El estado de Tamaulipas, en México, fue el escenario de casi el 60 por ciento de los secuestros del país en julio, y fue testigo de un repunte drástico en la criminalidad, en comparación con meses anteriores, lo que destaca la incapacidad del gobierno para asegurar el asediado estado.
Según un informe publicado por la Secretaría de Gobernación de México (SEGOB) (pdf), el país registró un total de 204 secuestros en julio, de los cuales 121 ocurrieron en el estado fronterizo de Tamaulipas, al noreste del país -más del doble de las cifras registradas en el estado en cualquier otro mes de este año. En comparación, la cifra más alta registrada en cualquier otro estado durante el mismo mes fue de 14.
Entre enero y julio de 2014, se reportaron un total de 340 secuestros en Tamaulipas, que representa el 29 por ciento del total nacional.
Análisis de Insight Crime
El deterioro en la situación de seguridad de Tamaulipas, un estado rico en petróleo, impulsado tanto por los combates entre el Cartel del Golfo y los Zetas como por las luchas internas de poder, provocó el despliegue de las tropas federales en el estado, a principios de este año. Sin embargo, las recientes cifras de la SEGOB son una señal de que esta medida no ha ayudado al gobierno a obtener el control de la situación. Los principales retos del gobierno en la región también se han puesto de relieve con los reportes sobre el control que actualmente ejercen los carteles en las principales carreteras de Tamaulipas, así como en otras partes de México plagadas de violencia.
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Parte de la razón que explica el aumento en los secuestros puede ser la fractura de los Zetas y el Cartel del Golfo, los cuales han sufrido una pérdida de liderazgo en los últimos años. A medida que se fracturan los grupos criminales, estos tienden a buscar fuentes alternativas de ingresos -como el secuestro y la extorsión- que requieren menos organización logística que el tráfico internacional de drogas.
Los inmigrantes que van en dirección hacia el norte a menudo también son víctimas de secuestro por parte de los grupos criminales, por lo que es plausible que el gran éxodo que se produjo este año desde Centroamérica haya tenido un impacto en el número de secuestros registrados en Tamaulipas.
Es probable que la corrupción generalizada entre las fuerzas de seguridad del estado haya exacerbado la incapacidad del gobierno para asegurar Tamaulipas. En mayo, las autoridades locales anunciaron que alrededor del 50 por ciento de la policía del estado no había pasado las pruebas de confianza, y al parecer una gran parte de estos casos estuvieron relacionados con vínculos con el crimen organizado.
Los problemas de seguridad de Tamaulipas son una piedra en el zapato para el gobierno. El estado es el hogar de grandes reservas de petróleo y gas, lo cual ha hecho de la industria petrolera un blanco lucrativo para los carteles de la droga. Según informes, los grupos criminales controlan hasta el 15 por ciento del negocio de la gasolina en Tamaulipas y han desarrollado un sofisticado sistema de distribución de gasolina ilegal. Con México en proceso de abrir la industria petrolera del país al sector privado, el deterioro en la situación de seguridad de Tamaulipas podría hacer dudar a las empresas de invertir en el estado.