Las bandas del crimen organizado no dan tregua a sus ambiciones de poder y control sobre los diferentes rubros en la capital, imponiendo el cobro del mal llamado “impuesto de guerra” bajo amenazas, muertes y saqueos.
Al lograr someter a todo el sistema de transporte público con extorsiones millonarias semanales, los llamados “niños” siguen expandiendo su poderío en vecindarios, pulperías, mercaditos y ahora en los mercados de Comayagüela.
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