Las fuerzas armadas dicen haberle puesto fin al tráfico aéreo de drogas a través de Honduras, lo cual ha generado un prudente optimismo sobre el progreso en un país con un largo historial de problemas de seguridad pública.
Las fuerzas de seguridad dicen que redujeron el número de narcoavionetas que pasan por Honduras a casi cero en 2014, en comparación con unas 12 cada mes el año anterior, informó la prensa local, citando fuentes militares.
Supuestamente Honduras obtuvo este logro gracias a tres torres de radares móviles compradas a Israel por US$30 millones, así como mediante una nueva ley aprobada el año pasado, que permite derribar aeronaves sospechosas que no cumplen con las instrucciones de las fuerzas armadas. Junto con una flotilla de barcos artilleros estadounidenses ubicados en la costa atlántica de Honduras, este escudo aéreo habría obligado a los grupos criminales a transportar sus drogas por otros países, señalaron los militares hondureños.
Análisis de InSight Crime
Aunque el escudo aéreo de Honduras es sin duda útil para la seguridad y hace parte de una cadena de acontecimientos positivos similares, existen razones para moderar este optimista panorama en el país centroamericano.
En particular, el embajador estadounidense en Honduras James Nealon dijo recientemente que el flujo de drogas a través de Honduras se ha reducido “bastante” debido a la cooperación bilateral. Aunque esto puede ser cierto, evaluar la cantidad de drogas ilícitas que pasan por un país nunca es una ciencia exacta debido a la naturaleza clandestina de este comercio. Los traficantes podrían estar evadiendo a Honduras, o incluso podrían estar usando nuevas rutas y métodos que todavía están por descubrirse.
Suponiendo que en realidad el flujo de drogas a través de Honduras se haya reducido, cabe también cuestionar en qué medida el escudo aéreo del ejército ha contribuido a este fenómeno. El primer radar de Honduras entró en funcionamiento en marzo de 2014 y el país había aprobado la ley de derribar aviones sospechosos solo dos meses antes —aun así, los militares afirman que en ese lapso de tiempo prácticamente erradicaron los narcovuelos—.
Incluso si el escudo aéreo ha afectado de manera considerable el narcotráfico transnacional en Honduras, el país todavía necesita hacer frente a sus problemas de seguridad pública, que evidentemente afectan más la vida cotidiana de sus ciudadanos. Después de todo, este país registró la tasa de homicidios más alta del mundo en 2014, según Human Rights Watch.