El departamento de Nariño, en el sur de Colombia, es el escenario de una maquinaria de extorsión, donde dos de las mayores organizaciones criminales del país, el ELN y Los Urabeños, extorsionan a los mineros ilegales.

Estos grupos ganaron más de 10 mil millones de pesos colombianos (US$3 millones) en Nariño en los dos últimos años obligando a los mineros a entregarles parte de sus ganancias, según Caracol TV, pues por lo general cobran entre 10 y 20 por ciento de lo que ganan los mineros.

Un operativo la semana pasada produjo las capturas de ocho miembros de una estructura criminal que trabajaba para el ELN y Los Urabeños. Su tarea era transportar el oro desde las minas del triángulo de Telembí, zona de Nariño con altos índices de producción de coca y minería ilegal, hasta Pasto, capital del departamento. Desde allí, el oro era transportado a Ecuador y Perú en automóvil, por traficantes que se hacían pasar por familias de vacaciones.

Las autoridades creen que en Colombia se producen 66 toneladas de oro anualmente, de las cuales 60 son ilegales, informó El Colombiano, y por lo menos 30 por ciento se destina a financiar el crimen organizado.

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En el operativo, las autoridades hallaron más de 24 explotaciones mineras ilegales y destruyeron 50 piezas de maquinaria. El volumen de la operación de minería ilegal también reveló el alcance de la destrucción ambiental causada en el triángulo de Telembí, con la contaminación de cinco ríos.

Este costo ambiental ha sido devastador en todo el territorio colombiano. En enero, se denunció que dos importantes ríos del departamento de Chocó sufrían contaminación grave. En el ámbito nacional, cada mes se deforestan más de  2.000 hectáreas para la minería a cielo abierto, y se ha denunciado la presencia de abundantes trazas de mercurio en recursos hídricos y ríos.

Análisis de InSight Crime

El departamento de Nariño ha sido una rica fuente de recursos para las economías ilícitas de los grupos criminales en Colombia, desde la deforestación hasta la producción de coca. Sin embargo, las operaciones de minería ilegal han cobrado mayor importancia como fuente de ingresos, muchas veces superando las ganancias de drogas ilícitas, como la cocaína.

El Triángulo de Telembí, en particular, ha resultado ser muy popular entre los actores criminales, como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y Los Urabeños.

Llegar a Barbacoas, su población más grande, puede tardar hasta 10 horas desde ciudades, como Pasto y Tumaco. Es esa lejanía y la consiguiente escasez de autoridades estatales lo que lo hace tan atractivo para las actividades criminales. Además, el control de los ríos del Triángulo, a lo largo de los cuales se realiza la mayor parte de la actividad minera, también permite el control de las rutas de narcotráfico más importantes.

Al igual que en el resto de Colombia, las pandillas en Nariño se han beneficiado de las ganancias fáciles de la minería ilegal. Recientemente, el ejército colombiano confiscó una mina en Bajo Cauca, donde Los Caparrapos ganaban alrededor de US$200.000 semanales. En Chocó, una mina ilegal dirigida por iraníes pagaba a Los Urabeños para que les permitieran operar en la región.

El oro es en muchas formas un producto ideal para estas pandillas. Puede blanquearse dentro de Colombia, exportarse a países cercanos, como Ecuador y Surinam, y “legalizarse” por medio de empresas fachada antes de venderse legalmente en el exterior.

Con el impulso que la creciente demanda de oro da a los ingresos por extorsión, la minería ilegal es ahora una parte permanente y próspera del panorama criminal colombiano. Y en Telembí y muchas otras zonas rurales, sus destructivos costos sociales y ambientales son apenas una triste realidad más.