Un nuevo informe investigativo cuestiona si la reciente violencia en El Salvador es principalmente el resultado de enfrentamientos entre pandillas.

En El Salvador se presentaron más de 600 homicidios en mayo de este año —cifra que, según La Prensa Gráfica, marca el mes más violento en el país en más de 20 años—. Funcionarios de seguridad han insinuado que la mayoría de las víctimas son el resultado de la violencia entre pandillas o de purgas al interior de pandillas como la Mara Salvatrucha 13 (MS13) o Barrio 18. Sin embargo, el periódico El Diario de Hoy hizo una investigación sobre una muestra de asesinatos en cinco municipios y determinó que menos de la mitad de las víctimas tenían vínculos claros con las pandillas.

Usando estadísticas de la policía y el Instituto de Medicina Legal, así como investigación de campo, El Diario de Hoy analizó 58 casos de homicidios registrados en mayo y determinó que sólo 21 de las víctimas tenían vínculos claros con las pandillas.

El diario informó que en varios casos la policía había clasificado a las víctimas de los asesinatos como pandilleros, a pesar de que otros testigos o residentes de la comunidad decían lo contrario. El informe indica que la policía a menudo clasifica “precipitadamente” una muerte como si se tratara del asesinato de un pandillero si la víctima tenía algún tipo de tatuajes, si había conocido a algún miembro de las pandillas o si vivía en una zona con predominio de éstas.

La investigación de El Diario de Hoy también descubrió que la mayoría de las víctimas eran hombres y que en general los asesinatos incluidos en la muestra habían tenido lugar en zonas rurales. Esto marca un cambio con respecto a hace cinco años, cuando la mayoría de los homicidios ocurría en los centros de las ciudades, señala el informe.

Análisis de InSight Crime

Aunque una sola investigación con una pequeña muestra de casos de homicidio no permite refutar concluyentemente las afirmaciones de que la mayoría de los homicidios de El Salvador están relacionados con pandillas, sí señala un problema mayor, que consiste en determinar a quién se considera miembro de una pandilla.

Las pandillas mismas diferencian entre quienes se han iniciado formalmente en ellas, los recién reclutados que todavía no han pasado por el ritual de iniciación, y una amplia red de colaboradores, entre los que se encuentran jóvenes, mujeres, niños y ancianos. Aunque los colaboradores pueden realizar tareas claves para las pandillas, como recoger pagos de extorsión o vender drogas, no son técnicamente “pandilleros” como tales. Es posible que las autoridades no tengan en cuenta esos sutiles matices de lo que constituye un “pandillero” a la hora de investigar los homicidios.

VEA TAMBIÉN: Noticias y perfiles de El Salvador

Dada la incapacidad del gobierno para abordar la permanente crisis de seguridad en El Salvador, los funcionarios pueden ver cierta ventaja en determinar que los asesinatos son el resultado de la violencia entre pandillas, lo cual implica que los ciudadanos del común estarían por fuera de la contienda. Sin embargo, no sólo ésta es una afirmación muy cuestionable, sino que el sistema de justicia no debe restarle importancia a los casos de asesinato simplemente porque las víctimas eran miembros de pandillas. Aunque la policía ha declarado que está “en guerra” con las pandillas, debe seguir investigando todos los asesinatos a cabalidad, y no hacerlo en el caso de miembros de pandillas muertos podría conducir a una mayor sensación de anarquía en una situación ya de por sí inestable.

Un video reportaje publicado por el Diario de Hoy