El caso de un ganadero recientemente asesinado en Paraguay ha dado un giro inesperado que pone en duda la teoría de que las guerrillas izquierdistas fueron las responsables, y puede inducir a sospechas de que narcotraficantes, opositores políticos e incluso la policía, estaban detrás del homicidio.
El análisis forense del asesinato de Luis Lindstron reveló que las balas utilizadas en el ataque eran de un lote comprado por la policía paraguaya a Colombia.
Voceros policiales se apresuraron a presentar la hipótesis de que las balas fueron robadas en un atraco en 2011, de un arsenal perteneciente a la unidad de fuerzas especiales (Fuerza de Operaciones de la Policía Especializada – FOPE); un delito por el cual dos agentes de la policía fueron posteriormente arrestados.
Los investigadores creen ahora que los autores intelectuales del crimen eran probables opositores políticos del terrateniente con contactos mafiosos, informó Ultima Hora. Otras teorías que circulan es que el ataque fue ordenado después de una disputa entre narcotraficantes locales y Lindstron o como resultado de una disputa de tierras.
Dos hombres han sido detenidos por el homicidio y la policía está buscando a cuatro sospechosos más. En declaraciones al diario ABC Color, uno de los hombres buscados negó su participación en el homicidio y las acusaciones de que está vinculado al Ejército Paraguayo del Pueblo (EPP) –un grupo guerrillero inicialmente culpado por el homicidio– y acusó a los fiscales de incriminarlo.
Análisis de InSight Crime
La nueva información sobre el homicidio de Lindstron plantea más preguntas que respuestas. Es claro ahora que el EPP no era el único cuyos intereses chocaron con el ganadero en la región, y también que es posible que detrás del ataque hubiera miembros corruptos de las fuerzas de seguridad.
Lo que es claro es que las autoridades paraguayas, seguidas por los medios de comunicación, rápidamente culparon a la guerrilla –llegando hasta a anunciar un renovada ofensiva contra los guerrilleros, como consecuencia del asesinato–.
Al mismo tiempo que fue utilizado como chivo expiatorio, conveniente por cierto, para un homicidio de alto perfil, el culpar al EPP también puede tener motivaciones políticas ya que las autoridades también estaban interesadas en enfatizar los supuestos vínculos entre la guerrilla y el anterior Presidente Fernando Lugo –quién fue derrocado el año pasado en un controversial proceso de impugnación de su mandato, el cual provocó protestas internacionales–.