La policía colombiana ha capturado alias “Martín Bala”, líder de la organización narcotraficante de Los Gaitanistas, cuya guerra con los Rastrojos, sus rivales, en la tercera ciudad más grande de Colombia ha causado miles de muertes.
Greylin Fernando Varón Cadena está acusado de dirigir Los Gaitanistas, también conocidos como Clan del Golfo, Urabeños y Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), en el departamento de Valle del Cauca, en el suroeste de Colombia, como informó la revista Semana. También se cree que fue el principal contacto y coordinador de Orlando Gutiérrez Rendón, alias “Negro Orlando”, un líder clave de las AGC en la región, quien fue capturado hace tres semanas en Cali.
Varón vivió en España durante varios años, donde dos de sus hermanas manejaron una red de narcotráfico que llevaba cocaína desde Colombia. Él regresó al Valle del Cauca en 2008 con el fin ayudar a librar una guerra contra los Rastrojos. Se estima que más de 2.000 han muerto en el departamento como consecuencia de los enfrentamientos.
Análisis de InSight Crime
La sangrienta disputa de Varón con los Rastrojos se remonta a mediados del año 2000, cuando trabajó para una facción disidente del Cartel del Norte del Valle. El brazo armado del cartel, encabezado por los hermanos Javier Antonio y Luis Enrique Calle Serna, luego formaría la base de la organización ahora conocida como los Rastrojos. Luego de que los hermanos Calle Serna intentaron asesinar a Varón en 2005, este último se trasladó a España y se cree que sólo regresó a Colombia en busca de venganza, aliándose con las AGC en el proceso.
Con las capturas de Varón y el Negro Orlando, la pregunta es si la célula de las AGC al sudoeste seguirá siendo lo suficientemente fuerte como para continuar con el conflicto en el Valle del Cauca. En un anterior golpe fuerte a la organización, la policía capturó en enero a otro aliado clave: Héctor Mario Urdinola, alias “Chicho”. Mientras que los Rastrojos han sufrido algunos contratiempos graves, incluyendo la detención de Javier Antonio Serna el año pasado, el Valle del Cauca es su territorio, y las AGC han tenido dificultades para consolidar el control allí – como lo demuestra, en parte, la violencia actual-.