Elementos disidentes del grupo guerrillero FARC de Colombia secuestraron presuntamente a un integrante de la delegación de la ONU, lo que señala la intención de la facción separatista de continuar su lucha armada aun con el avance en la desmovilización del grupo guerrillero.

En un comunicado de prensa del 4 de mayo, la Alta Consejería para el Posconflicto en Colombia anunció el secuestro de un funcionario de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) identificado como Arley López, en el departamento de Guaviare, al sur del país.

El funcionario hacía parte de una delegación de funcionarios del gobierno y de la ONU que estaban reunidos con unos 400 campesinos en la población de Miraflores para discutir un programa de sustitución de cultivos. El Alto Consejero del Posconflicto, Rafael Pardo, comentó a los periodistas que esperaban la liberación del funcionario ese mismo día.

El funcionario de la ONU se reportó secuestrado por guerrilleros disidentes adscritos al Frente Primero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Este frente fue el primero en anunciar públicamente en julio de 2016 que no participaría en el proceso de desmovilización entre las FARC y el gobierno. Las partes llegaron a un acuerdo definitivo en noviembre y los combatientes se encuentran actualmente en zonas de concentración como parte de una transición a la vida civil.

Análisis de InSight Crime

El comandante de la policía de Guaviare José Antonio González señaló que los guerrilleros retuvieron a López para que “facilitara información sobre la sustitución de cultivos”. Pero el secuestro también transmite un mensaje más profundo sobre el futuro de la disidencia de las FARC.

Desde hace tiempo ya se espera que las facciones disidentes de las FARC se unan a las bandas neoparamilitares conocidas como “bandas criminales” o BACRIM, para seguir beneficiándose de las actividades ilegales. Este escenario se conoce como “FARCRIM”, e involucraría la transformación de ciertos elementos de las guerrillas en organizaciones netamente criminales.

Pero el reciente secuestro indica que por lo menos algunas de esas facciones separatistas de las FARC, entre las que se destaca el Frente Primero, están resueltas a mantener la ideología marxista de la guerrilla y la lucha armada.

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El Frente Primero ha sido consistente con este mensaje desde su anuncio de que no acompañaría el proceso de paz el año pasado. Recientemente InSight Crime obtuvo una carta firmada por el Frente Primero y otros frentes disidentes más en los que declaraba que “el objetivo para nosotros es llegar al socialismo”. De ahí pasaba a rechazar la noción de que se ha convertido en una pandilla criminal al afirmar, “No somos una franquicia. Somos pueblo en armas”.

Nuestra investigación de campo reciente también halló que el Frente Primero está resolviendo disputas entre miembros de la comunidad y aplicando formas alternativas de justicia en sus zonas de influencia.

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