El jefe de las fuerzas armadas de Honduras ha afirmado que pandillas  poderosas están ampliando su presencia en Costa Rica, pero el alcance de esta migración criminal podría ser exagerado.

En una entrevista reciente con la agencia de noticias costarricense Diario Extra, Francisco Álvarez Urbina declaró que la lucha del ejército hondureño contra el crimen ha empujado a algunos miembros de Barrio 18 y la Mara Salvatrucha (MS13) hacia países cercanos, como Nicaragua y Costa Rica.

Informes anteriores han indicado que Barrio 18 y la MS13 comenzaron a expandir su presencia por fuera de su fortín tradicional en Centroamérica: el “Triángulo Norte”, conformado por Honduras, Guatemala y El Salvador.

En 2012, medios de noticias salvadoreños afirmaron que estas pandillas tenían presencia en Belice. Y en 2014, fuentes de noticias nicaragüenses insinuaron que cientos de pandilleros afiliados a la MS13 operaban en el norte de su país.

El jefe del ejército hondureño dijo que parte de esta migración puede deberse a que las pandillas buscan establecer conexiones con grupos narcotraficantes transnacionales, para complementar los ingresos que obtienen del secuestro y la extorsión. “Hemos tenido datos sobre sus acercamientos [de los pandilleros] con carteles de droga”, comentó Álvarez.

Análisis de InSight Crime

Hay muchas razones por las que grupos como Barrio 18 y MS13 querrían establecerse en Costa Rica. Las fuerzas de seguridad costarricenses no emplean actualmente tácticas antipandillas tan agresivas como las aplicadas en el Triángulo Norte, y el país tiene una participación cada vez más importante como punto de tránsito para las drogas, lo que puede haber contribuido al crecimiento de los lucrativos mercados domésticos de la droga.

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Sin embargo, Diario Extra informó que la Unidad de Investigación Judicial de Costa Rica ha capturado a 11 miembros de Barrio 18 y de la MS13 en la última década —hecho que difícilmente indica una presencia amplia de ninguno de los grupos—. Incluso, oficiales costarricenses se han alarmado bastante con la violencia en aumento por disputas territoriales asociadas al negocio de la droga. No parece muy factible que grupos criminales sofisticados como Barrio 18 y MS13 siguieran adelante con planes de expansión en un momento en que las autoridades costarricenses planean intensificar la lucha contra el crimen.

En suma, es probable que Barrio 18 y la MS13 mantengan cierta presencia en Costa Rica, pero hay evidencia más sustancial que apunta a la evolución de grupos locales costarricenses como la mayor amenaza criminal que enfrenta el país.

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