El Congreso de Honduras ha aprobado una política que autoriza el derribo de avionetas con drogas, la cual busca atacar el puente aéreo de la cocaína en el país; una política que Bolivia parece estar lista a imitar.
La “Ley de Exclusión Aérea” autoriza a la Fuerza Aérea a derribar avionetas sospechosas de contener drogas, que vuelen en el espacio aéreo del país, orden que sólo dará el secretario de Defensa, dijo el diputado Marvin Ponce a EFE. La ley también establece una “zona exclusiva aérea” en algunos departamentos (provincia) caribeños de Honduras que son puntos de entrada comunes para los cargamentos de drogas y limita los vuelos nocturnos en todo el país, informó El Heraldo.
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Ponce –el único diputado que votó en contra de la ley- expresó su preocupación de que la ley viole un acuerdo internacional que prohíbe el derribo de avionetas civiles.
En Bolivia, una legislación de derribo similar, titulada la “Ley de Seguridad y Defensa del Espacio Aéreo de Bolivia”, fue aprobada por la Cámara Baja y espera la aprobación por parte del Senado, informó La Razón. El presidente boliviano Evo Morales también ha expresado sus planes de adquirir radares, con los cuales el país no cuenta en la actualidad, informó El Deber.
Análisis de InSight Crime
Honduras y Bolivia son los dos principales puentes aéreos en la ruta de la droga de la región, siendo Bolivia una escala común para la cocaína peruana que va rumbo a Brasil, mientras que el Departamento de Estado de Estados Unidos estima que hasta el 87 por ciento de los vuelos con cocaína que van hacia el norte desde Suramérica, pasan por Honduras.
En Honduras, la política de derribo es sólo una de las varias medidas adoptadas recientemente por el gobierno saliente de Honduras, que puede proporcionar al nuevo presidente Juan Orlando Hernández con mejores herramientas de lucha contra la criminalidad. En diciembre, el presidente Porfirio Lobo despidió al controvertido jefe de la policía nacional Juan Carlos Bonilla y anunció la adquisición de un radar de US$30 millones de Israel.
Países como Perú han experimentado previamente un éxito considerable con las políticas de derribo -bajo la presidencia de Alberto Fujimori, esta estrategia obligó a los traficantes colombianos a mover la producción de coca a su país de origen. Sin embargo, también son políticamente arriesgadas. La política de Perú fue suspendida después de que misioneros estadounidenses fueran derribados accidentalmente en 2001.
Una pregunta clave es cómo Honduras implementará la estrategia. Tanto Estados Unidos como Colombia son importantes socios estratégicos y Honduras querrá evitar equivocaciones que podrían dar lugar a una suspensión de la ayuda, tal como sucedió con el derribo de dos aviones civiles en 2012.