Las autoridades de Paraguay frustraron, por segunda vez, un intento de liberar a un narcotraficante brasileño recluido en el país del Cono Sur, lo que suscita interrogantes sobre la presencia de algunos grupos criminales en el país y cómo lograron las autoridades impedir el ataque.

El 24 de octubre, agentes de la Interpol, división Paraguay allanaron una vivienda en la ciudad de Presidente Franco, departamento de Alto Paraná en el sureste del país, en la “triple frontera” donde se tocan Paraguay, Argentina y Brasil. Los agentes tuvieron un intercambio de tiros con tres brasileños, de quienes se cree planeaban un ataque para liberar al presunto jefe del Comando Rojo (Comando Vermelho) Marcelo Pinheiro Veiga, alias “Marcelo Piloto”, según información de ABC Color.

Los tres brasileños resultaron muertos.

Las autoridades descubrieron un cochebomba con 84 kilos de dinamita, una camioneta equipada con un rifle de alto poder y otras armas en la residencia.

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Marcelo Piloto, quien es presuntamente un proveedor importante de drogas y armas para el Comando Rojo, fue arrestado en Paraguay en diciembre de 2017 en la ciudad de Cambyretá, departamento de Itapúa al sur del país. Es investigado por delitos, como homicidio y tráfico de armas. Brasil ha solicitado su extradición por otros cargos criminales.

Este es la segunda tentativa que se hace para liberarlo.

El 4 de octubre, las autoridades impidieron que el primer intento se llevara a cabo cuando allanaron una vivienda y detuvieron a cinco presuntos miembros del Comando Rojo en Asunción, capital del país, según un comunicado de prensa del 5 de octubre, divulgado por la Secretaría Nacional Antidrogas (SENAD) de Paraguay.

En el operativo, los agentes de la SENAD también decomisaron varios vehículos, varias armas de grueso calibre y municiones, así como planos en papel de cómo el grupo planeaba sacar a Marcelo Piloto de la prisión.

Análisis de InSight Crime

El armamento destinado por los presuntos miembros del Comando Rojo de Brasil para el plan de ataque con el fin de liberar a uno de sus cabecillas indica que el grupo está desarrollando mayor capacidad para ejecutar dichas actividades, y pueden estar siguiendo el ejemplo de sus rivales del Primer Comando de la Capital (Primeiro Comando da Capital – PCC), quienes siguen expandiendo sus operaciones por toda la región.

Durante años, el Comando Rojo ha tenido presencia en Paraguay por el tráfico de cargamentos de drogas, pero el grupo no había mostrado el mismo grado de sofisticación del PCC, al menos no hasta ahora. En abril de 2017, el PCC atacó una empresa transportadora en Ciudad del Este, en Paraguay, cerca de la región de la triple frontera, con armas y explosivos de tipo militar, y robó cerca de US$12 millones en el que se calificó como el mayor robo de la historia de Paraguay.

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El hecho de que se impidiera el ataque también podría indicar que las autoridades están aumentando su capacidad de investigar y combatir a las organizaciones criminales que operan en el país, incluyendo a través de la cooperación con fuerzas de Brasil. Esto pese al hecho de que en el pasado las fuerzas de seguridad del país se han visto implicadas en la protección de grupos narcotraficantes, y es posible incluso que hayan ayudado a expandir las operaciones de los rivales del Comando Rojo en el país.

La pregunta, sin embargo, sigue siendo si las autoridades pueden soportar eso, y cómo.