El comandante del ejército brasileño ha expresado sus temores por la posibilidad de corrupción y politización del ejército, al usarlo para controlar la delincuencia, y expresa mayores dudas sobre la creciente dependencia de las fuerzas militares como respuesta a la crisis de seguridad que azota al país.
En una entrevista reciente con el medio informativo brasileño Estadão, el general Eduardo Villas Bôas fue enfático en sus advertencias contra el uso frecuente que se hace del ejército en el país en tareas de seguridad pública para combatir el crimen organizado. Villas Bôas se refirió a los temores de que las fuerzas armadas puedan ser vulnerables a la infiltración de los grupos del crimen organizado y a la politización de cara a las próximas elecciones del país en 2018.
“Hay temor por la contaminación de las tropas, y por eso queremos evitar el uso frecuente de las Fuerzas Armadas”, comentó Villas Bôas a Estadão. Aunque la corrupción aún no parece ser un “problema sistémico o institucional”, señaló Villas Bôas, “son preocupantes” varios casos recientes de acusaciones a soldados rasos por vínculos con el crimen organizado en la ciudad de Rio de Janeiro.
Villas Bôas añadió que los gobiernos estatales de Brasil han sido “negligentes” en su uso del ejército, y explica que el “simple despliegue de fuerzas armadas no tiene la capacidad, en y por sí mismo, de resolver los problemas de seguridad pública que [el país] está experimentando”.
Villas Bôas también advirtió que en vista de una elección general programada para este año, los gobiernos estatales podrían recurrir al “uso político” de las intervenciones del ejército federal como una solución “conveniente” y políticamente redituable a las crecientes preocupaciones de seguridad entre la población.
Como lo informó recientemente InSight Crime, la descarga de funciones de vigilancia interna sobre el ejército brasileño va en aumento ante el deterioro de la crisis de seguridad y la actual inestabilidad política y económica en el país.
Análisis de InSight Crime
La alerta de alto nivel frente al creciente uso de ejército en roles de seguridad pública, entre ellos la mayor posibilidad de corrupción y politización de la fuerza, debe considerarse como un llamado de atención para cambiar la estrategia del país en respuesta al recrudecimiento de la inseguridad.
En toda Latinoamérica, la tendencia a la militarización de las iniciativas de seguridad ciudadana ha resultado ineficaz para poner coto a las actividades del crimen organizado y en un buen número de casos ha llevado a mayores abusos de derechos humanos y corrupción.
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En 2016, el comandante general de las fuerzas armadas de México expresó inquietudes similares frente a la corrupción y la politización del ejército cuando se llama al organismo a llenar los vacíos que no cubre la policía civil. El general Salvador Cienfuegos Zepeda comentó que enviar “a soldados preparados para la guerra” a “entrar en combate contra los narcotraficantes” ha causado “problemas serios” en México, entre ellos exacerbar la fragmentación criminal y atizar la espiral de violencia.