Las ganancias por fraude aduanero y contrabando en Guatemala ascendieron a casi US$2.300 millones en 2015, según un nuevo informe que destaca cómo las redes criminales comerciales trascienden las movidas del anterior gobierno caído en desgracia.

Según la investigación realizada por la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES) (pdf), las ganancias del contrabando y fraude en aduanas en 2015 fueron equivalentes al 3,5 por ciento del PIB del país, lo que afectó el 12,8 por ciento de las importaciones del país.

Los sectores más golpeados fueron el de arroz y maíz, con una afectación de 25 por ciento del mercado, seguidos de pollos y huevos, textiles y calzado, todos con una afectación del 18 por ciento del mercado, según los cálculos del informe.

Aunque la ASIES señala que su metodología no permitía diferenciar entre contrabando y fraude aduanero en sus cálculos, el informe ofrece estimativos aproximados extrapolados de las investigaciones a “La Línea” —la masiva red de fraude aduanero presuntamente dirigida por el expresidente Otto Pérez Molina y otros altos funcionarios de su gobierno—.

Según estas investigaciones, el dinero desviado por La Línea del movimiento de mercancías a través de las tres principales zonas aduaneras del país equivalió al 1,6 por ciento del PIB en 2014. Ampliando esto a las siete zonas principales  del país, la ASIES estima que las ganancias por fraude aduanero pueden ascender a un 1,8 por ciento del PIB aproximadamente, lo que deja las ganancias por contrabando en un 1,7 por ciento para 2015.

Un análisis de este problema a más largo plazo indica que estos niveles de delito comercial no comenzaron y no terminarán con La Línea y la administración del ahora preso Pérez Molina, concluye el informe:

“El problema persiste desde tiempo atrás, y que las estructuras criminales a cargo de las operaciones no se limitaban a los funcionarios y enlaces del anterior gobierno, sino [que] tienen un mayor alcance”.

Análisis de InSight Crime

Las cifras presentadas por la ASIES son meras aproximaciones; aun así permiten entrever los extraordinarios niveles a los que ha llegado la penetración de la corrupción y el crimen comercial en la economía guatemalteca.

Aunque es obvio que estas prácticas no comenzaron con Pérez Molina y La Línea, la cuestión que ahora enfrenta Guatemala es si puede terminarse o por lo menos frenarse con el juicio del expresidente y sus aliados.

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Guatemala ha hecho grandes avances en este campo, pero, como lo destaca la ASIES, estas prácticas han estado firmemente arraigadas en la economía y entre las élites políticas, y será difícil erradicarlas por completo.

La magnitud de la tarea que enfrentan los reformistas se subrayó en diciembre de 2016, cuando se dieron a conocer acusaciones de que Pérez Molina y sus  aliados siguen dirigiendo actividades criminales y ejerciendo influencia sobre altos funcionarios desde sus celdas. El escepticismo sobre un nuevo amanecer para Guatemala también se ha visto agudizado por los recientes arrestos de familiares del actual presidente Jimmy Morales por corrupción, pese a que este llegó al poder precisamente en una plataforma anticorrupción.