande mercado de marihuana en Brasil, que consume enormes cantidades de producto paraguayo.

Es así que los procesadores paraguayos han comenzado a elaborar su propio hachís, desde 2019 al menos, en zonas de frontera como el estado de Amambay, lo que compensa los mayores costos de producción y requerimientos técnicos —el hachís suele purificarse mediante separación con hielo, por ejemplo— con las ganancias adicionales que se obtienen de su mercancía de alto valor y poco volumen.