El aumento de los arrestos de mujeres, por participar en el crimen organizado en Cali, destaca cómo las mujeres cada vez más están formando parte del crimen organizado, así como también son víctimas del mismo, no sólo en Colombia sino en toda Latinoamérica.
Entre el 1 de enero y el 21 de agosto de 2013, la policía arrestó a 1.058 mujeres, 364 de ellas por cargos de narcotráfico. Esto representó un aumento del 15 por ciento en el total de arrestos de mujeres, y un aumento del 36 por ciento en las cifras de detenciones de narcotraficantes de 2012 para ese período. Durante esos meses, 21 mujeres también fueron detenidas por homicidio, más del doble que en 2012, según las cifras de la policía de Cali (pdf).
En los dos primeros meses de 2014, otras 98 mujeres fueron detenidas, la mayoría por tráfico de drogas, tráfico de armas y lesiones personales, informó El País.
Según una mujer que trabaja con jóvenes en riesgo en Cali, y que pidió permanecer en el anonimato, las pandillas y otros grupos criminales han, desde hace poco, estado integrando cada vez más mujeres a sus filas, a menudo mediante el uso de la fuerza y ??amenazas.
Las mujeres con frecuencia también son víctimas de violencia sexual y homicidios perpetrados por grupos criminales en Cali. En 2013 se registró el mayor número de mujeres asesinadas desde 2007, con 113 asesinatos, informó El País.
Análisis de InSight Crime
Es común que los efectos de la violencia del crimen organizado se sientan profundamente entre la población femenina en Latinoamérica. Esto es particularmente cierto en el llamado “Triángulo Norte” de Centroamérica, que se ha convertido en uno de los lugares más mortíferos en el mundo para las mujeres, ya que la región ha crecido en importancia para el tráfico transnacional de drogas. La violencia sexual es también una preocupación importante -en Medellín, Colombia, las bandas criminales son conocidas por vender jóvenes vírgenes en el comercio sexual.
Mientras tanto, hay un fenómeno cada vez mayor de mujeres trabajando para grupos criminales. Mientras que en algunos casos están obligadas a trabajar en posiciones de alto riesgo y bajos beneficios -a menudo como mulas de droga- también han comenzado a tomar roles más importantes. Por ejemplo, en el Cartel del Golfo de México, se ha informado que las mujeres manejan operaciones de droga de alto nivel. En Cali, una mujer detenida en diciembre de 2013 fue al parecer responsable de recopilar información de inteligencia sobre las víctimas de un grupo de sicarios.
La creciente participación criminal de las mujeres caleñas se produce en el contexto de una caótica lucha de poder, entre lo que queda de los Rastrojos y las pandillas que respaldan a los Urabeños, la cual ha conducido a niveles extremos de violencia. Fuentes consultadas por InSight Crime dijeron que los Urabeños tienen ahora al menos cinco “Oficinas de cobro” en la ciudad, estructuras del crimen organizado, pero que ningún grupo todavía ha logrado consolidar el poder allí.
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Un pacto criminal fue negociado en diciembre de 2013 -después de uno que se hizo en Medellín en julio del año pasado– pero no está claro si esto ha tenido aún algún efecto significativo sobre los niveles de violencia.