Las autoridades de Perú han desmantelado un clan de tráfico de drogas e incautado más de US$11 millones en activos, en un caso que arroja luz sobre la naturaleza del crimen organizado y el tráfico de drogas en Perú.
El 11 de diciembre, el ministro del Interior de Perú, Daniel Urresti anunció que la agencia antidrogas (Dirandro) había incautado propiedades, vehículos y dinero pertenecientes a un grupo criminal dedicado al lavado de dinero producto del tráfico de drogas, informó La República. Un total de quince personas fueron detenidas y dieciséis propiedades fueron incautadas durante la primera fase de la operación.
Según el general Vicente Romero Fernández, jefe de la Dirandro, el clan narcotraficante estaba compuesto por 25 personas -entre ellos el líder Feliciano Contreras Pino, alias “Brujo”, capturado en 2012- y utilizaba empresas fachada y testaferros para lavar dinero y adquirir propiedades.
El grupo operaba entre Perú y Bolivia, y en 2011 fue objeto de una operación en Bolivia en la que fueron detenidos 15 ciudadanos peruanos, informó El Comercio.
Análisis de InSight Crime
El caso del narcoclan que presuntamente dirigía Contreras demuestra tanto la estructura de las organizaciones criminales de Perú como la importancia de Bolivia como nación de tránsito para la cocaína peruana. Desde Bolivia, los cargamentos de droga pueden llegar hasta los principales mercados de Suramérica, los de Brasil y Argentina, que también actúan como naciones de transbordo para los destinos en Europa y Asia.
Al igual que muchas organizaciones criminales en Perú -donde en algunas regiones, pequeños clanes familiares controlan la producción y exportación de drogas- el grupo de Contreras presuntamente está compuesto por miembros con lazos familiares. Las autoridades peruanas han identificado a la pareja sentimental y a las dos hermanas de Contreras como parte del grupo; así como a cuatro hermanos que actualmente están siendo procesados en Bolivia y otros dos individuos que comparten el apellido de Contreras.
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Adicionalmente, según los informes, el clan familiar trasladó cocaína peruana a Bolivia, un importante punto de tránsito para los cargamentos de drogas que van hacia Brasil, tanto para el mercado interno del país como para los que siguen el camino a Europa y Asia. En 2011, Contreras supuestamente tenía alrededor de US$4 millones en activos en Santa Cruz, Bolivia, donde ha sido relacionado con al menos una incautación de droga. Fue capturado en Perú en 2012 y condenado a 25 años de prisión por tráfico de drogas.
Perú no tiene carteles poderosos como los que se observan en México y Colombia. En cambio, parece que gran parte del comercio de drogas está en manos de los clanes, grupos pequeños, a menudo basadas en torno a las unidades familiares, los cuales, a pesar de que manejan cargas más pequeñas, tienen alcance transnacional.