El robo de hidrocarburos en México, en lo que va del año, casi se ha duplicado en comparación con 2012, siendo algunos de los puntos críticos en la guerra contra las drogas de México, unas de las zonas más golpeadas.
En los primeros cuatro meses de 2013, la petrolera estatal mexicana Pemex registró 730 sifones ilegales, frente a los 377 el año pasado, informó el diario La Jornada. De esos sifones, 666 oleoductos que fueron blanco eran operados por el brazo de refinación de petróleo de Pemex, 40 por su brazo de gas y petroquímicos y 24 de la Exploración y Producción de Pemex.
Los estados más afectados fueron Tamaulipas, Veracruz, Sinaloa, Estado de México y Jalisco. Las autoridades han arrestado a 48 personas por la extracción ilegal y a 180 más por transportar combustible ilegal, en lo que va corrido del año.
Entre 2011 y 2012, el número de sifones ilegales detectados aumentó un 23,2 por ciento, de 1.416 a 1.744. Pemex atribuyó el aumento principalmente a un creciente interés de los grupos criminales en el petróleo y el robo de gas en México, pero también a los avances en la detección de sifones.
Análisis de InSight Crime
En años recientes, el robo de petróleo ha pasado de caracterizarse por pequeños robos y la corrupción dentro de Pemex, a una operación criminal a gran escala llevada a cabo por los principales actores del crimen organizado, en particular, los Zetas.
Desde que los carteles de la droga se involucraron en el comercio, el robo registrado ha aumentado rápidamente y parece que se está acelerando, sugiriendo que el comercio de varios millones de dólares es una fuente cada vez más importante de ingresos para los grupos involucrados.
La idea de que esta aceleración está siendo impulsada por los grupos criminales, es apoyada por la geografía del comercio. De los estados identificados por Pemex, todos excepto el Estado de México tienen fuerte presencia de carteles de las drogas y los Zetas, donde se cree que tienen presencia y está gran parte del comercio.
Mientras que el petróleo sigue siendo el combustible más fácil de robar y revender, el número de sifones dirigidos a las tuberías de gas natural de Pemex muestra cómo los grupos criminales también se han expandido a otros mercados de hidrocarburos.