Las mafias madereras que operan a lo largo de las fronteras que comparte Ecuador con Perú y Colombia han estado aprovechando el auge de la demanda de madera de balsa.

Entre 2019 y 2020, las incautaciones de madera de balsa extraída ilegalmente en Ecuador aumentaron en un 186 por ciento, según un reportaje de Primicias, que tuvo acceso a datos del Ministerio del Ambiente y Agua ecuatoriano. Aunque en 2019, las autoridades apenas incautaron poco menos de 700 metros cúbicos de balsa, tal parece que esa cifra subió a 1.973 en 2020.

El medio informó que las mafias dedicadas al tráfico de balsa han estado operando en las fronteras que Ecuador comparte con Perú y Colombia.

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El mes pasado, Juan Carlos García, ecologista y consultor de proyectos para la organización no gubernamental Fundación Pachamama, que busca proteger la región del Amazonas ecuatoriano de la expansión de las industrias extractivas, declaró a Expreso que el río Pastaza, que conecta Ecuador y Perú en el este, había sido convertido en una “autopista para la madera de balsa talada ilegalmente”.

Añadió que, mientras en 2019 un árbol de balsa podía venderse por US$5 dólares, en 2020 su precio podía llegar hasta US$45.

La balsa es una madera liviana de rápido crecimiento que puede cortarse de tres a cinco años después de plantado el árbol. Se usa para la fabricación de instrumentos musicales, muebles, aeromodelos y balsas, además de tablas de surf. Desde 2019, ha habido un incremento del uso de la madera para la fabricación de las aspas de turbinas eólicas, y la transición internacional hacia energías renovables ha impulsado su exportación de Ecuador.

En respuesta a una escasez global y la alta demanda de la especie, se ha presentado un aumento de más del 100 por ciento en las exportaciones legales de balsa desde Ecuador. A comienzos de este año, El Comercio informó que las ventas legales de balsa se duplicaron entre 2019 y 2020, citando a Christian Riofrío, director ejecutivo de la Asociación Ecuatoriana de Industriales de la Madera (Aima) de Ecuador.

El crecimiento del mercado negro para la madera ha experimentado la misma bonanza del comercio legal, pues los controles del gobierno para enfrentar los delitos ambientales, como la tala ilegal, se redujeron durante la pandemia en Ecuador.

Análisis de InSight Crime

Las mafias de la madera que operan a lo largo de las fronteras de Ecuador usan métodos de eficacia comprobada para responder a la creciente demanda de balsa.

Por largo tiempo, los traficantes de madera en el país han buscado maderas duras finas para la fabricación de muebles, como caoba y cedro. Pero estos grupos han ampliado su interés hacia la balsa, una especie menos valiosa pero de gran demanda.

Emplean métodos usados para el tráfico de otras especies, en la extracción ilegal, el transporte y la legitimización de la madera.

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Inicialmente, se tala de forma ilegal la balsa en las selvas de Ecuador y Colombia.

Los taladores en Ecuador invaden zonas protegidas para talar la balsa. El territorio perteneciente a la comunidad indígena Waorani, asentada a lo largo del río Curaray, que conecta el este del Amazonas ecuatoriano con Perú, ha sido blanco del saqueo en repetidas ocasiones durante la pandemia. En otros casos, los taladores trabajan con las comunidades para obtener de ellas licencias legales para el beneficio de la madera.

Mientras tanto, la balsa talada en el departamento colombiano de Putumayo llega a Ecuador por el puente internacional de San Miguel. Allí, agentes de la policía y el ejército cobran cuotas para dejar pasar las cargas ilícitas, como le relató a InSight Crime un talador asentado en la región del Amazonas colombiano. César Rey, experto en el sector forestal de Colombia, le explicó a InSight Crime que se talan especies protegidas para sembrar árboles de balsa en su lugar.

Luego, sin importar que se extraiga de Colombia o de Ecuador, la madera se transporta por vía fluvial o terrestre hasta el vecino Perú. Allí puede mezclarse con cargamentos legales. La periodista Milagros Aguirre Andrade, autora de un libro sobre el tráfico de madera en Ecuador, comentó a InSight Crime que los transportadores pagan coimas a agentes de la policía y el ejército para transportar la madera ilegal.

Aunque InSight Crime supo que la madera de balsa talada ilegalmente puede hacerse pasar como legal en Ecuador, es más frecuente su legalización cruzando la frontera en Perú. Allí la madera ilícita pasa por aserraderos, donde se encubren sus orígenes antes de la exportación legal.

La balsa que se tala en las regiones fronterizas de Ecuador ha llegado a parques eólicos en China y Estados Unidos, donde se emplea para la fabricación de aspas para turbinas eólicas. El año pasado, varias firmas de energías renovables se apresuraron a instalar turbinas usando esta madera liviana antes de que expiraran los créditos tributarios y los subsidios del gobierno.

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